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jueves, 19 de noviembre de 2009
Textos de Hector Raúl Ossés
ELOGIO DE LA SENCILLEZ
El pan casero
El agua para hacer el pan debe tener el calor y el sabor de una lágrima.
Para comprender este aserto es necesario haber llorado; y haber comido pan casero. La receta del pan casero que yo comí cuando era chico es (sin preguntar y sin copiar) la siguiente: se pone harina en corona dentro de un fuentón; calentar agua y al mismo tiempo, en otro recipiente, por ejemplo un jarro enlozado, derretir la grasa. Cuando el agua ha adquirido la temperatura de la lágrima se le agrega sal con cuidado de no sobrepasar aquél sabor; se vuelca todo en esa especie de cráter. Por último se agrega una taza de agua tibia donde se han disuelto dos cucharadas de levadura Virgen. A partir de ese momento se provoca un desmoronamiento de los bordes de harina haciéndolos caer en la laguna. Se comienza a mezclar, con dificultad primero porque la harina mojada se pegotea entre los dedos como si fuera engrudo (ya sabemos que en el principio está el caos), introduciendo las manos abiertas y luego cerrándolas, llevando con amor la harina seca hacia la parte húmeda, aplastando, juntando, abriendo y retorciendo, siempre manual, siempre con vigor. En algún momento la harina, el agua, la grasa y la levadura empiezan a integrarse.
Cuando se ha logrado una tersura especial de toda la mezcla, cuando han desaparecido los grumos y las partes secas, o mojadas, se deja descansar la masa para que la levadura haga su trabajo. Se pone un repasador blanco sobre la boca del fuentón y no se le presta más atención durante un tiempo. Llegará el momento en que el repasador, que al principio caía hacia adentro, estará cubriendo una especie de panza que amenaza derrumbarse por los bordes. Es el tiempo de sacar la masa del fuentón, ponerla sobre una base de madera y amasar de nuevo, espolvoreando harina para que no se pegue, y armar luego los panes y cocinar.
El aroma del pan recién hecho es el olor de la vida.
Strudel. La receta de María Stich.
Dicen que María Stich huyó de la guerra con los hijos atados a su cintura para no perderlos entre la marea humana que buscaba refugio en territorios fronterizos. Acostumbrada a las privaciones, (como casi todas nuestras pioneras, que hacían sábanas con bolsas de harina y reutilizaban los tachos de fluido y las latas de nafta), María daba esta receta de strudel: dicen que la recetaba hablando de “tú” (a mí me lo dijeron con el acento necesario para disfrutarla totalmente).
“Pones harina en corona sobre la mesa. Si tienes huevos pones huevos (si no tienes no pones). Agregas grasa de cerdo. Si no tienes de cerdo pones de gallina, si no tienes de gallina pones aceite y si no tienes nada no pongas nada, pero no pongas manteca.
Dejas descansar la masa en lugar tibio (mientras más descansa mejor); luego pones un trapo en la mesa y comienzas a estirar la masa con las manos, nunca con palo. Adentro pones manzana; si no tienes manzana pones ruibarbo, si no tienes ruibarbo cualquier otra fruta, pero pon una fruta. Luego pones nueces picadas (si tienes) y pasas de uvas (si no tienes no pones nada). Arriba pones pan rallado dorado en manteca (si tienes) si no, dorado en grasa, pero no lo dores en aceite. Agregas canela, azúcar o jengibre (o lo que tengas).
Habría que preparar personas que lleven consigo la memoria vocal de las viejas recetas caseras; y que las vayan transfiriendo para que estén a mano cuando uno quiera celebrar lo simple.
Héctor Raúl Ossés
Doctor Raúl Cevasco/ Memorias de un médico de pueblo
Memorias de un médico de pueblo
SORPRESAS
Actualmente el puerto trabaja casi exclusivamente con pesca y mercadería que sale de sus muelles, pero retrocediendo en el tiempo hasta mediados del siglo pasado, es posible recordar la época en que a nuestro puerto llegaban los barcos con mercadería para La Anónima, con el “Asturiano” y el “José Menéndez” entre ellos, barcos que operaban en el muelle hoy conocido como muelle de Ramón. Estos buques transportaban mercadería para sus negocios en la Patagonia y también pasajeros que viajaban desde los puertos patagónicos hasta Buenos Aires o viceversa. Como no operaban en el muelle fiscal, los buques anclaban en el medio de la ría y la mercadería y los pasajeros eran transportados al muelle mediante lanchones.
Por ese entonces y durante mucho tiempo, operaron también los barcos de Transportes Navales, con carga para la zona, entre los cuales se puede recordar el “Lapataia”, el “Cabo de Hornos” ó el “Bahía Buen Suceso”. En nuestra localidad, estos buques eran atendidos por la agencia Hijos de Florentino Pérez. Por otra parte, en el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) se libró lo que se conoció como “batalla del petróleo”. Durante ésta, debido a la masiva radicación de empresas extranjeras en la región para la explotación petrolera, numerosos barcos con carga de equipamientos para esta tarea operaron en el puerto de Deseado. Por último, por el litoral marítimo, pero sin entrar en puerto, pasaban las naves de YPF que llevaban el petróleo para las destilerías de La Plata y Campana, y también de Yacimientos Carboníferos Fiscales, que transportaban el carbón hacia las acerías sobre el río Paraná, en San Nicolás y Villa Constitución.
Primera sorpresa. Fue en un año de comienzos de la década de 1970. Una templada tarde de sábado en verano. Suena el teléfono de la guardia. De la entonces Subprefectura local solicitan el envío de un médico al puerto para la atención de un tripulante de un barco que se encuentra en un “coma con convulsiones”. Concurrí para atender la emergencia y al llegar a puerto comprobé que el muelle estaba vacío. Ningún barco a la vista. Mientras tratamos, con el chofer de la ambulancia, de descifrar lo que pasaba, se acerca a nosotros el segundo jefe de la Subprefectura, un oficial de apellido Moyano y nos explica que el barco con el tripulante enfermo se encuentra en rada, frente a la boca de la ría, y hasta allí debía trasladarme con la compañía de él.
Segunda sorpresa. En realidad había un barco en muelle. Era la lancha de prefectura LP 11 que durante tantos años prestó servicios en este puerto. Lo que ocurrió era que con la marea baja, la lancha, tan grande era, quedaba oculta por el muelle. Hacia la entrada de la ría, mar afuera, se podía ver, anclado y esperando, un barco que resultó ser de YCF y cuyo nombre hoy se me ha perdido en los recovecos de la memoria. Nos embarcamos y salimos en navegación hacia mar abierto. Cuando dejamos la protección de la ría, la lancha empezó a moverse y a cabecear, dada la intensidad de la marejada. Costosamente se fue arrimando hasta el barco, que de cerca se veía que era inmensamente mayor. Por el costado del barco pendía una escala de gato, hacia la cual se arrimó de costado la lancha. Cuando consiguió hacer contacto, el borde de la lancha, al compás de la marejada, se acercaba y se alejaba de la escala. El oficial Moyano me dijo: “En el momento en que la lancha se acerca a la escala, salte y agárrese”.
Tercera sorpresa. No creo que sea necesario reproducir acá la respuesta. No fue nada grosera pero sí absolutamente negativa. No había ninguna experiencia ni entrenamiento de nuestra parte para ese tipo de ejercicios acrobáticos. Ante mi negativa se siguió maniobrando hasta que se consiguió que las dos embarcaciones quedaran arrimadas de manera más o menos estable y allí sí, con ayuda de los tripulantes de ambas embarcaciones, conseguí superar la escala y abordar el buque mayor. Una vez en la cubierta del mismo, se intentó de inmediato la localización del paciente, y, a nuestro requerimiento, se nos informó que el mismo se encontraba en amena charla con el capitán del barco.
Conclusión. Resultó ser que el paciente no había declarado padecer de epilepsia entes de embarcarse por temor a ser dejado en tierra. Al manifestarse dicha enfermedad a bordo y sin un médico accesible que pudiera efectuar un diagnóstico certero, sus compañeros y sus superiores determinaron que el paciente se encontraba en “coma con convulsiones”. El hombre fue desembarcado y después que le hice un reconocimiento médico en el hospital fue derivado a la ciudad de Buenos Aires por vía aérea.
Raúl Eduardo Cevasco
SORPRESAS
Actualmente el puerto trabaja casi exclusivamente con pesca y mercadería que sale de sus muelles, pero retrocediendo en el tiempo hasta mediados del siglo pasado, es posible recordar la época en que a nuestro puerto llegaban los barcos con mercadería para La Anónima, con el “Asturiano” y el “José Menéndez” entre ellos, barcos que operaban en el muelle hoy conocido como muelle de Ramón. Estos buques transportaban mercadería para sus negocios en la Patagonia y también pasajeros que viajaban desde los puertos patagónicos hasta Buenos Aires o viceversa. Como no operaban en el muelle fiscal, los buques anclaban en el medio de la ría y la mercadería y los pasajeros eran transportados al muelle mediante lanchones.
Por ese entonces y durante mucho tiempo, operaron también los barcos de Transportes Navales, con carga para la zona, entre los cuales se puede recordar el “Lapataia”, el “Cabo de Hornos” ó el “Bahía Buen Suceso”. En nuestra localidad, estos buques eran atendidos por la agencia Hijos de Florentino Pérez. Por otra parte, en el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) se libró lo que se conoció como “batalla del petróleo”. Durante ésta, debido a la masiva radicación de empresas extranjeras en la región para la explotación petrolera, numerosos barcos con carga de equipamientos para esta tarea operaron en el puerto de Deseado. Por último, por el litoral marítimo, pero sin entrar en puerto, pasaban las naves de YPF que llevaban el petróleo para las destilerías de La Plata y Campana, y también de Yacimientos Carboníferos Fiscales, que transportaban el carbón hacia las acerías sobre el río Paraná, en San Nicolás y Villa Constitución.
Primera sorpresa. Fue en un año de comienzos de la década de 1970. Una templada tarde de sábado en verano. Suena el teléfono de la guardia. De la entonces Subprefectura local solicitan el envío de un médico al puerto para la atención de un tripulante de un barco que se encuentra en un “coma con convulsiones”. Concurrí para atender la emergencia y al llegar a puerto comprobé que el muelle estaba vacío. Ningún barco a la vista. Mientras tratamos, con el chofer de la ambulancia, de descifrar lo que pasaba, se acerca a nosotros el segundo jefe de la Subprefectura, un oficial de apellido Moyano y nos explica que el barco con el tripulante enfermo se encuentra en rada, frente a la boca de la ría, y hasta allí debía trasladarme con la compañía de él.
Segunda sorpresa. En realidad había un barco en muelle. Era la lancha de prefectura LP 11 que durante tantos años prestó servicios en este puerto. Lo que ocurrió era que con la marea baja, la lancha, tan grande era, quedaba oculta por el muelle. Hacia la entrada de la ría, mar afuera, se podía ver, anclado y esperando, un barco que resultó ser de YCF y cuyo nombre hoy se me ha perdido en los recovecos de la memoria. Nos embarcamos y salimos en navegación hacia mar abierto. Cuando dejamos la protección de la ría, la lancha empezó a moverse y a cabecear, dada la intensidad de la marejada. Costosamente se fue arrimando hasta el barco, que de cerca se veía que era inmensamente mayor. Por el costado del barco pendía una escala de gato, hacia la cual se arrimó de costado la lancha. Cuando consiguió hacer contacto, el borde de la lancha, al compás de la marejada, se acercaba y se alejaba de la escala. El oficial Moyano me dijo: “En el momento en que la lancha se acerca a la escala, salte y agárrese”.
Tercera sorpresa. No creo que sea necesario reproducir acá la respuesta. No fue nada grosera pero sí absolutamente negativa. No había ninguna experiencia ni entrenamiento de nuestra parte para ese tipo de ejercicios acrobáticos. Ante mi negativa se siguió maniobrando hasta que se consiguió que las dos embarcaciones quedaran arrimadas de manera más o menos estable y allí sí, con ayuda de los tripulantes de ambas embarcaciones, conseguí superar la escala y abordar el buque mayor. Una vez en la cubierta del mismo, se intentó de inmediato la localización del paciente, y, a nuestro requerimiento, se nos informó que el mismo se encontraba en amena charla con el capitán del barco.
Conclusión. Resultó ser que el paciente no había declarado padecer de epilepsia entes de embarcarse por temor a ser dejado en tierra. Al manifestarse dicha enfermedad a bordo y sin un médico accesible que pudiera efectuar un diagnóstico certero, sus compañeros y sus superiores determinaron que el paciente se encontraba en “coma con convulsiones”. El hombre fue desembarcado y después que le hice un reconocimiento médico en el hospital fue derivado a la ciudad de Buenos Aires por vía aérea.
Raúl Eduardo Cevasco
Luis Piedra Buena, el guardián del Sur
Luis Piedra Buena
EL GUARDIAN DEL SUR
Hambrientos, ateridos y empapados hasta la médula en la playa huraña e inhóspita, han conseguido encender una fogata con cachiyuyos secos para que alguien les localice. Son los veintiún náufragos del carguero alemán “Pactolus”, que fue deshecho por las restingas del False Bay, en Tierra del Fuego. De pronto uno de los vigías que ojean la mar, da un grito: “Goleta a la vista!”
La providencia ha salvado a los marinos, bajo la forma de un barquito de bandera Argentina y que comanda un hombre corpulento, barbudo, vestido con altas botas de agua, chaquetón de cuero y gorra naval: el capitán Luis Piedra Buena. El que auxiliara, cuando estaban en trance de muerte, a los tripulantes del ballenero “Dolphin ”, en Bahía Nueva, y a los del “ Eagle ”, en la isla de los Estados. El que, de su bolsillo, siembra de estaciones de salvamento y de avisos a los navegantes, las costas de Tierra del Fuego, Isla de los Estados y Santa Cruz. El mismo que, años después, socorrerá en alta mar al carbonero “Anna Richmond”, con fuego a bordo, a la carguera noruega “Cuba”, al sur de Santa Cruz, y a tantos barcos más. El capitán Piedra Buena, solitario salvador de náufragos en nuestra costa austral, en la que aun había aventureros sin patria y sin escrúpulos que provocaban naufragios para saquear los despojos de las naves.
Los patagones, onas y yaganes odian a los blancos balleneros y cazadores que los maltratan y roban. Solo respetan y quieren con devoción fanática a uno, al pulpero de la isla Pavón, en el río Santa Cruz, que los defiende de los blancos malos y les compra a buen precio los cueros, las plumas y las pieles. Que les da medicinas para sus enfermos - sabe de eso más que sus brujos - , les regala provisiones en los tiempos de hambruna y, de paso, les obsequia con banderitas azules y blancas, enseñándoles a respetarlas como a sus amuletos, porque esos trapitos pintados, que les traerán la holgura y la paz, representan la tierra dura pero querida en que han nacido. El mismo blanco que lleva a los jóvenes de la tribu en su goleta para enseñarles a ser marinos, bajo una bandera igual a las chiquitas que a ellos les regala. El buen capitán Piedra Buena, único protector y apóstol laico de los aborígenes patagónicos, en años en que había blancos que se divertían en cazarlos a tiros, como a fieras.
El enorme litoral, de Carmen de Patagones al sur, es un desierto casi mostrenco, sin ley ni bandera, presa fácil e inerme para cualquier aventurero o nación ambiciosa. Costas recaladas por barcos de todos los pabellones de la tierra, cuyos hombres cazan, pescan y cortan leña en ellas sin control alguno. Tierra inmensa que, aunque nominalmente pertenece a la República Argentina, no vigila ni defiende nadie. Digo mal, nadie no, un hombre, por sí y ante sí, sin comisión alguna, sin título, grados ni canonjías oficiales, representa allí, ubicuo y prolijo, a la Argentinidad, recordándola a loberos, balleneros, piratas e intrusos de todo pelo y marea. Sembrador de banderas argentinas en las costas abandonadas y en manos de los indios que aprenden de la palabra “ Patria”. Maestro que enseña al nativo a ser grumete criollo. Fundador de puestos de avanzada, como su almacén de Isla Pavón, defendido por dos cañoncitos y una milicia de gauchos e indios que diariamente izan y arrían la bandera Argentina en un mastelero que se avista desde mar adentro. Que mantiene de su peculio la estación de Puerto Cook en la Isla de los Estados y factorías en el Estrecho de Magallanes, para reivindicar la soberanía Argentina sobre éste, olvidada por el lejano gobierno de Buenos Aires. Que con sus armas en la mano y acaudillando a sus indios defendiera el azul y blanco en San Gregorio, sobre el Estrecho, y que debiera arriarlo ante la superioridad de fuerzas extrañas, sin que nuestras autoridades hicieran nada para ahorrarle esa amargura. Quien pintara arrogantes nuestros colores en el Cabo de Hornos, que hoy hemos perdido, con esta desafiante inscripción debajo: “Aquí termina el dominio de la República Argentina”. El capitán Luis Piedra Buena, misionero de la Argentinidad, caballero sin miedo y sin tacha del celeste y blanco. Adelantado de Mayo y Almirante de la Mar Austral.
Nació en Carmen de Patagones en 1833 oyendo historias de corsarios de cuando la guerra con el Brasil y viendo arribar y zarpar goletas, cúteres y pailebotes que iban en demanda del Lejano Sur o que volvían de él. Pero que izaban banderas distintas de la que flameaba en el fuerte de su pueblo. Visiones de la puericia que despertaron en él los dos grandes amores que regirían su vida: el mar y la Patria.
Escapando del regazo materno solía fabricar piraguas de troncos que hacía navegar por el río Negro, impulsadas por un poncho a guisa de vela: todo un símbolo. El capitán Smiley, un yanqui con mas agallas que un dorado, le prohijó, le llevó a estudiar náutica en Nueva York y, le hizo, con el tiempo, su segundo. Conoció Santa Cruz, Tierra del Fuego, Malvinas y Antártida, aprendiendo de memoria los ancladeros, arrecifes y vericuetos de la Isla de los Estados y de los innúmeros canales de Fueguia. Cierta vez debió errar durante meses por el Drake con su barquito preso en un témpano, alimentándose con bazofias de foca o ballena. Náufrago vaya a saber cuántas veces. En una de ellas, debió refugiarse con sus hombres en la Isla de los Estados. Y manteniéndose con caldos de cachiyuyos, dirigió la construcción de un cúter de trece toneladas con los restos de su nave. Los bautizó con su nombre, el “Luisito”, izó en él una bandera azul y blanca hecha con un trozo de vela teñido, y se lanzó a las olas, salvando a toda su gente al ir a recalar –consúltese la carta- ¡en Punta Arenas!
Así llegó a ser maestro en el conocimiento de la costa patagónica, en el arte de navegar, en arponear ballenas y desollar focas. Lobo de mar de pelo en pecho, que no mezquinaba el cuerpo a la bomba de achique, a la vigilancia en la cofa, a la maniobra ruda –codo a codo con sus hombres- ni a trepar arboladuras para cortar alguna filástica o cabo agarrotado. Marino que estudió en el libro del mar abierto y que, quizá por eso, fue el argentino mas marinero que haya parido nuestra tierra.
GRITO ARGENTINO
El gran maragato, criollo hijo de criollos, quiso a la Patria con el verbo y con los hechos. Si la Patagonia es todavía nuestra, sólo a él se lo debemos. Caballero andante que pintó de azul y blanco el Mar Patagón, él solo contra todos, gritando a cabreros y bachilleres que desde el río Negro hasta Antártida, tierras, hielos y mares eran argentinos.
Las andanzas de Piedra Buena llegaron a oídos de Mitre que, olfateando al hombre, en 1862 nómbrale capitán honorario, lo autorizó a armar su barco y le donó la Isla de los Estados, su surgidero familiar. Fue el espaldarazo para el nauta, que se convirtió desde entonces en uno como aquellos Adelantados de Castilla que, aunque olvidados por sus reyes, avanzaban en tierras de infieles y ampliaban las fronteras de la Cristiandad Reconquistadora.
Fue comerciante, pero no cartaginés. Nunca olvidó Piedra Buena que era marino –vale decir caballero y honrado - ni que era argentino. Tanto, que rechazó altivamente la vulpina oferta de vender sus tierras de los Estados al gobierno inglés y sacó con cajas destempladas a quien le propuso ponerse al servicio de Chile. No: seguiría argentinizando el Sur aunque sus compatriotas no se acordaran de él.
Pero cuando en 1878 se obscureció nuestro horizonte internacional y la escuadra de río de Sarmiento debió zarpar de Buenos Aires hacia Santa Cruz para proteger a la Patagonia amenazada, el gobierno argentino requirió la experiencia del adalid solitario y le dio el grado efectivo de teniente coronel de Marina, junto con el comando de la flamante corbeta “ Cabo de Hornos”. En ese buque, que él haría escuela de grumetes, tendría como segundo al mas tarde primer Ministro de Marina de la República: Martín Rivadavia, nieto del prócer que proyectara colonizar la Patagonia. La escuadrita comprada por el Gran Sanjuanino y el prestigio de Piedra Buena, que Buenos Aires “descubriera” gracias a Mitre, disiparon el peligro.
EL ULTIMO ADIOS
Un día cualquiera de 1883, enfermo y con cierto regusto de amargura, murió el comandante Piedra Buena. El diario “La Nación” - Mitre quizá- escribió junto a su tumba: “Ha muerto sin poder completar su obra en la región austral; pero las olas murmurarán para siempre su nombre...”.
Y así se alejó el comandante Luis Piedra Buena, quizá tripulando su “Luisito” envelado con el poncho de cuando niño y empavesado con un girón de lona celeste y blanca. Capeando su último temporal del Cabo de Hornos y con la proa puesta hacia los mares de donde no se vuelve. El gran maragato en cuya fosa, justicieramente, ha escrito la posteridad: “Marino valeroso. Providencia de náufragos. Custodio de la Soberanía Argentina”.
Luis Eduardo Arguero; Cielo al Tope; Historias Marineras
Salvamentos:
* 1849 - John E Davison - 25 náufragos alemanes - En IE
* 1857 - Manuelita - 42 náufragos-norteamericanos – Ballenera Dauphin, en Bahía Nueva - Conducidos a Patagones
* 1873 - Luisito - Marzo - 6 seis náufragos ingleses - Pailleboat Eagle - En IE - traslado a Punta Arenas
* 1874 - Luisito - Octubre - 21 náufragos alemanes - Dr. Hansen - False Bay, Tierra del Fuego, con traslado a Punta Arenas.
* 1877 - Goleta Santa Cruz - 5 de Octubre - 22 náufragos-ingleses- Barca Ana Richmond - 2ª 3 Sur 56ª30 Oeste - Traslado a Buenos Aires.
* 1878 - Goleta Santa Cruz -26 de Agosto - 20 náufragos noruegos- Barca Cuba
* 1882 - Cabo de Hornos - Marzo - 11 náufragos ingleses - Barca Pactolus - IE con traslado Punta Arenas.
EL GUARDIAN DEL SUR
Hambrientos, ateridos y empapados hasta la médula en la playa huraña e inhóspita, han conseguido encender una fogata con cachiyuyos secos para que alguien les localice. Son los veintiún náufragos del carguero alemán “Pactolus”, que fue deshecho por las restingas del False Bay, en Tierra del Fuego. De pronto uno de los vigías que ojean la mar, da un grito: “Goleta a la vista!”
La providencia ha salvado a los marinos, bajo la forma de un barquito de bandera Argentina y que comanda un hombre corpulento, barbudo, vestido con altas botas de agua, chaquetón de cuero y gorra naval: el capitán Luis Piedra Buena. El que auxiliara, cuando estaban en trance de muerte, a los tripulantes del ballenero “Dolphin ”, en Bahía Nueva, y a los del “ Eagle ”, en la isla de los Estados. El que, de su bolsillo, siembra de estaciones de salvamento y de avisos a los navegantes, las costas de Tierra del Fuego, Isla de los Estados y Santa Cruz. El mismo que, años después, socorrerá en alta mar al carbonero “Anna Richmond”, con fuego a bordo, a la carguera noruega “Cuba”, al sur de Santa Cruz, y a tantos barcos más. El capitán Piedra Buena, solitario salvador de náufragos en nuestra costa austral, en la que aun había aventureros sin patria y sin escrúpulos que provocaban naufragios para saquear los despojos de las naves.
Los patagones, onas y yaganes odian a los blancos balleneros y cazadores que los maltratan y roban. Solo respetan y quieren con devoción fanática a uno, al pulpero de la isla Pavón, en el río Santa Cruz, que los defiende de los blancos malos y les compra a buen precio los cueros, las plumas y las pieles. Que les da medicinas para sus enfermos - sabe de eso más que sus brujos - , les regala provisiones en los tiempos de hambruna y, de paso, les obsequia con banderitas azules y blancas, enseñándoles a respetarlas como a sus amuletos, porque esos trapitos pintados, que les traerán la holgura y la paz, representan la tierra dura pero querida en que han nacido. El mismo blanco que lleva a los jóvenes de la tribu en su goleta para enseñarles a ser marinos, bajo una bandera igual a las chiquitas que a ellos les regala. El buen capitán Piedra Buena, único protector y apóstol laico de los aborígenes patagónicos, en años en que había blancos que se divertían en cazarlos a tiros, como a fieras.
El enorme litoral, de Carmen de Patagones al sur, es un desierto casi mostrenco, sin ley ni bandera, presa fácil e inerme para cualquier aventurero o nación ambiciosa. Costas recaladas por barcos de todos los pabellones de la tierra, cuyos hombres cazan, pescan y cortan leña en ellas sin control alguno. Tierra inmensa que, aunque nominalmente pertenece a la República Argentina, no vigila ni defiende nadie. Digo mal, nadie no, un hombre, por sí y ante sí, sin comisión alguna, sin título, grados ni canonjías oficiales, representa allí, ubicuo y prolijo, a la Argentinidad, recordándola a loberos, balleneros, piratas e intrusos de todo pelo y marea. Sembrador de banderas argentinas en las costas abandonadas y en manos de los indios que aprenden de la palabra “ Patria”. Maestro que enseña al nativo a ser grumete criollo. Fundador de puestos de avanzada, como su almacén de Isla Pavón, defendido por dos cañoncitos y una milicia de gauchos e indios que diariamente izan y arrían la bandera Argentina en un mastelero que se avista desde mar adentro. Que mantiene de su peculio la estación de Puerto Cook en la Isla de los Estados y factorías en el Estrecho de Magallanes, para reivindicar la soberanía Argentina sobre éste, olvidada por el lejano gobierno de Buenos Aires. Que con sus armas en la mano y acaudillando a sus indios defendiera el azul y blanco en San Gregorio, sobre el Estrecho, y que debiera arriarlo ante la superioridad de fuerzas extrañas, sin que nuestras autoridades hicieran nada para ahorrarle esa amargura. Quien pintara arrogantes nuestros colores en el Cabo de Hornos, que hoy hemos perdido, con esta desafiante inscripción debajo: “Aquí termina el dominio de la República Argentina”. El capitán Luis Piedra Buena, misionero de la Argentinidad, caballero sin miedo y sin tacha del celeste y blanco. Adelantado de Mayo y Almirante de la Mar Austral.
Nació en Carmen de Patagones en 1833 oyendo historias de corsarios de cuando la guerra con el Brasil y viendo arribar y zarpar goletas, cúteres y pailebotes que iban en demanda del Lejano Sur o que volvían de él. Pero que izaban banderas distintas de la que flameaba en el fuerte de su pueblo. Visiones de la puericia que despertaron en él los dos grandes amores que regirían su vida: el mar y la Patria.
Escapando del regazo materno solía fabricar piraguas de troncos que hacía navegar por el río Negro, impulsadas por un poncho a guisa de vela: todo un símbolo. El capitán Smiley, un yanqui con mas agallas que un dorado, le prohijó, le llevó a estudiar náutica en Nueva York y, le hizo, con el tiempo, su segundo. Conoció Santa Cruz, Tierra del Fuego, Malvinas y Antártida, aprendiendo de memoria los ancladeros, arrecifes y vericuetos de la Isla de los Estados y de los innúmeros canales de Fueguia. Cierta vez debió errar durante meses por el Drake con su barquito preso en un témpano, alimentándose con bazofias de foca o ballena. Náufrago vaya a saber cuántas veces. En una de ellas, debió refugiarse con sus hombres en la Isla de los Estados. Y manteniéndose con caldos de cachiyuyos, dirigió la construcción de un cúter de trece toneladas con los restos de su nave. Los bautizó con su nombre, el “Luisito”, izó en él una bandera azul y blanca hecha con un trozo de vela teñido, y se lanzó a las olas, salvando a toda su gente al ir a recalar –consúltese la carta- ¡en Punta Arenas!
Así llegó a ser maestro en el conocimiento de la costa patagónica, en el arte de navegar, en arponear ballenas y desollar focas. Lobo de mar de pelo en pecho, que no mezquinaba el cuerpo a la bomba de achique, a la vigilancia en la cofa, a la maniobra ruda –codo a codo con sus hombres- ni a trepar arboladuras para cortar alguna filástica o cabo agarrotado. Marino que estudió en el libro del mar abierto y que, quizá por eso, fue el argentino mas marinero que haya parido nuestra tierra.
GRITO ARGENTINO
El gran maragato, criollo hijo de criollos, quiso a la Patria con el verbo y con los hechos. Si la Patagonia es todavía nuestra, sólo a él se lo debemos. Caballero andante que pintó de azul y blanco el Mar Patagón, él solo contra todos, gritando a cabreros y bachilleres que desde el río Negro hasta Antártida, tierras, hielos y mares eran argentinos.
Las andanzas de Piedra Buena llegaron a oídos de Mitre que, olfateando al hombre, en 1862 nómbrale capitán honorario, lo autorizó a armar su barco y le donó la Isla de los Estados, su surgidero familiar. Fue el espaldarazo para el nauta, que se convirtió desde entonces en uno como aquellos Adelantados de Castilla que, aunque olvidados por sus reyes, avanzaban en tierras de infieles y ampliaban las fronteras de la Cristiandad Reconquistadora.
Fue comerciante, pero no cartaginés. Nunca olvidó Piedra Buena que era marino –vale decir caballero y honrado - ni que era argentino. Tanto, que rechazó altivamente la vulpina oferta de vender sus tierras de los Estados al gobierno inglés y sacó con cajas destempladas a quien le propuso ponerse al servicio de Chile. No: seguiría argentinizando el Sur aunque sus compatriotas no se acordaran de él.
Pero cuando en 1878 se obscureció nuestro horizonte internacional y la escuadra de río de Sarmiento debió zarpar de Buenos Aires hacia Santa Cruz para proteger a la Patagonia amenazada, el gobierno argentino requirió la experiencia del adalid solitario y le dio el grado efectivo de teniente coronel de Marina, junto con el comando de la flamante corbeta “ Cabo de Hornos”. En ese buque, que él haría escuela de grumetes, tendría como segundo al mas tarde primer Ministro de Marina de la República: Martín Rivadavia, nieto del prócer que proyectara colonizar la Patagonia. La escuadrita comprada por el Gran Sanjuanino y el prestigio de Piedra Buena, que Buenos Aires “descubriera” gracias a Mitre, disiparon el peligro.
EL ULTIMO ADIOS
Un día cualquiera de 1883, enfermo y con cierto regusto de amargura, murió el comandante Piedra Buena. El diario “La Nación” - Mitre quizá- escribió junto a su tumba: “Ha muerto sin poder completar su obra en la región austral; pero las olas murmurarán para siempre su nombre...”.
Y así se alejó el comandante Luis Piedra Buena, quizá tripulando su “Luisito” envelado con el poncho de cuando niño y empavesado con un girón de lona celeste y blanca. Capeando su último temporal del Cabo de Hornos y con la proa puesta hacia los mares de donde no se vuelve. El gran maragato en cuya fosa, justicieramente, ha escrito la posteridad: “Marino valeroso. Providencia de náufragos. Custodio de la Soberanía Argentina”.
Luis Eduardo Arguero; Cielo al Tope; Historias Marineras
Salvamentos:
* 1849 - John E Davison - 25 náufragos alemanes - En IE
* 1857 - Manuelita - 42 náufragos-norteamericanos – Ballenera Dauphin, en Bahía Nueva - Conducidos a Patagones
* 1873 - Luisito - Marzo - 6 seis náufragos ingleses - Pailleboat Eagle - En IE - traslado a Punta Arenas
* 1874 - Luisito - Octubre - 21 náufragos alemanes - Dr. Hansen - False Bay, Tierra del Fuego, con traslado a Punta Arenas.
* 1877 - Goleta Santa Cruz - 5 de Octubre - 22 náufragos-ingleses- Barca Ana Richmond - 2ª 3 Sur 56ª30 Oeste - Traslado a Buenos Aires.
* 1878 - Goleta Santa Cruz -26 de Agosto - 20 náufragos noruegos- Barca Cuba
* 1882 - Cabo de Hornos - Marzo - 11 náufragos ingleses - Barca Pactolus - IE con traslado Punta Arenas.
Un hotel en medio del desierto
PATAGONIA PARA RECORDAR
Historias de un Hotel en el desierto
En los años '50 -'51, mi padre tuvo un problema respiratorio, asma. El mismo médico que le había recomendado que me traiga a la playa, le sugirió que tenía que dejar la panadería e irse al mar.
Compró un hotel en un lugar llamado Puerto Lobos, por la antigua Ruta 3, cerca del Paralelo 42. Lo que se conoció como el Paralelo 42 era un beneficio de importación para la zona sur, donde no se pagarían impuestos sobre los productos. Los productos llegaban a Madryn en barco.
Cerca del hotel de mi padre había un destacamento policial que controlaba que no se hiciera contrabando. Era la época en todo el país de sustitución de importaciones y la industria nacional estaba protegida, por lo que lo importado era sumamente raro.
Los primeros años sólo se podían traer elementos de trabajo, por ejemplo, autos que estaban modificados tipo furgonetas. La Courier en el caso de la Ford y Delivery en el caso de la Chevrolet.
Desde el hotel veíamos intentos de contrabando y quedaban detenidos. Recuerdo que una vez entre los fardos de pasto llevaban motores. Otras veces que se veía la polvareda de los autos que pasaban por atrás y nadie los veía.
También solían venir gitanos, de la familia Traico, con mucho dinero, compraban los autos Ford, Chevrolet, Mercury del '46 / '47, que eran autazos para el norte, y los vendían. Con ese dinero compraban acá los modelos '51 o '52 y hacían negocio.
Los caminos eran de tierra y no eran buenos, entonces los colectivos se ponían de acuerdo y salían de a varios para poder auxiliarse. Salían por ejemplo el martes tres juntos. A la vuelta, se generaban muchas horas de atraso. Venían de San Antonio de a tres coches juntos. Paraban en el hotel a desayunar, había que preparar todo.
La luz se ve desde muy lejos. Desde arriba del techo o desde una loma se veían las luces que estaban a 20 kilómetros. Mi tío miraba y si veía tres luces juntas gritaba y nos poníamos a preparar el desayuno. En ese tiempo los coches andaban despacio, así que teníamos tiempo para preparar. Por ahí sucedía que venían tres autos comunes y teníamos que desarmar todo.
El Paralelo 42 se abrió como beneficio a una zona desértica en desarrollo. Algunas cosas llegaban en barco a Madryn, pero había otros casos, como el de los autos, que llegaban a Buenos Aires. Les daban permiso de determinada cantidad de días para llegar a Chubut. En Buenos Aires había muchos estudiantes que sabían manejar, así que se organizaba una caravana, el responsable de la compra adelante y toda una fila atrás de gente manejando los autos cero kilómetro. Claro, cuando llegaban a Chubut ya tenían 1500 kilómetros.
En general venían autos iguales; entonces todos tenían autos que se veían igual. En Trelew, la gente dejaba el coche con llaves, abierto, en ese entonces no había problemas. Lo que sucedía es que como eran similares muchas veces alguien se llevaba un auto que no era propio.
Santiago López
Historias de un Hotel en el desierto
En los años '50 -'51, mi padre tuvo un problema respiratorio, asma. El mismo médico que le había recomendado que me traiga a la playa, le sugirió que tenía que dejar la panadería e irse al mar.
Compró un hotel en un lugar llamado Puerto Lobos, por la antigua Ruta 3, cerca del Paralelo 42. Lo que se conoció como el Paralelo 42 era un beneficio de importación para la zona sur, donde no se pagarían impuestos sobre los productos. Los productos llegaban a Madryn en barco.
Cerca del hotel de mi padre había un destacamento policial que controlaba que no se hiciera contrabando. Era la época en todo el país de sustitución de importaciones y la industria nacional estaba protegida, por lo que lo importado era sumamente raro.
Los primeros años sólo se podían traer elementos de trabajo, por ejemplo, autos que estaban modificados tipo furgonetas. La Courier en el caso de la Ford y Delivery en el caso de la Chevrolet.
Desde el hotel veíamos intentos de contrabando y quedaban detenidos. Recuerdo que una vez entre los fardos de pasto llevaban motores. Otras veces que se veía la polvareda de los autos que pasaban por atrás y nadie los veía.
También solían venir gitanos, de la familia Traico, con mucho dinero, compraban los autos Ford, Chevrolet, Mercury del '46 / '47, que eran autazos para el norte, y los vendían. Con ese dinero compraban acá los modelos '51 o '52 y hacían negocio.
Los caminos eran de tierra y no eran buenos, entonces los colectivos se ponían de acuerdo y salían de a varios para poder auxiliarse. Salían por ejemplo el martes tres juntos. A la vuelta, se generaban muchas horas de atraso. Venían de San Antonio de a tres coches juntos. Paraban en el hotel a desayunar, había que preparar todo.
La luz se ve desde muy lejos. Desde arriba del techo o desde una loma se veían las luces que estaban a 20 kilómetros. Mi tío miraba y si veía tres luces juntas gritaba y nos poníamos a preparar el desayuno. En ese tiempo los coches andaban despacio, así que teníamos tiempo para preparar. Por ahí sucedía que venían tres autos comunes y teníamos que desarmar todo.
El Paralelo 42 se abrió como beneficio a una zona desértica en desarrollo. Algunas cosas llegaban en barco a Madryn, pero había otros casos, como el de los autos, que llegaban a Buenos Aires. Les daban permiso de determinada cantidad de días para llegar a Chubut. En Buenos Aires había muchos estudiantes que sabían manejar, así que se organizaba una caravana, el responsable de la compra adelante y toda una fila atrás de gente manejando los autos cero kilómetro. Claro, cuando llegaban a Chubut ya tenían 1500 kilómetros.
En general venían autos iguales; entonces todos tenían autos que se veían igual. En Trelew, la gente dejaba el coche con llaves, abierto, en ese entonces no había problemas. Lo que sucedía es que como eran similares muchas veces alguien se llevaba un auto que no era propio.
Santiago López
NARRATIVA ORAL DE RUKA CHOROY, EN NEUQUEN
Narrativa oral de los Pobladores de Ruka Choroy (Neuquén)
Este trabajo pertenece al Proyecto de valorización de elementos Folkóricos en el Distrito Educativo Aluminé. Estos relatos aparecieron en la Revista Huerquen entre los años 1986-1987. Esta valiosa recopilación de historias de vida de los paisanos de Ruka Choroy, Lonco Mula, Abra Ancha, Poi Pucon, la gran mayoría descendientes directos de Mapuches, brinda un fresco de cómo viven estas comunidades hoy, alejadas de las grandes urbes y los elementos tecnológicos, viviendo una vida austera, y mostrando en muchos de sus relatos, la triste historia de pueblo avasallado, humillado, ofendido. Las historias cuentan además la rica cultura del pueblo Mapuche, sus costumbres, sus comidas, creencias, y su resistencia a perder definitivamente sus rasgos distintivos, como el bello Mapudungun o lengua originaria.
RELATOS ORALES DE RUKA CHOROY
UNA COSTUMBRE QUE SE MANTIENE
Con los primeros alimentos del día, se ruega a Dios de esta manera: Con el primer mate se tiran cuatro yerbitas al fuego o al suelo de la cocina. También con el pan o las tortas fritas, cuatro miguitas. Con la sopa se hace lo mismo y con los alimentos.
Se hace para estar bien con los hijos, con la gente, para no pasar ninguna cosa mala. Uno le está dando a Dios pa que Dios lo ayude en todo. Si uno ruega de esa manera Dios lo va a acompañar. Uno manda solo. Dios ayuda, entonces uno tiene sino no tiene nada.
Ester Ñanco
LOS YUYOS QUE DAN COLOR
Cuntun macuñn: Es una mezcla preparada con Kokolle, chacay, chepell y llallanta.
Los yuyos se sacan todos con raíz y antes de que florezcan.
Se los pone a hervir (solo la raíz) bastante. Cuando está frío, se pone la lana y se le da vueltas hasta que agarre el color. La lana queda color rosado.
Fermina López
LOS JUEGOS DE LOS ANTIGUOS
El Palín: Jugaban los antiguos antes. Es una bocha que se mueve con una caña doblada. Saltaba lejos y allá estaban los contrarios que atajaban. Tiraban la bocha, y si pasaba pa el otro lado, era como un gol. Se golpeaba la bocha con la caña, por abajo. Se invitaba a una fiesta. Iba la gente baqueana a hacer palín, ¡los que eran ágiles para jugar!
Antonio Salazar
AGUALL CUCELL
Se jugaba con 10 habas pintadas de negro de un lado (con tizne), sobre una matra, bien parejito. Se tiraban las habas sobre la matra, y si caían del lado negro, sumaban puntos. Jugaban por matra nueva, pelera, hasta pellón jugaban.
Ana Licán
CEPIL CAHUE
Se juntan como 20 o 30 palitos. Se ponen así (paraditos) y después lo van sacando, lo largan solo sin que se muevan los otros palitos. Jugaban los hermanos. Antes, antes, cuando estaban ellos muchachos. Los palitos los hacían ellos, arreglados.
¡Juego e los coltros no más!
Flora Licán
La Gente que sabe mucho da consejos de esta manera
Se estaba aproximando el término del mundo. Había una persona, de esos de los mas amargos de boca, que tenía animales. En una de esas mañanas, encuentra la majada toda echada en el rodeo. Dormidas, tranquilas las ovejas. Tomó mate temprano. Salió para afuera a fijarse en sus animales si estaban saliendo de su rodeo. Los encontró lo mismo como estaban. Volvió a tomar mate.
Dijo entonces: - A mis ovejas no les da por salir. Un poquito mas tarde voy a sacarlas. Tomaré otros mates, se enaltó; y dijo: -Mis ovejas no salen, mis animales no salieron del rodeo, qué pasa?
Entonces el hombre, agarró un arreador. Quiso sacar los animales del rodeo, y cuando los quiso tocar para agarrarlos, no se movió ninguno. Nada, duritos estaban. Tentó con la mano oveja por oveja. Estaban tiesesitas y muertas. Todas las ovejas, no unas pocas. Todas. El hombre quedó manos cruzadas, no halló que hacer, como vivir después.
El divino Dios le quito esa suerte, le quitó los animales al hombre por la mala boca que él tenía. El hombre golpeó las manos y dijo: -Mi Dios en que le he faltado?, y ahora que hago?. Yo vivía por los animales que yo tenía. ¡Mi Dios, por favor, resucite a mis animales!
Y recién se acordó de Dios el hombre. Más antes no. Sabía andar parado retando a los hijos, retando a otros, andar mal con los vecinos. Pero nunca se acordaba de Dios. El pensó que él mismo fabricó los animales y resulta que no. Había dueño también, los animales tenían dueño. Así, quedó pobre el hombre.
Desiderio Calfinahuel
CONTADA DEL RAYO
Yo estaba trayendo un animal redomón colorado malacara con una rienda con cabezada chapeada, un poco lujoso. Al tomar la majada del faldeo para llevarla al rodeo, salimos con otro muchacho. El salió en pelo del animal, un tordillo, y yo salí en un colorado malacara ensillado y emponchado con poncho de hilo común.
Había nublado de tormenta muy espeso y yo calculaba que algo podía pasar mas tarde. Cuando veníamos en la mitad del faldeo, empezó el trueno. Estas cosas de trueno, uno le parece que es pequeñas cosas, pero tiene mas poder que un arma de fuego. Estas tormentas llevan peligro en los colores del animal. Lleva varios contrarios. De no andar trayendo cuchillo de acero, algunas agujas para costura u hojas de afeitar en los bolsillos de su apero, y menos será la plata que yo andaba trayendo en las riendas.
Totalmente que empezó el trueno muy fuerte que llegaba a retumbar el faldeo. Luego cayó un chaparrón de agua muy fuerte, y el relámpago.
Venía por entre unos ñires y de repente, sobre caminando con los animales de arreo, siento que estaba en el suelo. Vide que estaba entre el fuego, la llamarada de fuego. El animal se levanta trastabillando, no tenía firmeza. Al levantarme yo, también me voy cayendo, hasta que me pude agarrar en el garrón del estribo. Pude parar y quedé medio temblado, bastante temblado. ¡Ya no tenía esperanza de vivir!. Porque parece que no tenía ánimo de nada, ni hablar, ni pegar grito, nada.
Hasta que me levanté y el animal ya se afirmó y pude poner el pié en el estribo y monté a caballo. Había un cerrito lleno de pinaladas que quedaba mas cerca y me fui ahí, galopando con toda la furia del animal.
Allá llegué y entonces me bajé del caballo. Bajé el cojinillo, saque las riendas plateadas y lo dejé enterrado en la tierra para que no se vea nada la luz. Después de haber atado el animal a un palo, tendí el pellón debajo de un pino araucaria y me acosté. Me tapé con el ponchito que andaba trayendo, hasta no asomar nada la cabeza, nada. Me quedé ahí pensando muchas cosas. No me animé más a destaparme.
Llegó la noche, una oscuridad tremenda. Siguió nomás el trueno fuerte, venía granizo de agua. Yo estaba tapadito con mi poncho debajo del pino. De repente, siento que el animal cruzaba por encima mío, pa un lado y otro, pegando saltos el animal. Seguramente que el rayo le penetraba, o el relámpago muy fuerte. No se de que se asustaba el animal.
Levanté mi ponchito y até un lado un poco más lejos al animal. Volví a quedarme acostado en el pellón, tapado con el ponchito. De tanto pensé que se iba a pasar ahora. Debajo del poncho, encendí un cigarrillo y me levanté de la camita. Salí rogando al este, así como estaba; y rogué a Dios, el dueño de la tormenta, pidiéndole disculpas, pidiéndole perdón y que campara el tiempo, que se calmara la tormenta para poder vivir y llegar al puesto. En dos horas mas ya pasó la tormenta, pero no tuve coraje de ir al puesto hasta que vino asomando la claridad de la mañana. Entonces apreté la cincha de mi animal y le puse el pellón y monté a caballo y me fui galopando pa el puesto. Allá estaba la gente permaneciendo sentados a la orilla del fuego, esperándome. Mas pensaban que yo estaba muerto por ahí en el campo.
Me vieron llegar, prendieron el fuego, me cebaron unos mates y en lo que se aclaró, me vieron las pestañas de los ojos todas dobladas para arriba, chamuscadas por el fuego. El poncho estaba chamuscado también, como quien me tiró adentro del fuego.
Poco mas tarde miramos al animal ya para largarlo, y estaba tostado. Era colorado el animal, pero se puso tostado en lo que se chamuscó en el rayo. Es decir que no me agarró bien sino ¡me hace pedazos!
Entonces de ahí y respeto mucho. Es el conocimiento bárbaro que me dio el espíritu de Dios, que a lo mejor yo estaba equivocado o no creía el asunto de los indígenas. Entonces, para ir conociendo todo lo malo y todo lo bueno, algo tiene que compadecer por delante.
Por eso vengo a respetar que no debo de correr, que no debo de usar rienda plateada, que no debo usar cuchillo por delante de la tormenta, ni menos aguja, no menos hoja de afeitar que son de acero.
El color del animal también. El tordillo, el colorado, el tapado, también esos tres son contra de la tormenta. Lo que no han pasado chascos, no creen nada. Uno tiene que pasar algo para creer estas cosas.
Desiderio Calfinahuel
Este trabajo pertenece al Proyecto de valorización de elementos Folkóricos en el Distrito Educativo Aluminé. Estos relatos aparecieron en la Revista Huerquen entre los años 1986-1987. Esta valiosa recopilación de historias de vida de los paisanos de Ruka Choroy, Lonco Mula, Abra Ancha, Poi Pucon, la gran mayoría descendientes directos de Mapuches, brinda un fresco de cómo viven estas comunidades hoy, alejadas de las grandes urbes y los elementos tecnológicos, viviendo una vida austera, y mostrando en muchos de sus relatos, la triste historia de pueblo avasallado, humillado, ofendido. Las historias cuentan además la rica cultura del pueblo Mapuche, sus costumbres, sus comidas, creencias, y su resistencia a perder definitivamente sus rasgos distintivos, como el bello Mapudungun o lengua originaria.
RELATOS ORALES DE RUKA CHOROY
UNA COSTUMBRE QUE SE MANTIENE
Con los primeros alimentos del día, se ruega a Dios de esta manera: Con el primer mate se tiran cuatro yerbitas al fuego o al suelo de la cocina. También con el pan o las tortas fritas, cuatro miguitas. Con la sopa se hace lo mismo y con los alimentos.
Se hace para estar bien con los hijos, con la gente, para no pasar ninguna cosa mala. Uno le está dando a Dios pa que Dios lo ayude en todo. Si uno ruega de esa manera Dios lo va a acompañar. Uno manda solo. Dios ayuda, entonces uno tiene sino no tiene nada.
Ester Ñanco
LOS YUYOS QUE DAN COLOR
Cuntun macuñn: Es una mezcla preparada con Kokolle, chacay, chepell y llallanta.
Los yuyos se sacan todos con raíz y antes de que florezcan.
Se los pone a hervir (solo la raíz) bastante. Cuando está frío, se pone la lana y se le da vueltas hasta que agarre el color. La lana queda color rosado.
Fermina López
LOS JUEGOS DE LOS ANTIGUOS
El Palín: Jugaban los antiguos antes. Es una bocha que se mueve con una caña doblada. Saltaba lejos y allá estaban los contrarios que atajaban. Tiraban la bocha, y si pasaba pa el otro lado, era como un gol. Se golpeaba la bocha con la caña, por abajo. Se invitaba a una fiesta. Iba la gente baqueana a hacer palín, ¡los que eran ágiles para jugar!
Antonio Salazar
AGUALL CUCELL
Se jugaba con 10 habas pintadas de negro de un lado (con tizne), sobre una matra, bien parejito. Se tiraban las habas sobre la matra, y si caían del lado negro, sumaban puntos. Jugaban por matra nueva, pelera, hasta pellón jugaban.
Ana Licán
CEPIL CAHUE
Se juntan como 20 o 30 palitos. Se ponen así (paraditos) y después lo van sacando, lo largan solo sin que se muevan los otros palitos. Jugaban los hermanos. Antes, antes, cuando estaban ellos muchachos. Los palitos los hacían ellos, arreglados.
¡Juego e los coltros no más!
Flora Licán
La Gente que sabe mucho da consejos de esta manera
Se estaba aproximando el término del mundo. Había una persona, de esos de los mas amargos de boca, que tenía animales. En una de esas mañanas, encuentra la majada toda echada en el rodeo. Dormidas, tranquilas las ovejas. Tomó mate temprano. Salió para afuera a fijarse en sus animales si estaban saliendo de su rodeo. Los encontró lo mismo como estaban. Volvió a tomar mate.
Dijo entonces: - A mis ovejas no les da por salir. Un poquito mas tarde voy a sacarlas. Tomaré otros mates, se enaltó; y dijo: -Mis ovejas no salen, mis animales no salieron del rodeo, qué pasa?
Entonces el hombre, agarró un arreador. Quiso sacar los animales del rodeo, y cuando los quiso tocar para agarrarlos, no se movió ninguno. Nada, duritos estaban. Tentó con la mano oveja por oveja. Estaban tiesesitas y muertas. Todas las ovejas, no unas pocas. Todas. El hombre quedó manos cruzadas, no halló que hacer, como vivir después.
El divino Dios le quito esa suerte, le quitó los animales al hombre por la mala boca que él tenía. El hombre golpeó las manos y dijo: -Mi Dios en que le he faltado?, y ahora que hago?. Yo vivía por los animales que yo tenía. ¡Mi Dios, por favor, resucite a mis animales!
Y recién se acordó de Dios el hombre. Más antes no. Sabía andar parado retando a los hijos, retando a otros, andar mal con los vecinos. Pero nunca se acordaba de Dios. El pensó que él mismo fabricó los animales y resulta que no. Había dueño también, los animales tenían dueño. Así, quedó pobre el hombre.
Desiderio Calfinahuel
CONTADA DEL RAYO
Yo estaba trayendo un animal redomón colorado malacara con una rienda con cabezada chapeada, un poco lujoso. Al tomar la majada del faldeo para llevarla al rodeo, salimos con otro muchacho. El salió en pelo del animal, un tordillo, y yo salí en un colorado malacara ensillado y emponchado con poncho de hilo común.
Había nublado de tormenta muy espeso y yo calculaba que algo podía pasar mas tarde. Cuando veníamos en la mitad del faldeo, empezó el trueno. Estas cosas de trueno, uno le parece que es pequeñas cosas, pero tiene mas poder que un arma de fuego. Estas tormentas llevan peligro en los colores del animal. Lleva varios contrarios. De no andar trayendo cuchillo de acero, algunas agujas para costura u hojas de afeitar en los bolsillos de su apero, y menos será la plata que yo andaba trayendo en las riendas.
Totalmente que empezó el trueno muy fuerte que llegaba a retumbar el faldeo. Luego cayó un chaparrón de agua muy fuerte, y el relámpago.
Venía por entre unos ñires y de repente, sobre caminando con los animales de arreo, siento que estaba en el suelo. Vide que estaba entre el fuego, la llamarada de fuego. El animal se levanta trastabillando, no tenía firmeza. Al levantarme yo, también me voy cayendo, hasta que me pude agarrar en el garrón del estribo. Pude parar y quedé medio temblado, bastante temblado. ¡Ya no tenía esperanza de vivir!. Porque parece que no tenía ánimo de nada, ni hablar, ni pegar grito, nada.
Hasta que me levanté y el animal ya se afirmó y pude poner el pié en el estribo y monté a caballo. Había un cerrito lleno de pinaladas que quedaba mas cerca y me fui ahí, galopando con toda la furia del animal.
Allá llegué y entonces me bajé del caballo. Bajé el cojinillo, saque las riendas plateadas y lo dejé enterrado en la tierra para que no se vea nada la luz. Después de haber atado el animal a un palo, tendí el pellón debajo de un pino araucaria y me acosté. Me tapé con el ponchito que andaba trayendo, hasta no asomar nada la cabeza, nada. Me quedé ahí pensando muchas cosas. No me animé más a destaparme.
Llegó la noche, una oscuridad tremenda. Siguió nomás el trueno fuerte, venía granizo de agua. Yo estaba tapadito con mi poncho debajo del pino. De repente, siento que el animal cruzaba por encima mío, pa un lado y otro, pegando saltos el animal. Seguramente que el rayo le penetraba, o el relámpago muy fuerte. No se de que se asustaba el animal.
Levanté mi ponchito y até un lado un poco más lejos al animal. Volví a quedarme acostado en el pellón, tapado con el ponchito. De tanto pensé que se iba a pasar ahora. Debajo del poncho, encendí un cigarrillo y me levanté de la camita. Salí rogando al este, así como estaba; y rogué a Dios, el dueño de la tormenta, pidiéndole disculpas, pidiéndole perdón y que campara el tiempo, que se calmara la tormenta para poder vivir y llegar al puesto. En dos horas mas ya pasó la tormenta, pero no tuve coraje de ir al puesto hasta que vino asomando la claridad de la mañana. Entonces apreté la cincha de mi animal y le puse el pellón y monté a caballo y me fui galopando pa el puesto. Allá estaba la gente permaneciendo sentados a la orilla del fuego, esperándome. Mas pensaban que yo estaba muerto por ahí en el campo.
Me vieron llegar, prendieron el fuego, me cebaron unos mates y en lo que se aclaró, me vieron las pestañas de los ojos todas dobladas para arriba, chamuscadas por el fuego. El poncho estaba chamuscado también, como quien me tiró adentro del fuego.
Poco mas tarde miramos al animal ya para largarlo, y estaba tostado. Era colorado el animal, pero se puso tostado en lo que se chamuscó en el rayo. Es decir que no me agarró bien sino ¡me hace pedazos!
Entonces de ahí y respeto mucho. Es el conocimiento bárbaro que me dio el espíritu de Dios, que a lo mejor yo estaba equivocado o no creía el asunto de los indígenas. Entonces, para ir conociendo todo lo malo y todo lo bueno, algo tiene que compadecer por delante.
Por eso vengo a respetar que no debo de correr, que no debo de usar rienda plateada, que no debo usar cuchillo por delante de la tormenta, ni menos aguja, no menos hoja de afeitar que son de acero.
El color del animal también. El tordillo, el colorado, el tapado, también esos tres son contra de la tormenta. Lo que no han pasado chascos, no creen nada. Uno tiene que pasar algo para creer estas cosas.
Desiderio Calfinahuel
HISTORIA DE LAS COLECTIVIDADES EN PUERTO DESEADO
COLECCIÓN DE HISTORIA URBANA
Historia de las Colectividades en Puerto Deseado ( 3ra. Parte)
La llegada al país de diversas olas migratorias obedeció a causas muy diversas, que van desde persecuciones religiosas, hasta el hambre y las guerras, así como también el deseo de mejorar el nivel de vida individual. Muchos campesinos vinieron para evitar la inexorable proletarización, pero también es posible hablar de una emigración de élite, muy insignificante pero cuyas consecuencias sociales han sido trascendentes, con la llegada de profesionales e intelectuales tales como educadores, escritores, médicos, ingenieros etc.
En esta tercer entrega es imposible no sentirse estremecido al ver como estas comunidades extranjeras que formaron parte de nuestra sociedad, a pesar de los contratiempos, el clima riguroso, la falta de conocimiento del idioma y de las costumbres locales, lograron abrirse paso a todas las adversidades y en Pto. Deseado, el lugar que eligieron para vivir formar sus familias y poco a poco progresar. La gran mayoría de estas familias unidas bajo un común denominador: “la cría de los lanares” y la ansiosa espera de la época de esquila, ya que es el momento en que se recibe la retribución adecuada, después de un año de arduo trabajo.
El surgimiento de las estancias transformó el espacio vacío e ilimitado en un ámbito de producción rural que permitió situar al país entre los primeros proveedores mundiales de materia prima. En estas latitudes las estancias trocaron el paisaje. Superando el crudo invierno, las intensas nevadas y el incesante viento, se convirtieron en verdaderos pueblos repartidos en la inmensidad de los campos. Anclados en una geografía salvaje y un clima hostil, un puñado de hombres y mujeres de distintas nacionalidades lucharon por sobrevivir.
La colectividad italiana:
Luego de la española, la comunidad italiana es la segunda en importancia en Deseado -fue el Cap. Antonio Oneto fundador de la colonia pastoril de origen italiano-, los italianos comenzaron a instalarse en la localidad a principios del 1900. Fundan su sede social un 15 de Octubre del año 1914 y se agrupan en una institución conocida como el “Círculo Italiano Gioconda” al poco tiempo de su creación, lograron adquirir, con gran esfuerzo, su terreno propio y levantar su sede.
Misceláneas:
En 1909 llega a Deseado para trabajar en las obras del ferrocarril el Sr. José Turcatto, en esta localidad instala el confortable hotel “Royal” . En 1913 pobló el establecimiento ganadero llamado “San Marcos”.
En 1916 el Sr. Aquiles Cittanti instala el primer servicio telefónico urbano.
En solemne acto y lunch posteriormente realizado el 29 de junio del año 1919 la Comisión de Damas “Pro Edificio” organizó la ceremonia de colocación de la piedra fundamental, sobre la cual mas tarde se levantó el edificio y sede social denominado “Gioconda”.
En 1919 arriba a Deseado el Sr. Arturo Cadario y se instala con el “American Bar”, es propietario de otros hoteles y explota con inusitado éxito el hotel “Argentino”
Los italianos el día 26 de mayo de 1923 adhiriéndose a los festejos de la celebración de las fiestas mayas; ofrecieron en sus salones un baile de gala.
Durante la época de esquila venían comparsas de italianos, algunas directamente de Italia para este fin, la más conocida era la comparsa “Estomati”.
En el año 1923 Dn. Miguel Lastoria y Cía. eran los propietarios de la “Barraca Italiana” quienes se dedicaban a la compra de lanas y frutos del país, plumas de avestruz, cueros de cabra, chulengos etc. Tenía como anexo un depósito permanente de leña de algarrobo, forrajes, cereales, vinos de Mendoza etc. Al mismo tiempo se destacaba como constructor de casas –verdaderas obras de arte- en el pueblo y en las estancias el Sr. Artenio Tonín quien tenía la concesión de la cantera del cañadón “Los Guindos”. En el mismo año Gino Ghiavegato propietario del hotel “Londres” ofrecía en su local comida a la carta, baños fríos y calientes, garaje, caballerizas y autos para el servicio de los clientes.
Desde 1920 a 1930 Dn. Antonio Fatovich era el propietario de la cafetería “El Cóndor” comercio en el que se encontraba un gran surtido de elegantes cajas de bombones finos, queso y manteca fresca que se recibía en todos los vapores que recalaban en el puerto.
Fue en los bailes de carnaval celebrado con una brillante reunión en el Círculo Italiano cuando en el año 1924 la Srta. Aurelia Fernández gana el primer premio por su original y bien combinado traje de seda blanca impreso con la primera y última página de los periódicos locales.
El 20 de setiembre de 1924 el Círculo Italiano local festejó el 54° aniv. de la unificación de Italia, en primer lugar con un vermouth oficial, seguido de una gran kermesse y diversiones para los niños; luego una velada en el salón de la Soc. Española, y así continuaron los festejos hasta el día 21 con una función en el cine “Colón” donde se sortearon entre los asistentes tres libras esterlinas de oro.
El “Apolo” como se lo denominó durante más de 70 años, es inaugurado el 1º de Diciembre de 1925 por los Sres. Emilio Rossi y Silvio Conz (ambos italianos). En 1925 estos señores se dirigen a la Gobernación del territorio solicitando la patente para el hotel y expendio de bebidas alcohólicas y tabaco.
Los festejos del “XX de Setiembre” de 1925 se desarrollaron en medio de la mayor animación. El público ovacionó el número de canto llevado a cabo por Antonio Parolín y premió con nutridos aplausos las dos piezas de música ejecutadas al piano por la Sra. M. de Barril y violín por el Sr. A. Bauer. La comedia “amor que pasa” colmó las expectativas del público apenas se levantó el telón de la Sociedad Española, (recinto donde la Sociedad Italiana realizó los festejos). Al mismo tiempo que en Deseado se realizaban estos festejos en Roma se agravaba la campaña que hacían los fascistas contra los masones; declarando Mussolini que nada le importaban los opositores ya que por mucho que se empeñaran en obstruir la marcha de su política, nada conseguirían.
El 4 de marzo de 1927 los hermanos Coccoz inauguran la empresa “Luz y Fuerza”. El 21 de Mayo la Sociedad de S.M. “Gioconda” organizó en los salones del cine-teatro Colón, una velada teatral a beneficio de su fondo social. Se puso en escena la obra nacional titulada “Santos y Bandidos” en la que participaron los aficionados: Sta. Teodolina Cittanti y los jóvenes Alberto Calzada, Arturo Ranni, Domingo Menicucci, José A. Murat, Ricardo Dreidemie, Marcelo Finochietto y Enrique Vazquez y los niños Avelina y Carlitos Sarchi al finalizar la obra con gran éxito se desarrolló el baile familiar.
La Comisión Directiva encargada de los destinos de la institución en el año 1936 estaba formada por doce miembros, encontrándose los Sres. Atilio Salemme, (peluquero y músico, guitarra-violín-bandurria), Mario Celano (sastre), Artemio Tonín (constructor) Antonio Parolín (poblador Col. Las Heras), Marciano Panizza (picapedrero y constructor), Vicente Belloso (carnicero), Cayetano Carilli (mecánico), Pascual Digiorgi (sodero), Pedro Cittanti (comerciante telefonista), Antonio Lucca (ferrocarrilero) etc.
El Círculo Italiano “Gioconda” en conmemoración del 25° aniversario de su fundación en el año 1939 realizó en Pto. Deseado un importante festival.
El 4 de junio de 1991 nació en Italia el maestro Mario Caccia. En 1943 llegó a la Argentina, se vincula con los salesianos y en 1945 arriba a Deseado. En 1986 fue ordenado diácono permanente. En 1990 el Consejo Superior de Educación Católica le otorgó la distinción “Divino maestro”; vivió hasta los 86 años en Pto. Deseado.
En el año 1971 el gobierno italiano otorgó el título de caballero de la Orden Vittorio Veneto a Dn. Silvio Conz, en su carácter de ex combatiente de la primera guerra mundial (1914-1918) y al mismo tiempo lo honró con una medalla de oro y una cruz. El representante consular de Italia en la localidad Dn. Antonio Bilancioni le hizo entrega de la cruz y el diploma que lo acreditó como caballero.
Algunos de sus presidentes fueron: el Sr. Aquiles Cittanti, Arturo Cadario, Tancredo Mazzuchelli, Ernesto Sarchi, Aldino Fava, José Turcatto, Cayetano Carilli etc. En agosto del año 1973 un grupo de vecinos constituye una “Comisión Reorganizadora” del Círculo Italiano Gioconda” de efímera existencia.
Entre algunas de las familias antiguas de italianos que residieron en la localidad, además de las nombradas se encuentran las siguientes:
Berti, Bilancioni, Brunetti, Burlotti, Calgabrina, Cappagli, Carilli, Cardoni, Celano, Centorami, Crucich, Conz, Coccoz, Dattoli, De Ferrari, Di Giorgi, Fantozzi, Ferrari, Forchiassin, Giglio, Lavatelli, Lastoria, Lopreito, Manildo, Menicucci, Messa, Mosconi, Passera, Pasletto, Pessolano, Pelizza, Piccinnini, Rossi, Santoro, Sarchi, Sanfelice, Silvi, Sterchele, Tessarolo, Temporelli, Tonín, Tola, Torresín, Tubino, Venditti etc.
La colectividad británica:
La inglesa ha sido en Deseado y zona adyacente una inmigración de elite, ya que llegaron para llenar las brechas abiertas en la fuerza laboral como hábiles trabajadores, empleados de banco, conductores de locomotoras, telegrafistas, ingenieros, dibujantes, albañiles, especialistas en ganado etc. de todos modos estos hombres nunca emigraron en número suficiente ni penetraron en la comunidad en forma tan profunda como para transformar de manera significativa el carácter de esta. Al igual que los escoceses constituyeron una sociedad cerrada que evitaba estrechar relaciones afectivas con sus vecinos. Así como los alemanes y suizos se asientan en Bariloche, los escoceses e ingleses lo hacen en las estancias patagónicas. No sobresalieron en agricultura pero si trajeron innovaciones tecnológicas en la industria frigorífica y tuvieron gran influencia sobre la ganadería puesto que se asentaron en nuestros campos como ovejeros y aquellos que lo hicieron en zonas aledañas al pueblo lo hicieron como tamberos.
Ocupan el cuarto lugar de los pueblos inmigrantes que se establecieron en la localidad; entre las familias antiguas de escoceses se encuentran: los Anderson, Bain, Barnetson, Campbell, Finlayson, Grant, Hoppe, Mac Dougall, Mac Kay, Mackensie, Morrison, Mac Ivor, Schofield, Stephenson, Stherland entre tantos otros apellidos que tienden a confundirse con los de origen ingles.
Entre las antiguas familias de ingleses recordamos a: los Anderson, Bain, Bateman, Clayton, Clark, Cooper, Fischer, Fraser, Hamber, Helmich, Hope, Jamieson, Kelly, Lamacraft, Langdon, Lindsay, Nicolson, Mac Donald, Mac Ivor, Mackenzie, Mac Leod, O’ Connor, Patterson, Petersen, Pickering, Pritchard, Russ, Sloper, Sumic entre otros.-
Misceláneas:
En la década del ´20 todos los 24 de mayo los escoceses e ingleses residentes en Deseado acostumbraban a celebrar el “día del Imperio”; motivo por el cual las familias británicas del pueblo y zona de Deseado, eran invitadas especialmente al acto que en su conmemoración se hacía en horas de la tarde en el Cine-Teatro y alcanzaba un éxito rotundo no faltaba el: “¡God
save the Queen!”.
En 1925 aproximadamente, Ernest Pickering se asocia con Federico Lamacraft e instalan juntos un taller mecánico y una oficina de ventas y representaciones ganaderas en la esquina de San Martín y Alte. Brown. Ernest dedicado a la contabilidad y venta de automóviles Rugby y Lamacraft a la mecánica. Pickering recorría una vez al año las estancias con su automóvil para llevar las contabilidades, en ese entonces pocos tenían autos en Deseado. Finalizada la sociedad con Lamacraft, habilitó una oficina contable con Luis Ribaya, quien representaba firmas compradoras de lanas. Los Pickering solían pasar la navidad en familia visitando la estancia “La Madrugada” que administraba Charles Grant y año nuevo en estancia “La Josefina” que era de los Bain. Entre sus amistades se encontraban los Bateman, los Brown, los Lamacraft, las familias de Charles y George Grant, los Kidd, los Bain etc. (“Familias de Santa Cruz” de Pablo Gustavo Beecher - 2005)
Dn. Bain, Guillermo administrador de la estancia la "Josefina", escocés, rehén; acusado de participar en la selección de los huelguistas que fueron fusilados en Jaramillo.
Desde 1925 a 1941 la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP) de Pto. Deseado estuvo administrada por el inglés Sr. Lelio Kidd.-
Bain, Guillermo: Nació en Escocia (Gran Bretaña) en 1877. En el año 1905 llega a la zona de Deseado. En 1906 pobló el establecimiento denominado “Josefina” a 4 leguas de Fitz-Roy y 28 de Deseado. Contrajo matrimonio con Dña. Elizabeth Sinclair, de cuya unión nacieron ocho hijos, argentinos todos.
Allá por la década del ’20 entre los tipos populares de la campaña, se encontraba el gaucho inglés “Liverpool”.
“…Para los bailes de la Sociedad Rural venían los escoceses de las estancias y los españoles que eran mayoría. Toda la gente del campo mostraba su trabajo del año y sus animales; las campesinas hacían crochet y exponían; si tenían gallinas o perros o lo que fuera lo mostraban” . “Mamá me enseñaba inglés y hablaba poco el castellano; trabajaba dando de comer a los peones. Yo aprendí el idioma castellano en el trato con los trabajadores del campo; ayudaba a papá en todas las tares de la estancia “La Madrugada”, en los baños de los animales y la esquila…” (fragmentos de “Recuerdos de Betty Grant” por Hmnas. Cobiella - 1988)
Con motivo de la coronación de la Reina Isabel II; la colectividad inglesa local, celebró el 2 de Junio de 1953 este acontecimiento, con un cocktail y lunch que alcanzó destacadas proporciones y una demostración de júbilo y adhesión de los súbditos británicos hacia su reina; el evento fue llevado a cabo en los salones del Club Deportivo Deseado Juniors con alta concurrencia.
En el año 1957 oficiaba de Vicecónsul británico en Deseado el Sr. Herbert Bateman, quien se encargaba de llevar a cabo diferentes trámites oficiales de la colectividad.
La colectividad francesa:
Así como muchos jóvenes españoles que emigraban, huían de la guerra de Marruecos, que diezmaba a los que fueron; la amenaza que pendía sobre muchos jóvenes de permanecer por muchos años bajo filas –entre cinco y siete años en Francia-; alejarse del servicio militar fue uno de los motivos de su inmigración. La mayoría de los franceses llegados a la Argentina provenía de regiones rurales del sudoeste y fundamentalmente del departamento antiguamente conocido como Bajos Pirineos y hoy Pirineos Atlánticos, que comparten vascos y bearneses y de otras regiones gasconas.
Misceláneas:
En 1884 fue Dn. Carlos Dujon quien integró la expedición colonizadora que daría origen a Pto. Deseado. La pequeña localidad de Tellier comenzó siendo colonia; y sus primeros colonos fueron Dujon y Galiment ambos de origen francés.
Alfredo Juan Bautista Galiment (1865 – 1919) hijo de Alfredo Juan Bautista Galiment y Luisa L’Evecque, y su esposa Maria Josefina Sebastiana Mancelin (1870 – 1918) hija de Alejandro Mancelín y Josefina Lacourt, originarios de Landricourt, departamento de Aisne, república de Francia, poblaron la estancia “Tres Fontanas” en la localidad de Tellier y tuvieron nueve hijos:
En 1914 se encontraba establecida en Deseado la Barraca Francesa de “Segard & Cía.”.-
En 1918, a los 30 años de edad, en “Bahía Laura” el joven francés Camilo Roux se dedicaba al comercio y tenía un taller mecánico en el que se reparaban los Ford T.
En 1930 un poderoso avión de la Aeroposta piloteado por el hábil aviador Antoine de Saint Exupéry aterrizó en Deseado.
Mencionamos algunos apellidos, que contribuyeron al crecimiento de nuestra ciudad y alrededores: Auge, Dujon, Echechury, Frenchou, Faure, Frommel, Fourrier, Galiment, Hamon, Jolly, Jammet, Larroque, León, Martell, Passera, Pitoiset, Richard, Renger, Refour, Rementería, Roquefeuil, Roux, Vandevelde etc.
La colectividad alemana:
Aunque no han tenido a su favor antecedentes históricos que los hicieron simpáticos, ni las ventajas de las influencias heredadas, han tenido que conquistar el terreno a fuerza de puño, en una lucha tenaz y sin tregua para lograr su propósito.
Misceláneas:
En el año 1908 llega a Deseado Dn. Máximo Durr y se instala en 1917 en el establecimiento ganadero denominado “Aguada grande”.-
El 10 de setiembre del año 1914 se le informa al Sr. Gobernador de Santa Cruz que se ha otorgado el exequátur de estilo que acredita al Sr. Roberto Germán Wulff, en el carácter de Vice-Cónsul de Alemania con jurisdicción en los departamentos Deseado y San Julián. En Marzo de 1921 se concede la patente que lo acredita como Vicecónsul de Alemania en Comodoro Rivadavia con jurisdicción en Deseado y San Julián al Sr. Ernesto Grone.
El 31 de octubre del año 1923 se realizó en la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Pto. Deseado un festival a beneficio de los niños pobres de Alemania. A finales del mes de Diciembre del mismo año la Liga de Caridad para la Europa Central agradeció mediante nota la remesa hecha con los fondos recaudados en la fiesta. En 1926 se nombra al Sr. Hugo Kubasek Cónsul de Alemania con jurisdicción en Deseado y Pto. San Julián.
En la década del ’20 era famosa la Fiambrería y fábrica de embutidos de Alberto Gunther.
Severino Amelung vino a Puerto Deseado con la representación de Stubenrauch en 1909, fundador de los “Talleres Volcán”, de la Cia. Argentina del Sud, fue uno de los socios fundadores de la C.A.P. y de la Sociedad Rural, la herrería, carpintería, fábrica de artículos rurales y otros de los talleres propiedad del Sr. Severino Amelung vigente por muchos años, cobra fama y trasciende fronteras por su famosa prensa para lana y pastos.
La familia de Federico Kuhnle, más conocido por Fritz arribó a Deseado en el año 1924 con cinco hijos, todos ellos alemanes, el único argentino Fritz que nació en la localidad en 1931. Eran los propietarios del establecimiento ganadero llamado “Aguada Grande” (El Orden año 1921)
Entre las antiguas familias descendientes de alemanes han perdurado en el tiempo y recordamos a los: Amelung, Durr, Drescher, Frohlich, Groote, Heinz, Kuhnle, Lemke, Pross, Reiman, Roller, Schlenker, Wagner, Weis, Wúgner, Ziehlke, Krambeck, y también a Baungartner, Runckel, etc.
Por Roberto Luis Rodríguez
Fuente: elaboración propia – documentación: Archivo privado del autor
Historia de las Colectividades en Puerto Deseado ( 3ra. Parte)
La llegada al país de diversas olas migratorias obedeció a causas muy diversas, que van desde persecuciones religiosas, hasta el hambre y las guerras, así como también el deseo de mejorar el nivel de vida individual. Muchos campesinos vinieron para evitar la inexorable proletarización, pero también es posible hablar de una emigración de élite, muy insignificante pero cuyas consecuencias sociales han sido trascendentes, con la llegada de profesionales e intelectuales tales como educadores, escritores, médicos, ingenieros etc.
En esta tercer entrega es imposible no sentirse estremecido al ver como estas comunidades extranjeras que formaron parte de nuestra sociedad, a pesar de los contratiempos, el clima riguroso, la falta de conocimiento del idioma y de las costumbres locales, lograron abrirse paso a todas las adversidades y en Pto. Deseado, el lugar que eligieron para vivir formar sus familias y poco a poco progresar. La gran mayoría de estas familias unidas bajo un común denominador: “la cría de los lanares” y la ansiosa espera de la época de esquila, ya que es el momento en que se recibe la retribución adecuada, después de un año de arduo trabajo.
El surgimiento de las estancias transformó el espacio vacío e ilimitado en un ámbito de producción rural que permitió situar al país entre los primeros proveedores mundiales de materia prima. En estas latitudes las estancias trocaron el paisaje. Superando el crudo invierno, las intensas nevadas y el incesante viento, se convirtieron en verdaderos pueblos repartidos en la inmensidad de los campos. Anclados en una geografía salvaje y un clima hostil, un puñado de hombres y mujeres de distintas nacionalidades lucharon por sobrevivir.
La colectividad italiana:
Luego de la española, la comunidad italiana es la segunda en importancia en Deseado -fue el Cap. Antonio Oneto fundador de la colonia pastoril de origen italiano-, los italianos comenzaron a instalarse en la localidad a principios del 1900. Fundan su sede social un 15 de Octubre del año 1914 y se agrupan en una institución conocida como el “Círculo Italiano Gioconda” al poco tiempo de su creación, lograron adquirir, con gran esfuerzo, su terreno propio y levantar su sede.
Misceláneas:
En 1909 llega a Deseado para trabajar en las obras del ferrocarril el Sr. José Turcatto, en esta localidad instala el confortable hotel “Royal” . En 1913 pobló el establecimiento ganadero llamado “San Marcos”.
En 1916 el Sr. Aquiles Cittanti instala el primer servicio telefónico urbano.
En solemne acto y lunch posteriormente realizado el 29 de junio del año 1919 la Comisión de Damas “Pro Edificio” organizó la ceremonia de colocación de la piedra fundamental, sobre la cual mas tarde se levantó el edificio y sede social denominado “Gioconda”.
En 1919 arriba a Deseado el Sr. Arturo Cadario y se instala con el “American Bar”, es propietario de otros hoteles y explota con inusitado éxito el hotel “Argentino”
Los italianos el día 26 de mayo de 1923 adhiriéndose a los festejos de la celebración de las fiestas mayas; ofrecieron en sus salones un baile de gala.
Durante la época de esquila venían comparsas de italianos, algunas directamente de Italia para este fin, la más conocida era la comparsa “Estomati”.
En el año 1923 Dn. Miguel Lastoria y Cía. eran los propietarios de la “Barraca Italiana” quienes se dedicaban a la compra de lanas y frutos del país, plumas de avestruz, cueros de cabra, chulengos etc. Tenía como anexo un depósito permanente de leña de algarrobo, forrajes, cereales, vinos de Mendoza etc. Al mismo tiempo se destacaba como constructor de casas –verdaderas obras de arte- en el pueblo y en las estancias el Sr. Artenio Tonín quien tenía la concesión de la cantera del cañadón “Los Guindos”. En el mismo año Gino Ghiavegato propietario del hotel “Londres” ofrecía en su local comida a la carta, baños fríos y calientes, garaje, caballerizas y autos para el servicio de los clientes.
Desde 1920 a 1930 Dn. Antonio Fatovich era el propietario de la cafetería “El Cóndor” comercio en el que se encontraba un gran surtido de elegantes cajas de bombones finos, queso y manteca fresca que se recibía en todos los vapores que recalaban en el puerto.
Fue en los bailes de carnaval celebrado con una brillante reunión en el Círculo Italiano cuando en el año 1924 la Srta. Aurelia Fernández gana el primer premio por su original y bien combinado traje de seda blanca impreso con la primera y última página de los periódicos locales.
El 20 de setiembre de 1924 el Círculo Italiano local festejó el 54° aniv. de la unificación de Italia, en primer lugar con un vermouth oficial, seguido de una gran kermesse y diversiones para los niños; luego una velada en el salón de la Soc. Española, y así continuaron los festejos hasta el día 21 con una función en el cine “Colón” donde se sortearon entre los asistentes tres libras esterlinas de oro.
El “Apolo” como se lo denominó durante más de 70 años, es inaugurado el 1º de Diciembre de 1925 por los Sres. Emilio Rossi y Silvio Conz (ambos italianos). En 1925 estos señores se dirigen a la Gobernación del territorio solicitando la patente para el hotel y expendio de bebidas alcohólicas y tabaco.
Los festejos del “XX de Setiembre” de 1925 se desarrollaron en medio de la mayor animación. El público ovacionó el número de canto llevado a cabo por Antonio Parolín y premió con nutridos aplausos las dos piezas de música ejecutadas al piano por la Sra. M. de Barril y violín por el Sr. A. Bauer. La comedia “amor que pasa” colmó las expectativas del público apenas se levantó el telón de la Sociedad Española, (recinto donde la Sociedad Italiana realizó los festejos). Al mismo tiempo que en Deseado se realizaban estos festejos en Roma se agravaba la campaña que hacían los fascistas contra los masones; declarando Mussolini que nada le importaban los opositores ya que por mucho que se empeñaran en obstruir la marcha de su política, nada conseguirían.
El 4 de marzo de 1927 los hermanos Coccoz inauguran la empresa “Luz y Fuerza”. El 21 de Mayo la Sociedad de S.M. “Gioconda” organizó en los salones del cine-teatro Colón, una velada teatral a beneficio de su fondo social. Se puso en escena la obra nacional titulada “Santos y Bandidos” en la que participaron los aficionados: Sta. Teodolina Cittanti y los jóvenes Alberto Calzada, Arturo Ranni, Domingo Menicucci, José A. Murat, Ricardo Dreidemie, Marcelo Finochietto y Enrique Vazquez y los niños Avelina y Carlitos Sarchi al finalizar la obra con gran éxito se desarrolló el baile familiar.
La Comisión Directiva encargada de los destinos de la institución en el año 1936 estaba formada por doce miembros, encontrándose los Sres. Atilio Salemme, (peluquero y músico, guitarra-violín-bandurria), Mario Celano (sastre), Artemio Tonín (constructor) Antonio Parolín (poblador Col. Las Heras), Marciano Panizza (picapedrero y constructor), Vicente Belloso (carnicero), Cayetano Carilli (mecánico), Pascual Digiorgi (sodero), Pedro Cittanti (comerciante telefonista), Antonio Lucca (ferrocarrilero) etc.
El Círculo Italiano “Gioconda” en conmemoración del 25° aniversario de su fundación en el año 1939 realizó en Pto. Deseado un importante festival.
El 4 de junio de 1991 nació en Italia el maestro Mario Caccia. En 1943 llegó a la Argentina, se vincula con los salesianos y en 1945 arriba a Deseado. En 1986 fue ordenado diácono permanente. En 1990 el Consejo Superior de Educación Católica le otorgó la distinción “Divino maestro”; vivió hasta los 86 años en Pto. Deseado.
En el año 1971 el gobierno italiano otorgó el título de caballero de la Orden Vittorio Veneto a Dn. Silvio Conz, en su carácter de ex combatiente de la primera guerra mundial (1914-1918) y al mismo tiempo lo honró con una medalla de oro y una cruz. El representante consular de Italia en la localidad Dn. Antonio Bilancioni le hizo entrega de la cruz y el diploma que lo acreditó como caballero.
Algunos de sus presidentes fueron: el Sr. Aquiles Cittanti, Arturo Cadario, Tancredo Mazzuchelli, Ernesto Sarchi, Aldino Fava, José Turcatto, Cayetano Carilli etc. En agosto del año 1973 un grupo de vecinos constituye una “Comisión Reorganizadora” del Círculo Italiano Gioconda” de efímera existencia.
Entre algunas de las familias antiguas de italianos que residieron en la localidad, además de las nombradas se encuentran las siguientes:
Berti, Bilancioni, Brunetti, Burlotti, Calgabrina, Cappagli, Carilli, Cardoni, Celano, Centorami, Crucich, Conz, Coccoz, Dattoli, De Ferrari, Di Giorgi, Fantozzi, Ferrari, Forchiassin, Giglio, Lavatelli, Lastoria, Lopreito, Manildo, Menicucci, Messa, Mosconi, Passera, Pasletto, Pessolano, Pelizza, Piccinnini, Rossi, Santoro, Sarchi, Sanfelice, Silvi, Sterchele, Tessarolo, Temporelli, Tonín, Tola, Torresín, Tubino, Venditti etc.
La colectividad británica:
La inglesa ha sido en Deseado y zona adyacente una inmigración de elite, ya que llegaron para llenar las brechas abiertas en la fuerza laboral como hábiles trabajadores, empleados de banco, conductores de locomotoras, telegrafistas, ingenieros, dibujantes, albañiles, especialistas en ganado etc. de todos modos estos hombres nunca emigraron en número suficiente ni penetraron en la comunidad en forma tan profunda como para transformar de manera significativa el carácter de esta. Al igual que los escoceses constituyeron una sociedad cerrada que evitaba estrechar relaciones afectivas con sus vecinos. Así como los alemanes y suizos se asientan en Bariloche, los escoceses e ingleses lo hacen en las estancias patagónicas. No sobresalieron en agricultura pero si trajeron innovaciones tecnológicas en la industria frigorífica y tuvieron gran influencia sobre la ganadería puesto que se asentaron en nuestros campos como ovejeros y aquellos que lo hicieron en zonas aledañas al pueblo lo hicieron como tamberos.
Ocupan el cuarto lugar de los pueblos inmigrantes que se establecieron en la localidad; entre las familias antiguas de escoceses se encuentran: los Anderson, Bain, Barnetson, Campbell, Finlayson, Grant, Hoppe, Mac Dougall, Mac Kay, Mackensie, Morrison, Mac Ivor, Schofield, Stephenson, Stherland entre tantos otros apellidos que tienden a confundirse con los de origen ingles.
Entre las antiguas familias de ingleses recordamos a: los Anderson, Bain, Bateman, Clayton, Clark, Cooper, Fischer, Fraser, Hamber, Helmich, Hope, Jamieson, Kelly, Lamacraft, Langdon, Lindsay, Nicolson, Mac Donald, Mac Ivor, Mackenzie, Mac Leod, O’ Connor, Patterson, Petersen, Pickering, Pritchard, Russ, Sloper, Sumic entre otros.-
Misceláneas:
En la década del ´20 todos los 24 de mayo los escoceses e ingleses residentes en Deseado acostumbraban a celebrar el “día del Imperio”; motivo por el cual las familias británicas del pueblo y zona de Deseado, eran invitadas especialmente al acto que en su conmemoración se hacía en horas de la tarde en el Cine-Teatro y alcanzaba un éxito rotundo no faltaba el: “¡God
save the Queen!”.
En 1925 aproximadamente, Ernest Pickering se asocia con Federico Lamacraft e instalan juntos un taller mecánico y una oficina de ventas y representaciones ganaderas en la esquina de San Martín y Alte. Brown. Ernest dedicado a la contabilidad y venta de automóviles Rugby y Lamacraft a la mecánica. Pickering recorría una vez al año las estancias con su automóvil para llevar las contabilidades, en ese entonces pocos tenían autos en Deseado. Finalizada la sociedad con Lamacraft, habilitó una oficina contable con Luis Ribaya, quien representaba firmas compradoras de lanas. Los Pickering solían pasar la navidad en familia visitando la estancia “La Madrugada” que administraba Charles Grant y año nuevo en estancia “La Josefina” que era de los Bain. Entre sus amistades se encontraban los Bateman, los Brown, los Lamacraft, las familias de Charles y George Grant, los Kidd, los Bain etc. (“Familias de Santa Cruz” de Pablo Gustavo Beecher - 2005)
Dn. Bain, Guillermo administrador de la estancia la "Josefina", escocés, rehén; acusado de participar en la selección de los huelguistas que fueron fusilados en Jaramillo.
Desde 1925 a 1941 la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP) de Pto. Deseado estuvo administrada por el inglés Sr. Lelio Kidd.-
Bain, Guillermo: Nació en Escocia (Gran Bretaña) en 1877. En el año 1905 llega a la zona de Deseado. En 1906 pobló el establecimiento denominado “Josefina” a 4 leguas de Fitz-Roy y 28 de Deseado. Contrajo matrimonio con Dña. Elizabeth Sinclair, de cuya unión nacieron ocho hijos, argentinos todos.
Allá por la década del ’20 entre los tipos populares de la campaña, se encontraba el gaucho inglés “Liverpool”.
“…Para los bailes de la Sociedad Rural venían los escoceses de las estancias y los españoles que eran mayoría. Toda la gente del campo mostraba su trabajo del año y sus animales; las campesinas hacían crochet y exponían; si tenían gallinas o perros o lo que fuera lo mostraban” . “Mamá me enseñaba inglés y hablaba poco el castellano; trabajaba dando de comer a los peones. Yo aprendí el idioma castellano en el trato con los trabajadores del campo; ayudaba a papá en todas las tares de la estancia “La Madrugada”, en los baños de los animales y la esquila…” (fragmentos de “Recuerdos de Betty Grant” por Hmnas. Cobiella - 1988)
Con motivo de la coronación de la Reina Isabel II; la colectividad inglesa local, celebró el 2 de Junio de 1953 este acontecimiento, con un cocktail y lunch que alcanzó destacadas proporciones y una demostración de júbilo y adhesión de los súbditos británicos hacia su reina; el evento fue llevado a cabo en los salones del Club Deportivo Deseado Juniors con alta concurrencia.
En el año 1957 oficiaba de Vicecónsul británico en Deseado el Sr. Herbert Bateman, quien se encargaba de llevar a cabo diferentes trámites oficiales de la colectividad.
La colectividad francesa:
Así como muchos jóvenes españoles que emigraban, huían de la guerra de Marruecos, que diezmaba a los que fueron; la amenaza que pendía sobre muchos jóvenes de permanecer por muchos años bajo filas –entre cinco y siete años en Francia-; alejarse del servicio militar fue uno de los motivos de su inmigración. La mayoría de los franceses llegados a la Argentina provenía de regiones rurales del sudoeste y fundamentalmente del departamento antiguamente conocido como Bajos Pirineos y hoy Pirineos Atlánticos, que comparten vascos y bearneses y de otras regiones gasconas.
Misceláneas:
En 1884 fue Dn. Carlos Dujon quien integró la expedición colonizadora que daría origen a Pto. Deseado. La pequeña localidad de Tellier comenzó siendo colonia; y sus primeros colonos fueron Dujon y Galiment ambos de origen francés.
Alfredo Juan Bautista Galiment (1865 – 1919) hijo de Alfredo Juan Bautista Galiment y Luisa L’Evecque, y su esposa Maria Josefina Sebastiana Mancelin (1870 – 1918) hija de Alejandro Mancelín y Josefina Lacourt, originarios de Landricourt, departamento de Aisne, república de Francia, poblaron la estancia “Tres Fontanas” en la localidad de Tellier y tuvieron nueve hijos:
En 1914 se encontraba establecida en Deseado la Barraca Francesa de “Segard & Cía.”.-
En 1918, a los 30 años de edad, en “Bahía Laura” el joven francés Camilo Roux se dedicaba al comercio y tenía un taller mecánico en el que se reparaban los Ford T.
En 1930 un poderoso avión de la Aeroposta piloteado por el hábil aviador Antoine de Saint Exupéry aterrizó en Deseado.
Mencionamos algunos apellidos, que contribuyeron al crecimiento de nuestra ciudad y alrededores: Auge, Dujon, Echechury, Frenchou, Faure, Frommel, Fourrier, Galiment, Hamon, Jolly, Jammet, Larroque, León, Martell, Passera, Pitoiset, Richard, Renger, Refour, Rementería, Roquefeuil, Roux, Vandevelde etc.
La colectividad alemana:
Aunque no han tenido a su favor antecedentes históricos que los hicieron simpáticos, ni las ventajas de las influencias heredadas, han tenido que conquistar el terreno a fuerza de puño, en una lucha tenaz y sin tregua para lograr su propósito.
Misceláneas:
En el año 1908 llega a Deseado Dn. Máximo Durr y se instala en 1917 en el establecimiento ganadero denominado “Aguada grande”.-
El 10 de setiembre del año 1914 se le informa al Sr. Gobernador de Santa Cruz que se ha otorgado el exequátur de estilo que acredita al Sr. Roberto Germán Wulff, en el carácter de Vice-Cónsul de Alemania con jurisdicción en los departamentos Deseado y San Julián. En Marzo de 1921 se concede la patente que lo acredita como Vicecónsul de Alemania en Comodoro Rivadavia con jurisdicción en Deseado y San Julián al Sr. Ernesto Grone.
El 31 de octubre del año 1923 se realizó en la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Pto. Deseado un festival a beneficio de los niños pobres de Alemania. A finales del mes de Diciembre del mismo año la Liga de Caridad para la Europa Central agradeció mediante nota la remesa hecha con los fondos recaudados en la fiesta. En 1926 se nombra al Sr. Hugo Kubasek Cónsul de Alemania con jurisdicción en Deseado y Pto. San Julián.
En la década del ’20 era famosa la Fiambrería y fábrica de embutidos de Alberto Gunther.
Severino Amelung vino a Puerto Deseado con la representación de Stubenrauch en 1909, fundador de los “Talleres Volcán”, de la Cia. Argentina del Sud, fue uno de los socios fundadores de la C.A.P. y de la Sociedad Rural, la herrería, carpintería, fábrica de artículos rurales y otros de los talleres propiedad del Sr. Severino Amelung vigente por muchos años, cobra fama y trasciende fronteras por su famosa prensa para lana y pastos.
La familia de Federico Kuhnle, más conocido por Fritz arribó a Deseado en el año 1924 con cinco hijos, todos ellos alemanes, el único argentino Fritz que nació en la localidad en 1931. Eran los propietarios del establecimiento ganadero llamado “Aguada Grande” (El Orden año 1921)
Entre las antiguas familias descendientes de alemanes han perdurado en el tiempo y recordamos a los: Amelung, Durr, Drescher, Frohlich, Groote, Heinz, Kuhnle, Lemke, Pross, Reiman, Roller, Schlenker, Wagner, Weis, Wúgner, Ziehlke, Krambeck, y también a Baungartner, Runckel, etc.
Por Roberto Luis Rodríguez
Fuente: elaboración propia – documentación: Archivo privado del autor
Alcides Ortega, un náufrago que regresó a Puerto Deseado
Alcides Ortega, un pequeño náufrago que regresó
60 AÑOS DESPUES, LA MEMORIA DEL VAPOR "MENENDEZ"
Con la satisfacción de haber cumplido su sueño Alcides continuó este miércoles su viaje de vacaciones por la Patagonia. Antes de partir tomó unas fotos del andén de la antigua Estación del Ferrocarril y de otros edificios y las contrastó con pequeñas fotos en blanco y negro que el mismo había traído.
Jorge Bernard, operador turístico de la ría Deseado, señala que "lo anecdótico de su visita fue que en la madrugada del 11 de noviembre del año 1947, cuando Alcides era muy pequeño, (con tan sólo un año y medio de edad) se convirtió, sin saberlo, en el niño más pequeño que fuera desembarcado de emergencia en Puerto Deseado, debido a que el buque en el que viajaba se encontraba con serios problemas tras haber varado sobre las Rocas Sorrell, un peligroso obstáculo que se encontraba en la boca de entrada de la ría local".
Pasaron más de sesenta años y Alcides finalmente pudo regresar a Puerto Deseado, su ciudad natal, para dar a conocer emocionadamente su historia.
Eran las 00:26 Hrs. del aquel 11 de noviembre de 1947, cuando una pequeña luz en el palo de proa del buque “José Menendez” asomaba indecisa en el horizonte, la majestuosa proa de la embarcación chocaba contra las altas olas que el viento sudeste formaba. Desde el puente de mando, el 2do. Oficial que recién tomaba la guardia, miraba por tercera vez su reloj controlando la frecuencia de un débil haz de luz que trataba de penetrar en la oscura noche y así determinó de que se trataba de la lámpara del Faro de Isla Pingüino, tomó los binoculares y tras abrir la puerta de babor salió al pequeño alerón. La noche estaba fría e inmediatamente sintió como miles de pegajosas partículas de humedad se adherían a su rostro y luego de tres fallidos intentos por divisar el faro se convenció de que una espesa niebla había cubierto al mismo.
Las órdenes del Comandante habían sido claras, razón por la cual el 2do. Oficial giró decididamente la manivela del antiguo teléfono que comunicaba el puente con el camarote del Capitán e informó al mismo acerca de la situación.
Pocos minutos más tarde el Capitán tomó el timón de nave y ordenó a la Sala de Máquinas que reduzca las revoluciones del motor, en tanto que el 1er. Oficial también anoticiado de la situación intentaba establecer contacto con el faro mediante el uso de las señales lumínicas de enviaba desde los potentes faroles que estaban anclados a cada una de las bandas del buque.
Había pasado ya casi una hora cuando la tripulación recién pudo comenzar a ver los primeros mensajes que a través de señales de luz se propagaban en aquella cerrada noche. Los mismos emanaban desde un edificio cilíndrico que se encontraba algunos metros por detrás del faro y eran señales de advertencia hacia todos los buques próximos al área de influencia de ese faro donde se informaba que las condiciones de visibilidad se habían agravado.
El Capitán ordenó al 3er. Oficial de Cubierta que se dirigiera hacia la proa para poder dar aviso en caso de divisar la presencia de cualquier tipo de obstáculo en las cercanías del buque y posteriormente procedió a dar inicio a la maniobra de ingreso a puerto.
Aproximadamente a las 02:50 am. el 3er. Oficial da aviso de haber avistado una rompiente muy cerca de la proa por lo que el Capitán da inmediatamente órdenes a la sala de máquinas de poner reversa a estribor y luego a babor, pero la pesada nave no alcanza a reaccionar y termina embistiendo las afiladas paredes de las Rocas Sorrell, situadas casi en la boca de entrada de la ría de Puerto Deseado, sufriendo su casco profundos cortes que dañaron la estructura interna de la nave, la que termina deteniendo su marcha tras un firme varamiento sobre esas rocas.
Nadie sabe en realidad cuales fueron las causas por las que la nave sufrió ese terrible accidente; ni tampoco si este ficticio relato coincide o no con lo que realmente ocurrió aquella fría noche.
Lo que sí fue real, es que tras ese varamiento y alrededor de las cinco de la mañana el capitán ordenó se arriaran casi la totalidad de sus botes salvavidas y que se embarcaran en los mismos prioritariamente a los enfermos, mujeres y niños y como aún la espesa niebla persistía, estas pequeñas embarcaciones debieron permanecer un largo rato cerca del buque. Allí estuvo el pequeño Alcides en los cálidos brazos de su madre, hasta que finalmente todos los tripulantes y pasajeros de la embarcación pudieron ser rescatados y conducidos a puerto.
Relato gentileza de Jorge Bernard
martes, 15 de septiembre de 2009
Cien años del ferrocarril / Actividades en la estación de Puerto Deseado
Los cien años del ferrocarril Puerto Deseado-Las Heras
Cien años del ferrocarril/ Apuntes de 1912
Apuntes de 1912
"La Nación" del 17 de diciembre de 1912 publica "Desde Puerto Deseado es duramente criticado el proceder del poder Ejecutivo en limitar la construcción de este ferrocarril en el kilómetro 320."
"La Nación" del 19 de diciembre de 1912 anuncia "El movimiento de pasajeros y carga del ferrocarril, aumenta diariamente y la dirección le presta preferente atención. Corren semanalmente dos trenes mixtos hasta el kilómetro 260, con coches para pasajeros dotados de caloríficos y servicio de restaurante en la estación del kilómetro 95", mientras el 23 de setiembre del año siguiente añade "En los alrededores de las estaciones del ferrocarril que se interna en el departamento se están formando núcleos de población", pués estas, levantadas cada 20 kilómetros para permitir el cruce de trenes, embarcar la producción lanera y los escasos pasajeros, atrajeron la atención de quienes creyeron en el progreso y prosperidad que podía originar el proyecto, contribuyendo así a la fundación de varios pueblos".
Investigación de Humberto Brumatti
"La Nación" del 17 de diciembre de 1912 publica "Desde Puerto Deseado es duramente criticado el proceder del poder Ejecutivo en limitar la construcción de este ferrocarril en el kilómetro 320."
"La Nación" del 19 de diciembre de 1912 anuncia "El movimiento de pasajeros y carga del ferrocarril, aumenta diariamente y la dirección le presta preferente atención. Corren semanalmente dos trenes mixtos hasta el kilómetro 260, con coches para pasajeros dotados de caloríficos y servicio de restaurante en la estación del kilómetro 95", mientras el 23 de setiembre del año siguiente añade "En los alrededores de las estaciones del ferrocarril que se interna en el departamento se están formando núcleos de población", pués estas, levantadas cada 20 kilómetros para permitir el cruce de trenes, embarcar la producción lanera y los escasos pasajeros, atrajeron la atención de quienes creyeron en el progreso y prosperidad que podía originar el proyecto, contribuyendo así a la fundación de varios pueblos".
Investigación de Humberto Brumatti
Cien años del ferrocarril Deseado-Las Heras/ Anticipo de "El Tren y sus Hombres"
El tren y sus hombres
Testimonios insustituibles pueblan el libro de Andrés Lagalaye
"El ramal Puerto Deseado-Las Heras fue levantado en 1978 y desde entonces permanece como un monumento mudo de aquello que todavía no se ha podido, no se ha sabido o no se ha querido restablecer", plantea Andrés Lagalaye en su libro "El tren y sus hombres", presentado en el marco del primer congreso de trenes turísticos. Este encuentro, organizado por el Programa de Investigación Geográfico Político Patagónico de la Universidad Católica Argentina, recupera las expectativas reales y posibles de revivir los rieles a través de un tren relacionado con el turismo, la historia y la cultura.
Lagalaye, acompañado por Emilio Camporini y María Florencia de Lorenzo, resume en esta obra más de treinta y cinco horas de grabaciones de entrevistas y testimonios insustituibles, y en algunos casos irrecuperables, de quienes poblaron los andenes, las locomotoras, los talleres y las oficinas de esta línea férrea inaugurada el 20 de septiembre de 1909.
El autor recuerda que "el tren funcionó hasta 1978 pero ya eran años que venía marchando a paso lento, languideciendo, más de una vez había zafado de otros cierres masivos que se dieron en la Argentina", y reflexiona que "es por eso que a diferencias de otros ramales que existen en la Patagonia y en el país los protagonistas de estes ramal tienen heridas más profundas y visibles". Entre otras razones, atribuye estas heridas a que "en estos años la localidad de Puerto Deseado recibió de sus dirigentes entre 12 y 15 veces la promesa que el ramal reabriría".
Testimonios insustituibles pueblan el libro de Andrés Lagalaye
"El ramal Puerto Deseado-Las Heras fue levantado en 1978 y desde entonces permanece como un monumento mudo de aquello que todavía no se ha podido, no se ha sabido o no se ha querido restablecer", plantea Andrés Lagalaye en su libro "El tren y sus hombres", presentado en el marco del primer congreso de trenes turísticos. Este encuentro, organizado por el Programa de Investigación Geográfico Político Patagónico de la Universidad Católica Argentina, recupera las expectativas reales y posibles de revivir los rieles a través de un tren relacionado con el turismo, la historia y la cultura.
Lagalaye, acompañado por Emilio Camporini y María Florencia de Lorenzo, resume en esta obra más de treinta y cinco horas de grabaciones de entrevistas y testimonios insustituibles, y en algunos casos irrecuperables, de quienes poblaron los andenes, las locomotoras, los talleres y las oficinas de esta línea férrea inaugurada el 20 de septiembre de 1909.
El autor recuerda que "el tren funcionó hasta 1978 pero ya eran años que venía marchando a paso lento, languideciendo, más de una vez había zafado de otros cierres masivos que se dieron en la Argentina", y reflexiona que "es por eso que a diferencias de otros ramales que existen en la Patagonia y en el país los protagonistas de estes ramal tienen heridas más profundas y visibles". Entre otras razones, atribuye estas heridas a que "en estos años la localidad de Puerto Deseado recibió de sus dirigentes entre 12 y 15 veces la promesa que el ramal reabriría".
Cien años del ferrocarril/ Congreso de trenes turísticos en Puerto Deseado
I º Congreso Patagónico de Trenes Turísticos y a Vapor en Puerto Deseado
Centenario del ramal Puerto Deseado - Las Heras
“20 de septiembre 1909 - 20 de septiembre de 2009”
(reunión preparatoria para el Congreso Internacional de Australia 2009)
Miércoles 16 de septiembre
Puerto Deseado
16.00 “El Corredor Turístico de Trenes patagónicos” Alex H. Vallega
17.00 “La Trochita un proyecto en común de Esquel y El Maitén” – Carlos Kmet y Hugo Retondo – Coordinadores de la Trochita- El Maitén/Esquel
18.00 “ Proyectos Turísticos del Ramal Puerto Deseado – Las Heras” –Ana María Urricelqui y Patricia Córdoba por Jaramillo – Sebastián Toledo - Pico Truncado – Lidia Juyent por Puerto Deseado
19.00 “Tren del Fin del Mundo (Ushuaia), una experiencia cultural, turística y comercial exitosa” – Débora Anibaldi
21.00 Cena con los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre
Jueves 17 de septiembre
Puerto Deseado
16.00 “El ramal Viedma – Bariloche, pasajeros y Turismo” – “Ing. Jacobacci un nudo ferroviario con vocación turística” Antonella Chameli
17.00 “Proyecto de un tren a los Bosques Petrificados” por Alejandro Mouzet – Museo de Comodoro Rivadavia e historias del Km 5 – Patricio Pozos –Raquel Pérez y Maria Bertosa (Asociación “Detrás del Puente”).
18.00 Proyecto de Rawson – Julio Ibáñez - –Museo Ferroviario de Río Gallegos - Edgardo Gallardo – Francisco Gurovich (Asociación Amigos de La Trochita)
19.00 “El Tren a Vapor una atracción turística Internacional” – Fabián Papatryphonos
21.00 Cena con los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre.
Viernes 18 de septiembre
10.00 Reunión de los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre
18.00 Presentación del Libro “El tren y sus hombres” – Andrés Lagalaye, Florencia De Lorenzo y Emilio Camporini
19.00 Documental “Memorias del Anden” de Rodrigo Magallanes
Sábado 19 de septiembre
Puerto Deseado
20.00 Cena tradicional y proyección del Documental “Seis Locos en busca del tren”
Centenario del ramal Puerto Deseado - Las Heras
“20 de septiembre 1909 - 20 de septiembre de 2009”
(reunión preparatoria para el Congreso Internacional de Australia 2009)
Miércoles 16 de septiembre
Puerto Deseado
16.00 “El Corredor Turístico de Trenes patagónicos” Alex H. Vallega
17.00 “La Trochita un proyecto en común de Esquel y El Maitén” – Carlos Kmet y Hugo Retondo – Coordinadores de la Trochita- El Maitén/Esquel
18.00 “ Proyectos Turísticos del Ramal Puerto Deseado – Las Heras” –Ana María Urricelqui y Patricia Córdoba por Jaramillo – Sebastián Toledo - Pico Truncado – Lidia Juyent por Puerto Deseado
19.00 “Tren del Fin del Mundo (Ushuaia), una experiencia cultural, turística y comercial exitosa” – Débora Anibaldi
21.00 Cena con los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre
Jueves 17 de septiembre
Puerto Deseado
16.00 “El ramal Viedma – Bariloche, pasajeros y Turismo” – “Ing. Jacobacci un nudo ferroviario con vocación turística” Antonella Chameli
17.00 “Proyecto de un tren a los Bosques Petrificados” por Alejandro Mouzet – Museo de Comodoro Rivadavia e historias del Km 5 – Patricio Pozos –Raquel Pérez y Maria Bertosa (Asociación “Detrás del Puente”).
18.00 Proyecto de Rawson – Julio Ibáñez - –Museo Ferroviario de Río Gallegos - Edgardo Gallardo – Francisco Gurovich (Asociación Amigos de La Trochita)
19.00 “El Tren a Vapor una atracción turística Internacional” – Fabián Papatryphonos
21.00 Cena con los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre.
Viernes 18 de septiembre
10.00 Reunión de los distintos expositores y participantes del Congreso; representantes de los trenes turísticos, museos, promotores culturales e historiadores, para continuar la organización de una Asociación que aglutine los trenes Turísticos de la Patagonia y preparar un documento para enviar al III Congreso Internacional de Trenes Turísticos y a Vapor que se realizará en Australia en el mes de Octubre
18.00 Presentación del Libro “El tren y sus hombres” – Andrés Lagalaye, Florencia De Lorenzo y Emilio Camporini
19.00 Documental “Memorias del Anden” de Rodrigo Magallanes
Sábado 19 de septiembre
Puerto Deseado
20.00 Cena tradicional y proyección del Documental “Seis Locos en busca del tren”
domingo, 9 de agosto de 2009
Historias del campo y su gente
Convocamos a aquellos que ingresan a leer estos textos para un nuevo proyecto.
Queremos recopilar relatos originales e inéditos sobre el campo en la zona de Puerto Deseado. Hay anécdotas, tragedias, grandes arreos de ganado, testimonios de trabajadores y dueños de estancias, historias de vida que queremos transformar en un libro. Y si se animan a entrevistar a ese viejo peon rural, esquilador, alambrador, que nos relate los trabajos de campo, los personajes que conoció, será muy valioso.
Escríbanme a deseadorevista@yahoo.com.ar
Mario dos Santos Lopes
Queremos recopilar relatos originales e inéditos sobre el campo en la zona de Puerto Deseado. Hay anécdotas, tragedias, grandes arreos de ganado, testimonios de trabajadores y dueños de estancias, historias de vida que queremos transformar en un libro. Y si se animan a entrevistar a ese viejo peon rural, esquilador, alambrador, que nos relate los trabajos de campo, los personajes que conoció, será muy valioso.
Escríbanme a deseadorevista@yahoo.com.ar
Mario dos Santos Lopes
martes, 24 de marzo de 2009
CONVOCATORIA PARA LA ANTOLOGIA 2009
El semanario EL ORDEN, decano de la prensa de Santa Cruz, convoca a todos los autores radicados en Puerto Deseado a participar en una colección de:
-Cuentos breves
-Poemas
-Ensayos breves sobre temas de la localidad (historia, geografía, personajes, historias de vida, fauna, flora, etc.)
Fundamentos:Los autores de cuentos, poemas o ensayos breves aspiran a poder publicar sus escritos, lo que resulta particularmente dificultoso porque las editoriales no acceden a editarlos, o, en caso de hacerlo, deben desembolsar altas sumas de dinero que no están a su alcance.
Publicar un escrito dentro de una antología permite, en muchos casos, iniciar una carrera literaria, y para muchos escritores es su primer antecedente comprobable.La antología de autores locales prestigia a Puerto Deseado y resulta de interés para los visitantes y turistas.
La aparición de una antología estimula a nuevos autores, genera interés por la realización de talleres literarios y permite a la comunidad conocer a sus escritores, a veces desconocidos.
La antología incluirá fotos a color de paisajes de Puerto Deseado, por lo que se constituirá también en un atractivo vehículo de promoción turística para nuestra ciudad.
Podrán participar todas aquellas personas mayores de doce años que residan en Puerto Deseado, y se hará extensivo a quienes hayan vivido en alguna época en Puerto Deseado y escriban sobre temas vinculados con nuestra ciudad.
Los trabajos deberán ser originales. En caso de citarse algún fragmento de otro autor, deberá citarse la fuente. Los organizadores verificarán la originalidad de cada escrito y, eventualmente, lo consultarán con el autor cuando exista alguna duda.
EL ORDEN publicará una antología que incluirá cuarenta trabajos, entre cuentos, poemas y ensayos.
Cada uno de los trabajos irá acompañado con los datos de su autor. Cualquier duda será resuelta por un jurado idóneo que se designará para definir la integración final de la antología. En caso de considerarse necesario, podrían incluirse dos o más escritos de un mismo autor.
La antología 2009 será presentada en un acto público del que participarán autoridades locales, y en el que cada autor recibirá como obsequio un ejemplar del libro.
Esta antología incluirá la participación de auspiciantes que colaborarán para la impresión del libro. Estos auspicios permitirán:
-Que cada autor pueda contar con un ejemplar gratuito del libro en el que figura su poema, cuento o ensayo.
-Que el libro tenga un precio de venta accesible a todos los que quieran obtenerlo.-Enviar ejemplares a los establecimientos escolares locales, autoridades provinciales y nacionales, bibliotecas provinciales y regionales.
Los poemas podrán ser de hasta cuarenta versos.
Los cuentos, de hasta 1000 palabras
TEMAS SUGERIDOS PARA ENSAYOS BREVES (hasta 1000 palabras)
-Mi infancia en el campo
-Mi vida en el campo
-De dónde vino mi familia
-Personajes de Puerto Deseado
-Alguien a quien no debemos olvidar
-Viajes en el ferrocarril
-Historias de inmigrantes
-Mis lugares favoritos
-Recuerdos de mi etapa escolar
-El Deseado que yo recuerdo
-Vida de marinero
-Historias de estibadores
etc.
ENVIAR LOS TRABAJOS, CON LOS DATOS PERSONALES, DNI Y EDAD DEL PARTICIPANTE
A deseadorevista@hotmail.com
-Cuentos breves
-Poemas
-Ensayos breves sobre temas de la localidad (historia, geografía, personajes, historias de vida, fauna, flora, etc.)
Fundamentos:Los autores de cuentos, poemas o ensayos breves aspiran a poder publicar sus escritos, lo que resulta particularmente dificultoso porque las editoriales no acceden a editarlos, o, en caso de hacerlo, deben desembolsar altas sumas de dinero que no están a su alcance.
Publicar un escrito dentro de una antología permite, en muchos casos, iniciar una carrera literaria, y para muchos escritores es su primer antecedente comprobable.La antología de autores locales prestigia a Puerto Deseado y resulta de interés para los visitantes y turistas.
La aparición de una antología estimula a nuevos autores, genera interés por la realización de talleres literarios y permite a la comunidad conocer a sus escritores, a veces desconocidos.
La antología incluirá fotos a color de paisajes de Puerto Deseado, por lo que se constituirá también en un atractivo vehículo de promoción turística para nuestra ciudad.
Podrán participar todas aquellas personas mayores de doce años que residan en Puerto Deseado, y se hará extensivo a quienes hayan vivido en alguna época en Puerto Deseado y escriban sobre temas vinculados con nuestra ciudad.
Los trabajos deberán ser originales. En caso de citarse algún fragmento de otro autor, deberá citarse la fuente. Los organizadores verificarán la originalidad de cada escrito y, eventualmente, lo consultarán con el autor cuando exista alguna duda.
EL ORDEN publicará una antología que incluirá cuarenta trabajos, entre cuentos, poemas y ensayos.
Cada uno de los trabajos irá acompañado con los datos de su autor. Cualquier duda será resuelta por un jurado idóneo que se designará para definir la integración final de la antología. En caso de considerarse necesario, podrían incluirse dos o más escritos de un mismo autor.
La antología 2009 será presentada en un acto público del que participarán autoridades locales, y en el que cada autor recibirá como obsequio un ejemplar del libro.
Esta antología incluirá la participación de auspiciantes que colaborarán para la impresión del libro. Estos auspicios permitirán:
-Que cada autor pueda contar con un ejemplar gratuito del libro en el que figura su poema, cuento o ensayo.
-Que el libro tenga un precio de venta accesible a todos los que quieran obtenerlo.-Enviar ejemplares a los establecimientos escolares locales, autoridades provinciales y nacionales, bibliotecas provinciales y regionales.
Los poemas podrán ser de hasta cuarenta versos.
Los cuentos, de hasta 1000 palabras
TEMAS SUGERIDOS PARA ENSAYOS BREVES (hasta 1000 palabras)
-Mi infancia en el campo
-Mi vida en el campo
-De dónde vino mi familia
-Personajes de Puerto Deseado
-Alguien a quien no debemos olvidar
-Viajes en el ferrocarril
-Historias de inmigrantes
-Mis lugares favoritos
-Recuerdos de mi etapa escolar
-El Deseado que yo recuerdo
-Vida de marinero
-Historias de estibadores
etc.
ENVIAR LOS TRABAJOS, CON LOS DATOS PERSONALES, DNI Y EDAD DEL PARTICIPANTE
A deseadorevista@hotmail.com
jueves, 19 de marzo de 2009
IMPORTANTE TAREA EDUCATIVA CUMPLE LA FUNDACION CONOCIENDO NUESTRA CASA
ESTRENARON CANOAS CANADIENSES EN LA RIA DESEADO
237 niños dieron sus primeras remadas en el verano 2009
"Durante el 2008 cumplimos muchos objetivos", señala Dolores Ansín, dirigente de la FCNC que tuvo a su cargo la dirección de los cursos de kayak de verano y participó activamente en el proyecto de huerta orgánica.
Durante enero y febrero, dieron sus primeras remadas en las aguas de la ría doscientos treinta y siete niños y niñas desde los 4 a los 16 años de edad, siendo el grupo comprendido entre los 8 y los 12 años el de mayor incidencia. El número de nautas se incrementó debido a la incorporación de las colonias de vacaciones y la integración de visitantes de Pico Truncado, Caleta Olivia, Río Gallegos y Buenos Aires.
El benjamín fue Donovan Nieto, de cuatro años, quién colaboró, con su hermano mayor, el instructor Jonatan, que junto a Juan Manuel Barría y Maximiliano Barrientos, secundaron a Dolores en el dictado del curso. "Su ayuda fue muy importante", señala con una sonrisa Dolores, "ya que al ver al pequeño acercar salvavidas y remos a los participantes, los niños se animaban a sumarse a la tarea".
A este esfuerzo se sumaron monitores de la FCNC, la Escuela Municipal de Náutica, dirigida por Freddy Giraudy y contó, como siempre, con el apoyo del Club Náutico Cap. Oneto y la invalorable presencia de la Prefectura Naval, que con sus botes semirrígidos le brindó seguridad al emprendimiento.
"Conociendo nuestra casa" viene cumpliendo, desde 1983, una valiosa tarea educativa, de conocimiento profundo de la geografía, las tradiciones, las historias y los grandes personajes de la Patagonia, inculcando el lema "respeto y cariño" en varios centenares de niños y jóvenes que, a la vez, se transforman con los años en instructores de las nuevas generaciones.
IMPORTANTE DONACION
Como culminación de los cursos, la FCNC estrenó dos canoas canadienses inflables, marca Zodiac, donadas por el conocido navegante y aventurero José Pepe Valente, gerente de la firma Naval Motor de Buenos Aires.
En un día magnífico, Carlos Robles, Rául Ramírez, Sandra García, Camelel Flügel y otros colaboradores de la fundación llevaron a pasear por la ría a un grupo entusiasta de niños que aprovecharon la oportunidad para disfrutar de la navegación en embarcaciones diferentes.
El luche, la lechuga de mar
RECETAS PATAGONICAS/ Algas en la cocina
Obtención de Porphyra
En los meses de invierno y principios de verano es posible encontrar en la zona rocosa de Chubut y Santa Cruz hermosas láminas de Porphyra columbina. Para recolectar estas plantas se recogen las láminas tratando de no arrancar la base, que es la parte más dura y puede tener arena. Conviene lavar las láminas directamente en el mar, enjuagándolas muchas veces hasta que estén absolutamente limpias. Si no es posible, el lavado se realiza en casa con agua dulce o con agua salada. Otra alternativa es comprarla seca -como "luche"-.
Preparación de Porphyra molida
La siguiente receta para preparar Porphyra seca a partir de las plantas frescas va pasando oralmente de una a otra persona. Este producto molido puede ser añadido a muchas comidas de la cocina de todos los días.
Hay que separar los talos sobre asaderas y secarlos en el horno con la puerta abierta hasta que estén crocantes, cuidando que no se quemen. Este paso debe ser realizado teniendo la precaución de que las algas no estén encimadas, para que el proceso de secado sea rápido. Cuando el secado está en su punto las láminas apenas tostadas huelen suavemente a marisco y pueden disgregarse con la mano en pequeñas escamas parecidas a las del orégano. A medida que una tanda de algas se seca se van agregando otras. Las algas secas y molidas con la mano se embolsan o se introducen en frascos cerrados para su uso posterior.
Usos de Porphyra molida
Para empanadas de carne o pollo: agregar una taza de Porphyra por docena de empanadas.
En salsas para pastas: agregar media taza de Porphyra molida, luego del tomate.
En guisos: agregar media taza de Porphyra diez minutos antes de retirar del fuego.
Sobre arroz blanco: espolvorear reemplazando al queso rallado.
Sobre todo tipo de canapés: espolvorear para obtener un excelente color castaño (es más barato que el caviar).
En ensaladas de tomate fresco, de pepino, de lechuga blanca, de coliflor y otras similares: utilizarla como aliño mezclada con salsa de soja y vinagre.
El alto contenido de proteínas de Porphyra y su casi nulo contenido en lípidos la convierten en un óptimo sucedáneo de las carnes en dietas que evitan el colesterol.
Preparación del luche
En Chile se consume Porphyra columbina bajo la forma de luche. La siguiente receta fue aportada por el amigo chileno Ricardo Paredes.
Las hojas de Porphyra recogidas en la costa deben lavarse muy bien, primero con agua y sal y luego con agua dulce, repitiendo esta operación varias veces.
A continuación se cocinan muy lentamente al vapor, de manera similar a la cocción de mariscos.
Colocadas en un molde se introducen al horno, a fuego lento.
De esta manera se obtiene un pan de Porphyra. Esta es la forma como se comercializa en los mercados regionales como "luche".
Empanadas de luche y pollo
La receta original de estas empanadas fue aportada por María Luz Piriz, de Puerto Madryn. Ha ido cambiando con el tiempo, pero resulta muy buena en todas sus versiones.
Ingredientes:
Doce tapas de empanada (que no sean de hojaldre)
Dos cebollas grandes.
Un cuarto kilo de luche
Una pechuga de pollo.
Perejil
Laurel
Media taza de aceite
y Tres cucharadas de salsa de soja
o
Una cucharadita de ají molido
Una cucharadita de sal
o
Una cucharada de curry
Preparación:
Hervir el pollo en agua con sal, perejil y laurel. Escurrirlo y picarlo fino.
Cortar el luche en tiritas y picarlo un poco. Picar y freír las cebollas en aceite. Agregar el pollo y después el luche. Condimentar con la salsa de soja, o con sal y ají molido, o con el curry.
Dejar enfriar este relleno.
Luego armar las empanadas y se cocinarlas al horno, sobre una placa ligeramente aceitada.
Papas con luche
Esta receta fue extraída del libro de comidas tradicionales de la Isla de Chiloé "La papa está aquí", escrito por Emiliana Cárdenas.
Ingredientes:
Un cuarto kilo de luche (preparado como se detalla más arriba o comprado en el mercado, si se encuentra)
Una zanahoria grande rallada
Un kilo de papas
Ajos
Una cebolla grande
Ajíes (de cualquier tipo)
Comino
Pimienta
Orégano
Aceite o manteca para freír
Preparación:
Remojar el luche y lavarlo muy bien. Pelar las papas y cocinarlas enteras. Freír el luche junto con los condimentos y la zanahoria rallada. Servirlo con las papas.
Obtención de Porphyra
En los meses de invierno y principios de verano es posible encontrar en la zona rocosa de Chubut y Santa Cruz hermosas láminas de Porphyra columbina. Para recolectar estas plantas se recogen las láminas tratando de no arrancar la base, que es la parte más dura y puede tener arena. Conviene lavar las láminas directamente en el mar, enjuagándolas muchas veces hasta que estén absolutamente limpias. Si no es posible, el lavado se realiza en casa con agua dulce o con agua salada. Otra alternativa es comprarla seca -como "luche"-.
Preparación de Porphyra molida
La siguiente receta para preparar Porphyra seca a partir de las plantas frescas va pasando oralmente de una a otra persona. Este producto molido puede ser añadido a muchas comidas de la cocina de todos los días.
Hay que separar los talos sobre asaderas y secarlos en el horno con la puerta abierta hasta que estén crocantes, cuidando que no se quemen. Este paso debe ser realizado teniendo la precaución de que las algas no estén encimadas, para que el proceso de secado sea rápido. Cuando el secado está en su punto las láminas apenas tostadas huelen suavemente a marisco y pueden disgregarse con la mano en pequeñas escamas parecidas a las del orégano. A medida que una tanda de algas se seca se van agregando otras. Las algas secas y molidas con la mano se embolsan o se introducen en frascos cerrados para su uso posterior.
Usos de Porphyra molida
Para empanadas de carne o pollo: agregar una taza de Porphyra por docena de empanadas.
En salsas para pastas: agregar media taza de Porphyra molida, luego del tomate.
En guisos: agregar media taza de Porphyra diez minutos antes de retirar del fuego.
Sobre arroz blanco: espolvorear reemplazando al queso rallado.
Sobre todo tipo de canapés: espolvorear para obtener un excelente color castaño (es más barato que el caviar).
En ensaladas de tomate fresco, de pepino, de lechuga blanca, de coliflor y otras similares: utilizarla como aliño mezclada con salsa de soja y vinagre.
El alto contenido de proteínas de Porphyra y su casi nulo contenido en lípidos la convierten en un óptimo sucedáneo de las carnes en dietas que evitan el colesterol.
Preparación del luche
En Chile se consume Porphyra columbina bajo la forma de luche. La siguiente receta fue aportada por el amigo chileno Ricardo Paredes.
Las hojas de Porphyra recogidas en la costa deben lavarse muy bien, primero con agua y sal y luego con agua dulce, repitiendo esta operación varias veces.
A continuación se cocinan muy lentamente al vapor, de manera similar a la cocción de mariscos.
Colocadas en un molde se introducen al horno, a fuego lento.
De esta manera se obtiene un pan de Porphyra. Esta es la forma como se comercializa en los mercados regionales como "luche".
Empanadas de luche y pollo
La receta original de estas empanadas fue aportada por María Luz Piriz, de Puerto Madryn. Ha ido cambiando con el tiempo, pero resulta muy buena en todas sus versiones.
Ingredientes:
Doce tapas de empanada (que no sean de hojaldre)
Dos cebollas grandes.
Un cuarto kilo de luche
Una pechuga de pollo.
Perejil
Laurel
Media taza de aceite
y Tres cucharadas de salsa de soja
o
Una cucharadita de ají molido
Una cucharadita de sal
o
Una cucharada de curry
Preparación:
Hervir el pollo en agua con sal, perejil y laurel. Escurrirlo y picarlo fino.
Cortar el luche en tiritas y picarlo un poco. Picar y freír las cebollas en aceite. Agregar el pollo y después el luche. Condimentar con la salsa de soja, o con sal y ají molido, o con el curry.
Dejar enfriar este relleno.
Luego armar las empanadas y se cocinarlas al horno, sobre una placa ligeramente aceitada.
Papas con luche
Esta receta fue extraída del libro de comidas tradicionales de la Isla de Chiloé "La papa está aquí", escrito por Emiliana Cárdenas.
Ingredientes:
Un cuarto kilo de luche (preparado como se detalla más arriba o comprado en el mercado, si se encuentra)
Una zanahoria grande rallada
Un kilo de papas
Ajos
Una cebolla grande
Ajíes (de cualquier tipo)
Comino
Pimienta
Orégano
Aceite o manteca para freír
Preparación:
Remojar el luche y lavarlo muy bien. Pelar las papas y cocinarlas enteras. Freír el luche junto con los condimentos y la zanahoria rallada. Servirlo con las papas.
RELATOS DEL DOCTOR RAUL CEVASCO
Pequeñas Historias
24 - Estanciera
27 de Mayo de 1934. Se inaugura el hospital de Puerto Deseado. La Comisión de Fomento municipal, presidida por el Dr. Ernesto Iturriaga, procede a habilitar el nuevo edificio hospitalario, aún a medio terminar, y pone al frente del mismo al Dr. Carlos Raúl Fernández. Se trata en realidad de un doble estreno, debido a que el Dr. Fernández había llegado a la localidad ese mismo año, poco tiempo antes de la inauguración del edificio hospitalario, recién recibido y con la intención de radicarse en forma permanente.
A partir de este momento, y durante más de 25 años, el hospital nunca tuvo un vehículo propio para diligencias o asistencia de pacientes. Fue en el año 1960 cuando la superioridad resolvió asignar el primer vehículo, que resultó ser una Estanciera IKA modelo 1959, una de las primeros vehículos automotores fabricados en el país. Para los que no llegaron a conocer este tipo de rodados, les aclaro que se trataba de algo sumamente rudimentario, un vehículo rural con la parte posterior cerrada, y que en este caso que nos ocupa se había equipado con una camilla en esa parte posterior, como único agregado para que se le diera el pomposo título de ambulancia.
Fue también en esos años cuando se construyó el Puesto Sanitario de la localidad de Jaramillo. Hasta ese momento, cuando era necesario prestar atención médica a alguien, lo hacíamos en su propio domicilio, debido a que no existía un local destinado al efecto. Fue el propio Dr. Fernández quien gestionó e insistió ante los responsables provinciales para que se construyera ese puesto sanitario, lo que en definitiva consiguió y la obra se llevó a cabo a comienzos de la década del 60. La licitación fue adjudicada al ingeniero Baldomero F. Cimadevilla, quien por entonces tenía una empresa constructora, realizando la tarea en muy breve plazo. Lástima que, de acuerdo con los criterios de la época, el nuevo edificio fue levantado a algunas cuadras de distancia de la localidad, en vez de haberlo hecho en el núcleo poblacional, para mayor comodidad de los usuarios.
Fue así como se implementó un servicio de asistencia médica para la localidad de Jaramillo, realizándose la atención en el puesto sanitario, siendo necesario para ello que un profesional de Puerto Deseado viajara dos veces por semana, en forma rotativa, utilizando para ello la incómoda Estanciera. Estos viajes se debían a que por entonces en la localidad de Jaramillo no había médico permanente. Cabe mencionar acá que cuando por razones mecánicas o problemas de intransitabilidad en la ruta no se podía viajar por este medio, se concurría igual utilizando para ello el coche-motor o autovía del ferrocarril local. Avanzando algo más en esta digresión, vale la pena destacar el valioso servicio que prestaba entonces ese ferrocarril, cuando los caminos eran ásperos y pedregosos y frecuentemente quedaban intransitables por lluvia o nieve. En varias oportunidades fue necesario entrar o salir de Puerto Deseado llevando el automóvil arriba de una chata del ferrocarril, hasta Fitz Roy o hasta Pico Truncado, porque resultaba imposible hacerlo transitando el camino.
Regreso al tema principal. Un día cualquiera la Estanciera inició un viaje más de los tantos que había hecho hasta entonces. Al volante se encontraba el administrador-chofer multiuso, adjetivo debido a las diversas funciones que realizaba, Roberto Ignacio ‘Tito’ Fernández. Encaramos la salida por el viejo camino de ripio hacia el campo de aviación, lugar en el cual Tito me cedió la conducción del vehículo, pero el viaje no iba a durar mucho. Al llegar al cañadón de la estancia La Maruja, más conocido como bajada del 30, en el momento de girar a la derecha al comienzo de la pendiente, de acuerdo con el trazado de entonces, la Estanciera cayó hacia delante y se detuvo en pocos metros. Pero no ‘toda’ la Estanciera. La rueda delantera izquierda, que al salirse había provocado la caída hacia delante, continuó bajando sola y cruzando campo, y no solamente llegó hasta el fondo del cañadón, sino que se atrevió a comenzar a subir por el lado opuesto, hasta que la fuerza de gravedad la detuvo.
Gran caminata, afortunadamente bajo el sol, para llegar hasta donde estaba la rebelde, y luego otra gran caminata de regreso para traerla rodando cuesta arriba. Tito se arregló de alguna manera para volver a colocarla en forma precaria, y de esta forma regresamos a Puerto Deseado, casi a paso de hombre, hasta el taller donde se le aplicó la solución de fondo. La Estanciera salió nuevamente al día siguiente, ahora con otros tripulantes, para cumplir el cometido interrumpido el día anterior.
En esa sucesión de viajes ocurrió por lo menos otro episodio curioso, pero en esta ocasión en la etapa de regreso. Actualmente la casi totalidad de los vehículos tienen un solo parabrisas, pero la Estanciera de entonces tenía la abertura anterior dividida al medio, de manera que tenía dos parabrisas, uno para el conductor y otro para el acompañante. Transitando el camino de Jaramillo hacia Deseado, ahora con Tito al volante, aproximadamente a la altura de Antonio de Biedma se oye un estallido y cae encima mío, que iba de acompañante, el parabrisas derecho hecho polvo, ingresando al mismo tiempo en el interior un cascote de canto rodado, sin que nada justificara el episodio, ya que no hubo cruzamiento con ningún otro vehículo. La Estanciera venía equipada con un guardabarros muy angosto, lo que permitió que una piedra se elevara sin ser atajada y el mismo vehículo se la llevó por delante. Tito continuó el viaje con la bronca de haber roto el parabrisas y la frustración de no tener a nadie a quien echarle la culpa.
Raúl Eduardo Cevasco
en "Pequeñas historias-Memorias de un médico de pueblo"
24 - Estanciera
27 de Mayo de 1934. Se inaugura el hospital de Puerto Deseado. La Comisión de Fomento municipal, presidida por el Dr. Ernesto Iturriaga, procede a habilitar el nuevo edificio hospitalario, aún a medio terminar, y pone al frente del mismo al Dr. Carlos Raúl Fernández. Se trata en realidad de un doble estreno, debido a que el Dr. Fernández había llegado a la localidad ese mismo año, poco tiempo antes de la inauguración del edificio hospitalario, recién recibido y con la intención de radicarse en forma permanente.
A partir de este momento, y durante más de 25 años, el hospital nunca tuvo un vehículo propio para diligencias o asistencia de pacientes. Fue en el año 1960 cuando la superioridad resolvió asignar el primer vehículo, que resultó ser una Estanciera IKA modelo 1959, una de las primeros vehículos automotores fabricados en el país. Para los que no llegaron a conocer este tipo de rodados, les aclaro que se trataba de algo sumamente rudimentario, un vehículo rural con la parte posterior cerrada, y que en este caso que nos ocupa se había equipado con una camilla en esa parte posterior, como único agregado para que se le diera el pomposo título de ambulancia.
Fue también en esos años cuando se construyó el Puesto Sanitario de la localidad de Jaramillo. Hasta ese momento, cuando era necesario prestar atención médica a alguien, lo hacíamos en su propio domicilio, debido a que no existía un local destinado al efecto. Fue el propio Dr. Fernández quien gestionó e insistió ante los responsables provinciales para que se construyera ese puesto sanitario, lo que en definitiva consiguió y la obra se llevó a cabo a comienzos de la década del 60. La licitación fue adjudicada al ingeniero Baldomero F. Cimadevilla, quien por entonces tenía una empresa constructora, realizando la tarea en muy breve plazo. Lástima que, de acuerdo con los criterios de la época, el nuevo edificio fue levantado a algunas cuadras de distancia de la localidad, en vez de haberlo hecho en el núcleo poblacional, para mayor comodidad de los usuarios.
Fue así como se implementó un servicio de asistencia médica para la localidad de Jaramillo, realizándose la atención en el puesto sanitario, siendo necesario para ello que un profesional de Puerto Deseado viajara dos veces por semana, en forma rotativa, utilizando para ello la incómoda Estanciera. Estos viajes se debían a que por entonces en la localidad de Jaramillo no había médico permanente. Cabe mencionar acá que cuando por razones mecánicas o problemas de intransitabilidad en la ruta no se podía viajar por este medio, se concurría igual utilizando para ello el coche-motor o autovía del ferrocarril local. Avanzando algo más en esta digresión, vale la pena destacar el valioso servicio que prestaba entonces ese ferrocarril, cuando los caminos eran ásperos y pedregosos y frecuentemente quedaban intransitables por lluvia o nieve. En varias oportunidades fue necesario entrar o salir de Puerto Deseado llevando el automóvil arriba de una chata del ferrocarril, hasta Fitz Roy o hasta Pico Truncado, porque resultaba imposible hacerlo transitando el camino.
Regreso al tema principal. Un día cualquiera la Estanciera inició un viaje más de los tantos que había hecho hasta entonces. Al volante se encontraba el administrador-chofer multiuso, adjetivo debido a las diversas funciones que realizaba, Roberto Ignacio ‘Tito’ Fernández. Encaramos la salida por el viejo camino de ripio hacia el campo de aviación, lugar en el cual Tito me cedió la conducción del vehículo, pero el viaje no iba a durar mucho. Al llegar al cañadón de la estancia La Maruja, más conocido como bajada del 30, en el momento de girar a la derecha al comienzo de la pendiente, de acuerdo con el trazado de entonces, la Estanciera cayó hacia delante y se detuvo en pocos metros. Pero no ‘toda’ la Estanciera. La rueda delantera izquierda, que al salirse había provocado la caída hacia delante, continuó bajando sola y cruzando campo, y no solamente llegó hasta el fondo del cañadón, sino que se atrevió a comenzar a subir por el lado opuesto, hasta que la fuerza de gravedad la detuvo.
Gran caminata, afortunadamente bajo el sol, para llegar hasta donde estaba la rebelde, y luego otra gran caminata de regreso para traerla rodando cuesta arriba. Tito se arregló de alguna manera para volver a colocarla en forma precaria, y de esta forma regresamos a Puerto Deseado, casi a paso de hombre, hasta el taller donde se le aplicó la solución de fondo. La Estanciera salió nuevamente al día siguiente, ahora con otros tripulantes, para cumplir el cometido interrumpido el día anterior.
En esa sucesión de viajes ocurrió por lo menos otro episodio curioso, pero en esta ocasión en la etapa de regreso. Actualmente la casi totalidad de los vehículos tienen un solo parabrisas, pero la Estanciera de entonces tenía la abertura anterior dividida al medio, de manera que tenía dos parabrisas, uno para el conductor y otro para el acompañante. Transitando el camino de Jaramillo hacia Deseado, ahora con Tito al volante, aproximadamente a la altura de Antonio de Biedma se oye un estallido y cae encima mío, que iba de acompañante, el parabrisas derecho hecho polvo, ingresando al mismo tiempo en el interior un cascote de canto rodado, sin que nada justificara el episodio, ya que no hubo cruzamiento con ningún otro vehículo. La Estanciera venía equipada con un guardabarros muy angosto, lo que permitió que una piedra se elevara sin ser atajada y el mismo vehículo se la llevó por delante. Tito continuó el viaje con la bronca de haber roto el parabrisas y la frustración de no tener a nadie a quien echarle la culpa.
Raúl Eduardo Cevasco
en "Pequeñas historias-Memorias de un médico de pueblo"
El volcán Hudson... una historia gris
1991 / LA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN HUDSON
...Y los días se hicieron noches
En la madrugada del martes 13 de agosto de 1991, aproximadamente a las seis de la mañana, comenzó en Puerto Deseado y su zona de influencia la lluvia de ceniza proveniente del volcán chileno Hudson, el cual había entrado en erupción los días anteriores. La virulencia del fenómeno, algo poco común en los anales de la vulcanología a nivel mundial, y el hecho de que la inmensa mayoría de la gente careciera de la más elemental información sobre el particular, motivó que en los primeros momentos cundiera el pánico entre quienes, al salir de su casa, se vieron envueltos en una espesa nube cuyos componentes resultaba difícil determinar habida cuenta que aparentaba ser una extraña mezcla de humo, ceniza y tierra que emergía del interior de los edificios y convertía en algo dantesco circular por las calles de la localidad.
Personalmente y haciendo con ello honor a la verdad, debo confesar que sentí una desagradable impresión, no exenta del normal y respetuoso temor que suelen causar los fenómenos desconocidos, cuando al dirigirme a mi lugar de trabajo, casi anulado el sentido de la orientación a causa de la impenetrable oscuridad reinante, me hallé perdido en las calles por las que tantas veces había transitado a lo largo de treinta años; calles que, como es lógico, conozco como la palma de mi mano y por las que en circunstancias normales podría caminar con los ojos cerrados. Los interminables diez minutos que empleé para recorrer en coche las escasas nueve cuadras que separan mi casa de la Cooperativa Ganadera, lugar donde trabajaba, fueron una verdadera pesadilla. La falta de visibilidad impedía saber si el coche rodaba por la calzada, única forma de no llevarme por delante los vehículos estacionados o chocar con alguno de los pocos que circulaban en dirección opuesta y cuyas luces apenas se distinguían en la oscuridad.
Gracias a Dios, Ser Supremo cuya protección solemos invocar en los momentos difíciles, pero del Cual nos olvidamos con demasiada frecuencia poniendo con ello de manifiesto la desconsideración e ingratitud que yace en el alma de cada ser humano, pude arribar a mi lugar de trabajo sin mayores inconvenientes, pero seriamente preocupado por las consecuencias que a posteriori y en todos los órdenes podía acarrear el extraño fenómeno.
Al descender del coche, una vez aparcado en el lugar de costumbre, me encontré con Alicia Jenkins, una compañera de trabajo que había hecho el camino a pié y llegó con las ropas y el cabello completamente blancos además de un susto que no le cabía en el cuerpo cuando me preguntó: Rufino ¿ qué es esto?; una pregunta que yo me había formulado varias veces y para la cual no encontraba una respuesta satisfactoria. Tenía, eso sí, un vago presentimiento sobre el origen de la persistente y molesta lluvia de ceniza que desde hora temprana se abatía sobre Puerto Deseado; presentimiento que pude corroborar cuando ingresé a la Cooperativa y dos compañeros, Lidia Heras y Genaro Fueyo, ambos preocupados por las características del fenómeno y ocupados en limpiar la gran cantidad de ceniza depositada en el salón de ventas, me informaron que había entrado en erupción, en territorio chileno, el volcán Hudson, nombre hasta ese momento desconocido para nosotros, pero del que difícilmente podamos olvidarnos en el futuro toda vez que su atípico comportamiento alteró seriamente el ritmo de vida de quienes habitamos la extensa zona afectada, y sumió prácticamente en la ruina a muchas familias que dependían de lo que históricamente produce el campo en este lejano confín del mundo: el ganado ovino.
Con la urgencia que el caso requería, y atenta a velar por la seguridad de la población, la Junta Local de Defensa Civil encabezada por su titular, el señor intendente municipal, don Luis Ángel Diez, se abocó a recabar información de los organismos competentes y a trasladarla a la ciudadanía mediante comunicados emitidos puntualmente por L.R.I. 200, radio Puerto Deseado, a través de los cuales se daban a conocer una serie de medidas tendientes a preservar la salud y calidad de vida de la población. Cabe al respecto señalar que en algunos casos los comunicados emanaban directamente de Defensa Civil, aconsejada por la lógica y el sentido común, este último agudizado en la ocasión por las excepcionales características que revestía el fenómeno y las adversas condiciones en que, inevitablemente, habría de desarrollarse la vida de la comunidad en el futuro.
En mi modesta opinión, y sin pretender con ello que la misma sea mayoritariamente compartida, considero que la labor desarrollada por Defensa Civil y la emisora local L.R.I 200, fue óptima y estuvo en toda momento presidida por su loable afán de llevar tranquilidad a la población evitando por todos los medios contagiar a la misma con su lógica preocupación y estado de ánimo, y hasta minimizando, en no pocas ocasiones, la gravedad de la situación que se estaba viviendo, al solo efecto de atemperar el desasosiego en que estaba inmerso el vecindario. Tan humanitario comportamiento se fundamente en un cabal sentido de responsabilidad y lleva implícito un gran profesionalismo. En tal inteligencia, y con la libertad que me confiere el hecho de no haber integrado la Junta de Defensa Civil ni tener con L.R.I. 200 otra relación que la dictada por las más elementales reglas de cortesía y las buenas costumbres, considero un deber de justicia expresar a ambas y a cuantas personas brindaron a las mismas su generosa y altruista colaboración, mi sincero agradecimiento por su manifiesta responsabilidad y excelente manejo de la información.
Con muy buen criterio, la Junta Local de Defensa Civil aconsejó el cese total de actividades a fin de que la familia estuviera reunida en circunstancias tan excepcionales. Entre sus recomendaciones figuraba también la de no exponerse innecesariamente a los rigores del clima, y en casos de urgencia hacerlo provistos de los correspondientes barbijos y antiparras.
A fin de controlar el ingreso de ceniza a las viviendas , sus ocupantes se abocaron de inmediato a "sellar" puertas, ventanas y rendijas con cintes, trapos y otros elementos similares. Así y todo había momentos en los cuales, incomprensiblemente, la ceniza flotaba en las dependencias de tal forma que era menester limpiar, de tanto en tanto, los muebles y el suelo de las habitaciones. En consecuencia, el ambiente se tornaba irrespirable.
El día 13, la noche se prolongó por espacio de 90 minutos. La nube de ceniza era tan densa que la claridad del nuevo día fue incapaz de traspasarla hasta bien entrada la mañana. El resto del día, y el siguiente, la ceniza cayó con menos intensidad, pero tampoco el astro rey consiguió perforar las nubes que se cernían alocadamente sobre la ciudad.
El jueves, día 15, entre las 15 y 15,30, aproximadamente, la noche se enseñoreó de la ciudad a tal punto que se encendieron todas las lámparas del alumbrado público. Esos 30 minutos, sin lugar a dudas, fueron los más largos y llenos de incertidumbre en la vida de quienes debimos soportarlos.
El día 16 se mantuvo más o menos claro, pero en las últimas horas del sábado 17 y en la madrugada del domingo 18 el viento corrió a 120 Km. por hora, circunstancia que contribuyó a que la ceniza ingresara en grandes cantidades a todos los ambientes y convirtiera esas horas en un verdadero calvario. Las últimas horas del domingo 18 y las 24 del 19 fueron relativamente calmas; circunstancia que dio un respiro a la gente y contribuyó a cambiar su estado de ánimo a tal punto que no parecía la misma de los días anteriores. El hecho estaba también relacionado con la esperanza de que lo peor ya hubiera pasado.
Mientras tanto comenzaron a llegar noticias suministradas por los radioaficionados y algunos estancieros que arribaban del campo, informando lo que había sido la vida en las zonas más afectadas por el fenómeno y de los estragos que el mismo había causado en la mayor parte de las estancias. Las mismas daban cuenta también de la gran cantidad de vehículos que habían quedado en las rutas de la zona; algunos de ellos fundidos a causa del intenso pulido que la ceniza sometía a las partes vitales del motor y otros impedidos de seguir transitando debido a la escasa visibilidad reinante.
Quien esto escribe conversó largamente con dueños de estancias, encargados y peones que debieron permanecer encerrados sus casas por espacio de una semana, viéndose por lo tanto imposibilitados de realizar las más acuciantes tareas sin correr el riesgo de extraviarse apenas perdían contacto con las paredes de los edificios. Casos hubo en que llegar a un molino o a las caballerizas, distantes 40 metros de la casa, resultaba poco menos que imposible.
Solamente quienes por imperio de las circunstancias vivieron momentos tan desagradables y sufrieron en carne propia las consecuencias del fenómeno, pueden con justicia aquilatar la gravedad de la situación y dar testimonio de la impotencia y desesperación que se siente en casos como el que nos ocupa, cuando las fuerzas incontrolables de la Naturaleza niegan toda posibilidad de atemperar su furia desenfrenada.
Hasta el viernes 6 de septiembre, de 1991 los días se sucedieron alternando momentos de relativa calma y luminosidad con otros en los cuales densas nubes de ceniza revoloteaban alocadamente sobre la ciudad. Al promediar la mañana del día de la fecha la ceniza comenzó a enseñorearse nuevamente del cielo patagónico y a las 11,30 horas se hizo totalmente de noche por espacio de 12 o 15 minutos. Esta segunda experiencia ya no causó tanta preocupación en la gente como la primera. A continuación y por un lapso de aproximadamente tres horas el cielo se despejó totalmente. A las 15 horas, y sin que aparentemente existiera motivo alguno que lo justificara toda vez que no soplaba la más leve brisa, nuevamente la ceniza penetró en todos los ambientes de las viviendas con inusitada violencia.
Hasta el primero de junio de 1992, fecha en la que tomé los últimos apuntes relacionados con el tema que estoy reflejando, podría dejar constancia del número de días y horas de cada uno de ellos en los cuales debimos convivir con la ceniza, pero me abstengo de hacerlo por considerar que resultaría monótono y reiterativo. Consecuentemente, lo resumiré diciendo que fueron muchos los días en que la ceniza se hacía presente; a veces después de haber llovido con intensidad durante horas, y hasta en forma de barro cuando esto sucedía. Si bien con menor intensidad dado que al reparo de las matas solo quedaba la ceniza más gruesa, a partir de esta última fecha su aparición fue más espaciada, pero siguió flotando en el ambiente cada vez que el viento salía de ronda por los pueblos y campos patagónicos; algo que, probablemente, seguirá ocurriendo por mucho tiempo en los momentos en que viaje a bordo de sus invisibles y poderosas alas.
Rufino Sienes de Diego
...Y los días se hicieron noches
En la madrugada del martes 13 de agosto de 1991, aproximadamente a las seis de la mañana, comenzó en Puerto Deseado y su zona de influencia la lluvia de ceniza proveniente del volcán chileno Hudson, el cual había entrado en erupción los días anteriores. La virulencia del fenómeno, algo poco común en los anales de la vulcanología a nivel mundial, y el hecho de que la inmensa mayoría de la gente careciera de la más elemental información sobre el particular, motivó que en los primeros momentos cundiera el pánico entre quienes, al salir de su casa, se vieron envueltos en una espesa nube cuyos componentes resultaba difícil determinar habida cuenta que aparentaba ser una extraña mezcla de humo, ceniza y tierra que emergía del interior de los edificios y convertía en algo dantesco circular por las calles de la localidad.
Personalmente y haciendo con ello honor a la verdad, debo confesar que sentí una desagradable impresión, no exenta del normal y respetuoso temor que suelen causar los fenómenos desconocidos, cuando al dirigirme a mi lugar de trabajo, casi anulado el sentido de la orientación a causa de la impenetrable oscuridad reinante, me hallé perdido en las calles por las que tantas veces había transitado a lo largo de treinta años; calles que, como es lógico, conozco como la palma de mi mano y por las que en circunstancias normales podría caminar con los ojos cerrados. Los interminables diez minutos que empleé para recorrer en coche las escasas nueve cuadras que separan mi casa de la Cooperativa Ganadera, lugar donde trabajaba, fueron una verdadera pesadilla. La falta de visibilidad impedía saber si el coche rodaba por la calzada, única forma de no llevarme por delante los vehículos estacionados o chocar con alguno de los pocos que circulaban en dirección opuesta y cuyas luces apenas se distinguían en la oscuridad.
Gracias a Dios, Ser Supremo cuya protección solemos invocar en los momentos difíciles, pero del Cual nos olvidamos con demasiada frecuencia poniendo con ello de manifiesto la desconsideración e ingratitud que yace en el alma de cada ser humano, pude arribar a mi lugar de trabajo sin mayores inconvenientes, pero seriamente preocupado por las consecuencias que a posteriori y en todos los órdenes podía acarrear el extraño fenómeno.
Al descender del coche, una vez aparcado en el lugar de costumbre, me encontré con Alicia Jenkins, una compañera de trabajo que había hecho el camino a pié y llegó con las ropas y el cabello completamente blancos además de un susto que no le cabía en el cuerpo cuando me preguntó: Rufino ¿ qué es esto?; una pregunta que yo me había formulado varias veces y para la cual no encontraba una respuesta satisfactoria. Tenía, eso sí, un vago presentimiento sobre el origen de la persistente y molesta lluvia de ceniza que desde hora temprana se abatía sobre Puerto Deseado; presentimiento que pude corroborar cuando ingresé a la Cooperativa y dos compañeros, Lidia Heras y Genaro Fueyo, ambos preocupados por las características del fenómeno y ocupados en limpiar la gran cantidad de ceniza depositada en el salón de ventas, me informaron que había entrado en erupción, en territorio chileno, el volcán Hudson, nombre hasta ese momento desconocido para nosotros, pero del que difícilmente podamos olvidarnos en el futuro toda vez que su atípico comportamiento alteró seriamente el ritmo de vida de quienes habitamos la extensa zona afectada, y sumió prácticamente en la ruina a muchas familias que dependían de lo que históricamente produce el campo en este lejano confín del mundo: el ganado ovino.
Con la urgencia que el caso requería, y atenta a velar por la seguridad de la población, la Junta Local de Defensa Civil encabezada por su titular, el señor intendente municipal, don Luis Ángel Diez, se abocó a recabar información de los organismos competentes y a trasladarla a la ciudadanía mediante comunicados emitidos puntualmente por L.R.I. 200, radio Puerto Deseado, a través de los cuales se daban a conocer una serie de medidas tendientes a preservar la salud y calidad de vida de la población. Cabe al respecto señalar que en algunos casos los comunicados emanaban directamente de Defensa Civil, aconsejada por la lógica y el sentido común, este último agudizado en la ocasión por las excepcionales características que revestía el fenómeno y las adversas condiciones en que, inevitablemente, habría de desarrollarse la vida de la comunidad en el futuro.
En mi modesta opinión, y sin pretender con ello que la misma sea mayoritariamente compartida, considero que la labor desarrollada por Defensa Civil y la emisora local L.R.I 200, fue óptima y estuvo en toda momento presidida por su loable afán de llevar tranquilidad a la población evitando por todos los medios contagiar a la misma con su lógica preocupación y estado de ánimo, y hasta minimizando, en no pocas ocasiones, la gravedad de la situación que se estaba viviendo, al solo efecto de atemperar el desasosiego en que estaba inmerso el vecindario. Tan humanitario comportamiento se fundamente en un cabal sentido de responsabilidad y lleva implícito un gran profesionalismo. En tal inteligencia, y con la libertad que me confiere el hecho de no haber integrado la Junta de Defensa Civil ni tener con L.R.I. 200 otra relación que la dictada por las más elementales reglas de cortesía y las buenas costumbres, considero un deber de justicia expresar a ambas y a cuantas personas brindaron a las mismas su generosa y altruista colaboración, mi sincero agradecimiento por su manifiesta responsabilidad y excelente manejo de la información.
Con muy buen criterio, la Junta Local de Defensa Civil aconsejó el cese total de actividades a fin de que la familia estuviera reunida en circunstancias tan excepcionales. Entre sus recomendaciones figuraba también la de no exponerse innecesariamente a los rigores del clima, y en casos de urgencia hacerlo provistos de los correspondientes barbijos y antiparras.
A fin de controlar el ingreso de ceniza a las viviendas , sus ocupantes se abocaron de inmediato a "sellar" puertas, ventanas y rendijas con cintes, trapos y otros elementos similares. Así y todo había momentos en los cuales, incomprensiblemente, la ceniza flotaba en las dependencias de tal forma que era menester limpiar, de tanto en tanto, los muebles y el suelo de las habitaciones. En consecuencia, el ambiente se tornaba irrespirable.
El día 13, la noche se prolongó por espacio de 90 minutos. La nube de ceniza era tan densa que la claridad del nuevo día fue incapaz de traspasarla hasta bien entrada la mañana. El resto del día, y el siguiente, la ceniza cayó con menos intensidad, pero tampoco el astro rey consiguió perforar las nubes que se cernían alocadamente sobre la ciudad.
El jueves, día 15, entre las 15 y 15,30, aproximadamente, la noche se enseñoreó de la ciudad a tal punto que se encendieron todas las lámparas del alumbrado público. Esos 30 minutos, sin lugar a dudas, fueron los más largos y llenos de incertidumbre en la vida de quienes debimos soportarlos.
El día 16 se mantuvo más o menos claro, pero en las últimas horas del sábado 17 y en la madrugada del domingo 18 el viento corrió a 120 Km. por hora, circunstancia que contribuyó a que la ceniza ingresara en grandes cantidades a todos los ambientes y convirtiera esas horas en un verdadero calvario. Las últimas horas del domingo 18 y las 24 del 19 fueron relativamente calmas; circunstancia que dio un respiro a la gente y contribuyó a cambiar su estado de ánimo a tal punto que no parecía la misma de los días anteriores. El hecho estaba también relacionado con la esperanza de que lo peor ya hubiera pasado.
Mientras tanto comenzaron a llegar noticias suministradas por los radioaficionados y algunos estancieros que arribaban del campo, informando lo que había sido la vida en las zonas más afectadas por el fenómeno y de los estragos que el mismo había causado en la mayor parte de las estancias. Las mismas daban cuenta también de la gran cantidad de vehículos que habían quedado en las rutas de la zona; algunos de ellos fundidos a causa del intenso pulido que la ceniza sometía a las partes vitales del motor y otros impedidos de seguir transitando debido a la escasa visibilidad reinante.
Quien esto escribe conversó largamente con dueños de estancias, encargados y peones que debieron permanecer encerrados sus casas por espacio de una semana, viéndose por lo tanto imposibilitados de realizar las más acuciantes tareas sin correr el riesgo de extraviarse apenas perdían contacto con las paredes de los edificios. Casos hubo en que llegar a un molino o a las caballerizas, distantes 40 metros de la casa, resultaba poco menos que imposible.
Solamente quienes por imperio de las circunstancias vivieron momentos tan desagradables y sufrieron en carne propia las consecuencias del fenómeno, pueden con justicia aquilatar la gravedad de la situación y dar testimonio de la impotencia y desesperación que se siente en casos como el que nos ocupa, cuando las fuerzas incontrolables de la Naturaleza niegan toda posibilidad de atemperar su furia desenfrenada.
Hasta el viernes 6 de septiembre, de 1991 los días se sucedieron alternando momentos de relativa calma y luminosidad con otros en los cuales densas nubes de ceniza revoloteaban alocadamente sobre la ciudad. Al promediar la mañana del día de la fecha la ceniza comenzó a enseñorearse nuevamente del cielo patagónico y a las 11,30 horas se hizo totalmente de noche por espacio de 12 o 15 minutos. Esta segunda experiencia ya no causó tanta preocupación en la gente como la primera. A continuación y por un lapso de aproximadamente tres horas el cielo se despejó totalmente. A las 15 horas, y sin que aparentemente existiera motivo alguno que lo justificara toda vez que no soplaba la más leve brisa, nuevamente la ceniza penetró en todos los ambientes de las viviendas con inusitada violencia.
Hasta el primero de junio de 1992, fecha en la que tomé los últimos apuntes relacionados con el tema que estoy reflejando, podría dejar constancia del número de días y horas de cada uno de ellos en los cuales debimos convivir con la ceniza, pero me abstengo de hacerlo por considerar que resultaría monótono y reiterativo. Consecuentemente, lo resumiré diciendo que fueron muchos los días en que la ceniza se hacía presente; a veces después de haber llovido con intensidad durante horas, y hasta en forma de barro cuando esto sucedía. Si bien con menor intensidad dado que al reparo de las matas solo quedaba la ceniza más gruesa, a partir de esta última fecha su aparición fue más espaciada, pero siguió flotando en el ambiente cada vez que el viento salía de ronda por los pueblos y campos patagónicos; algo que, probablemente, seguirá ocurriendo por mucho tiempo en los momentos en que viaje a bordo de sus invisibles y poderosas alas.
Rufino Sienes de Diego
Historias de la Patagonia
"LA EXPLOTADORA"
Testimonio de Alberto Bourguet
En la década del 50 me encontraba radicado en Río Gallegos y solía concurrir regularmente a la estancia “Verdadera Argentina”, propiedad de mi suegro Juan Emilio Riquez (“don juan”). La misma se ubica al sur del Lago Argentino y es limítrofe con Chile, en la zona del arroyo Zanja Honda.
Ésta fue poblada en 1925, ocupándola por ser lotes fiscales que utilizaba sin autorización ni derechos, la “Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego” (conocida en la zona como “La Explotadora”) a través de su establecimiento “Fuentes del Coyle”. Para llegar hasta la estancia “Verdadera Argentina”, debíamos recorrer los últimos 100 kms. por campos de “La Explotadora”. Recuerdo que atravesábamos hermosos campos, con abundante pasto y en primavera veíamos gran cantidad de corderos, producto de “pariciones” de más del 100%. ¡Claro! disponían de alrededor de 130.000 hectáreas, lo que permitía la rotación de los campos evitando sobrecargas y uso degradante.
Con mi cuñado, Eusebio F. Riquez que se encontraba en el campo, sosteníamos largas conversaciones en las que él me comentaba diversos aspectos de la zona, producto de su larga experiencia. Recorriendo el campo a caballo, caminando para ver riegos o simplemente sentados en la cumbre de algún cerrito, siempre surgía algún comentario o anécdota. “La Explotadora” era un comentario obligado por el origen de “Verdadera Argentina”, ya que este nombre se fundaba en el hecho de ser pobladores argentinos en medio de terrenos de esa sociedad de capitales chilenos y británicos, obtenidos por la concesión Grünbein y por la actuación de “palos blancos”. Un día de charla, se puso a sacar cuentas de la cantidad de animales que tenía “La Explotadora” en Argentina y Chile, tanto en la parte continental como en Tierra del Fuego; así, sumando estancia más estancia, llegó a la cantidad de 2.100.000 animales de esquila!
Ser administrador de una estancia de “La Explotadora” era un sueño para los pequeños propietarios. A más del reconocimiento social que disfrutaba y del reconocimiento del poder de la empresa que representaba, era un individuo que gozaba de una posición de privilegio en razón de la organización del establecimiento y la cantidad de personal que disponía, realmente, era casi un potentado. Lógicamente, había llegado a tal cargo luego de haber realizado una carrera dentro de “La Explotadora”, donde se habia iniciado como cadete.
“Fuentes del Coyle” contaba con servicio de telefonía entre sus secciones y puestos con el casco, manteniendo un enlace permanente entre ellos. también estaba enlazada con establecimientos de la firma, en Chile.
Hubo épocas, en especial hasta mediados de los años 20 del siglo pasado, en que no reconocían los límites nacionales, ya que tenían establecimientos propios a uno y otro lado de la frontera. “Fuentes del Coyle limitaba con “Cerro Castillo” y con “Cerro Guido”. entonces, de acuerdo a los precios de los productos primarios (lana – cuero – carne) se derivaban los mismos hacia uno y otro país. Cabe recordar, que el frigorífico “Puerto Bories” en Natales, fue instalado con este propósito. Otro ejemplo: la ropa para limpiar de la primera de las estancias citadas, se llevaba a lavar a Cº. Castillo. El tránsito entre los establecimientos era permanente, como si no existiera límite. Esto nos habla del poder que tenían. Los abusos cometidos llevaron al dictado de leyes que prohibieron este comercio, estableciéndose aduanas y controles fronterizos.
En los años 60, el presidente Frei expropia los campos de “La Explotadora” en Chile, que entran en inmediata decadencia. En 1971, el gobierno del Gral. Lanusse expropia los establecimientos en Argentina, adjudicando lotes a colonos seleccionados. Así se establecen argentinos en toda la zona fronteriza. Si bien considero que no se alcanzó el principal propósito de la colonización, que era el de conformar un núcleo poblacional en la zona, debido a la falta de control, por carencia de un plan director y por desavenencias entre los adjudicatarios, representó un avance en la tenencia de la tierra pública a manos de los nativos del país. No conozco otro caso de colonización por expropiación, en la provincia de Santa Cruz y tal vez en la patagonia en los últimos 80 años.
fuente: Patagoniadatabase
Testimonio de Alberto Bourguet
En la década del 50 me encontraba radicado en Río Gallegos y solía concurrir regularmente a la estancia “Verdadera Argentina”, propiedad de mi suegro Juan Emilio Riquez (“don juan”). La misma se ubica al sur del Lago Argentino y es limítrofe con Chile, en la zona del arroyo Zanja Honda.
Ésta fue poblada en 1925, ocupándola por ser lotes fiscales que utilizaba sin autorización ni derechos, la “Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego” (conocida en la zona como “La Explotadora”) a través de su establecimiento “Fuentes del Coyle”. Para llegar hasta la estancia “Verdadera Argentina”, debíamos recorrer los últimos 100 kms. por campos de “La Explotadora”. Recuerdo que atravesábamos hermosos campos, con abundante pasto y en primavera veíamos gran cantidad de corderos, producto de “pariciones” de más del 100%. ¡Claro! disponían de alrededor de 130.000 hectáreas, lo que permitía la rotación de los campos evitando sobrecargas y uso degradante.
Con mi cuñado, Eusebio F. Riquez que se encontraba en el campo, sosteníamos largas conversaciones en las que él me comentaba diversos aspectos de la zona, producto de su larga experiencia. Recorriendo el campo a caballo, caminando para ver riegos o simplemente sentados en la cumbre de algún cerrito, siempre surgía algún comentario o anécdota. “La Explotadora” era un comentario obligado por el origen de “Verdadera Argentina”, ya que este nombre se fundaba en el hecho de ser pobladores argentinos en medio de terrenos de esa sociedad de capitales chilenos y británicos, obtenidos por la concesión Grünbein y por la actuación de “palos blancos”. Un día de charla, se puso a sacar cuentas de la cantidad de animales que tenía “La Explotadora” en Argentina y Chile, tanto en la parte continental como en Tierra del Fuego; así, sumando estancia más estancia, llegó a la cantidad de 2.100.000 animales de esquila!
Ser administrador de una estancia de “La Explotadora” era un sueño para los pequeños propietarios. A más del reconocimiento social que disfrutaba y del reconocimiento del poder de la empresa que representaba, era un individuo que gozaba de una posición de privilegio en razón de la organización del establecimiento y la cantidad de personal que disponía, realmente, era casi un potentado. Lógicamente, había llegado a tal cargo luego de haber realizado una carrera dentro de “La Explotadora”, donde se habia iniciado como cadete.
“Fuentes del Coyle” contaba con servicio de telefonía entre sus secciones y puestos con el casco, manteniendo un enlace permanente entre ellos. también estaba enlazada con establecimientos de la firma, en Chile.
Hubo épocas, en especial hasta mediados de los años 20 del siglo pasado, en que no reconocían los límites nacionales, ya que tenían establecimientos propios a uno y otro lado de la frontera. “Fuentes del Coyle limitaba con “Cerro Castillo” y con “Cerro Guido”. entonces, de acuerdo a los precios de los productos primarios (lana – cuero – carne) se derivaban los mismos hacia uno y otro país. Cabe recordar, que el frigorífico “Puerto Bories” en Natales, fue instalado con este propósito. Otro ejemplo: la ropa para limpiar de la primera de las estancias citadas, se llevaba a lavar a Cº. Castillo. El tránsito entre los establecimientos era permanente, como si no existiera límite. Esto nos habla del poder que tenían. Los abusos cometidos llevaron al dictado de leyes que prohibieron este comercio, estableciéndose aduanas y controles fronterizos.
En los años 60, el presidente Frei expropia los campos de “La Explotadora” en Chile, que entran en inmediata decadencia. En 1971, el gobierno del Gral. Lanusse expropia los establecimientos en Argentina, adjudicando lotes a colonos seleccionados. Así se establecen argentinos en toda la zona fronteriza. Si bien considero que no se alcanzó el principal propósito de la colonización, que era el de conformar un núcleo poblacional en la zona, debido a la falta de control, por carencia de un plan director y por desavenencias entre los adjudicatarios, representó un avance en la tenencia de la tierra pública a manos de los nativos del país. No conozco otro caso de colonización por expropiación, en la provincia de Santa Cruz y tal vez en la patagonia en los últimos 80 años.
fuente: Patagoniadatabase
Aquellos médicos
Apuntes de la vida deseadense
MÉDICOS QUE HICIERON HISTORIA
Dr. Hugo REIMAN: Es el primer médico del que existen registros y se instala en el pueblo de Deseado a partir del año 1909; no constan antecedentes de otros profesionales. Anteriormente ante eventualidades, habiendo buques en puerto, se acudía al facultativo de a bordo.
Dr. Owen Oliver KELLY: Primer médico que asiste a los socios de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, llega a Deseado en el año 1916. A pesar de que sus facturas son elevadas y la Comisión Directiva no está muy de acuerdo, (recién se inician y no tienen fondos suficientes) realizan un contrato con el Dr. cual caduca el 1º de Diciembre del mismo año.-
Dr. Tancredo MAZZUCHELLI: De nacionalidad italiana, hijo de Enrique y de Rosa Martiuralo, estaba casado con una compatriota llamada Eugenia Niccoli. Desde 1903 fue el médico de las “Grandes Salinas de Cabo Blanco”. En el año 1909 continuaba domiciliado en su estancia, en la zona de Cabo Blanco. A partir de febrero de 1910 firma y certifica defunciones como “médico del ferrocarril”; en 1911 junto al italiano Alberto Gandolfi tienen en sociedad “Cerro Moro” establecimiento en la zona del Río Deseado. Desde el año 1913 hasta 1914 continúa haciéndolo acompañando su rúbrica con un sello fechador rectangular del M.O.P. En 1920 forma parte de la Comisión pro-municipalidad, (conformada en su totalidad por residentes extranjeros).Hombre muy culto, médico graduado y que nunca revalidó su título, en diversas oportunidades oficiaba de partero.
Llegamos al mes de agosto del año 1925; Mazzucchelli sumamente ofendido y como Presidente de la “Cooperativa Ltda. de Transportes Deseado”, saca una solicitada en “El Orden” a raíz de una publicación del Director de el periódico “El Sur”, en la que lo trata de cronista parcial y calumnioso. Dn. Tancredo pronuncia un discurso evocando la incomparable figura de Don Bosco, fundador de la Orden de los Salesianos el día 29, con motivo de las Fiestas Patronales (el pueblo amaneció todo embanderado, y a la tarde el comercio cerró sus puertas). El incansable organizador de estas fiestas era el recordado presbítero Dn. Félix Stevenne. Qué tiempos aquellos… con qué fervor y entusiasmo se organizaban los eventos festivos, sea para conmemorar fiestas patrias o aniversarios de las colectividades. Debemos recordar que el pueblo en ese entonces –según el censo del mes de Abril de 1920-, contaba aproximadamente con 1.570 habitantes de los cuales 1.490 eran residentes extranjeros y solamente 80 eran argentinos.
En el mes de octubre de 1925 la gobernación designa nuevos miembros para la Comisión de Fomento de Deseado. Según la nueva reglamentación, las atribuciones que le correspondieron a Dn. Tancredo fueron el cobro de las tasas por remuneración de servicio, cuestiones agrícolas/ganaderas etc. El mismo año integra la Comisión Directiva del Círculo Italiano “La Gioconda” en carácter de Presidente.
En septiembre del año 1926 preside la Comisión de Fomento, en reemplazo del Ing. José Zelada que presentó su renuncia. Hombre activo que mucho tuvo que ver con los inicios de la primera biblioteca pública de Puerto Deseado, quien fue ganando fama por su ética incorruptible, en beneficio de los intereses del pueblo. Lamentablemente se alejó de la localidad debido a una constante persecución que sufriera por el gobierno que culminó su mandato abruptamente en el año 1955, despojándolo de su establecimiento ganadero, denominado “Cerro Moro”. Varias de las obras bibliográficas donadas por don Tancredo a la biblioteca aún hoy se conservan como vestigios del pasado. Es de destacar la labor que desarrolló en todo momento en fomento de esta zona, cumpliendo diversas funciones en atención a la comunidad. A este ciudadano con notables dotes humanitarias, son muy pocas las personas que aún hoy lo recuerdan. Creo sin temor a equivocarme que jamás fue declarado ciudadano ilustre.
Dr. Carlos ESCHOYEZ: El primer farmacéutico del pueblo, se instala en Pto. Deseado en el año 1914; hijo de Carlos y Dña. María Neuvenhaysen (ambos de nacionalidad suiza). Casado con Dña. Juana Martino, al poco tiempo de fijar su residencia en Deseado, nace Marcial Marcos. Mas allá de su desempeño profesional, en el mes de Agosto de 1922 preside la Comisión de Fomento, ocupando este cargo hasta el año 1924. En 1923 informa a la gobernación del homenaje que se rendirá en la localidad al Dr. Estanislao S. Zeballos (fallecido ese año, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores, miembro del Tribunal Permanente de La Haya, Presidente de la Cámara de Diputados período 1912-1916); el homenaje se efectuó frente al edificio de la estación del ferrocarril local.
El domingo 27 de julio de 1924 recibe el premio categoría “A” en el concurso de tiro organizado por la institución, denominado “Blanco Gobernador Vidal” por acertar 170 puntos, y en agosto del mismo año en el concurso efectuado por el Tiro Federal, y en la misma categoría con 190 puntos recibe el 5º premio consistente en una medalla de cobre. En setiembre de 1924 forma parte de la Comisión de festejos para las fiestas del día de la raza, en calidad de vocal.
Dr. Raúl PIETRANERA: hijo de Tancredo y de Carolina Ravira, además de cumplir funciones como médico clínico, fue el presidente del famoso “Círculo Argentino”. Casado con Dña. Rosa María Pietranera, nacen en Deseado sus hijos: Carlota (1916) Raúl (1917), Beatriz (1920) y Rosa María (1921). En 1917 denuncia a Carlos Eschoyez por ejercicio ilegal de la medicina. En el año 1919 fue delegado escolar en Pto. Deseado, permanece con su flía en Deseado hasta el año 1926 Residía en la espléndida casa de piedra situada en la calle Ameghino al 1275 posesión del Sr. Milos (hoy propiedad de la Dra. Bibiana Zubimendi)
Dr. Ernesto ITURRIAGA: Ex interno de los hospitales Español y Duran de Bs. Aires, llega a Deseado en el año 1932 procedente de Colonia Las Heras donde ejerció por espacio de 3 años aproximadamente. El 1º de Mayo de 1933 preside el primer Consejo Municipal de Deseado, siendo sus miembros la mayoría del partido socialista (anteriormente el pueblo era regido por Comisiones de Fomento). Además de ejercer su función como médico fue quien batalló sin descanso cumpliendo una noble y desinteresada labor para que la población de Deseado tuviera un hospital municipal.
Atendía también a los socios de la Sociedad Española de S.M. El 27 de diciembre de 1934 el médico social solicita un permiso por dos meses más; los miembros de la C.D. de la Sociedad dejan en suspenso su decisión hasta tanto no conteste el
Dr. Segundo A. GAUNA. La nota que envía la Sociedad Española dice textualmente: “Dr. Segundo A. Gauna-Localidad.- Muy Sr. nuestro: En contestación a su atta. carta de fecha 21 de diciembre ppdo, comunicamos a Ud; que efectivamente le asiste el derecho a observar el art. 3º del contrato que tiene celebrado con esta Sociedad. El hecho de que se haya nombrado substituto al Dr. Iturriaga, obedeció a que esta C.D. tenía en esos momentos presente los contratos anteriores que admitían la substitución, pero vemos también que Ud; incurrió en el mismo error, desde el momento que tácitamente consintió el nombramiento del substituto, al compartir con otro médico los honorarios durante varios meses a partir del viaje del Dr. Iturriaga, y sin haber hecho reclamación. En vista que dicho contrato vence el 31 de marzo del año en curso, le agradecemos constestarnos si está conforme en compartir la asistencia a nuestros asociados, conjuntamente con el Dr. Raúl Fernández, hasta la expiración del contrato, salvo el caso que antes llegue el Dr. Iturriaga. Saludámosle con nuestra consideración y aprecio”. En 1934 su presencia se hace indispensable en Bs. Aires y pese a que el pueblo lo elige nuevamente concejal y sus ediles Presidente del Honorable Consejo Municipal, viendo que es imposible su regreso renuncia al cargo ese mismo año.
Dr. Leopoldo REINECKE: A los primeros días del mes de enero de 1921, cursa una carta a la Sociedad Española a bordo del transporte nacional “Río Negro” comunicando que como dicho buque no tiene médico, se ve obligado a continuar viaje hasta Santa Cruz; al regreso del mismo, desembarcará en esta para establecerse definitivamente. El 21 de enero envía un telegrama a la Sociedad, informando que embarcó en el mismo vapor con destino a esta localidad. La C.D. de la sociedad nombra una delegación compuesta por los Sres. Santos Estella, José Fernández Fueyo y Pablo Romanos, para la recepción a su llegada a la localidad del Dr. Reinecke. Llega a Deseado a fines de enero de 1921 sin su familia, y se instala en el “Hotel Argentino”. Inmediatamente la C.D. le comunica al Dr. Ambrosio Barni que se hace cargo de la atención de los pacientes el profesional recién llegado, agradeciendo los servicios prestados. Reside en la localidad hasta el año 1926. En el año 1925 integra la comisión de vecinos que se congregó para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Una figura dignamente recordada por gente del lugar, quien a su ciencia médica añadía su espíritu altruista y humanitario hacia sus pacientes. Médico de la Soc. Española de S. Mutuos de Deseado hasta el mes de marzo de 1927, cuando comunica haber resuelto permanecer radicado en la ciudad de La Plata. Descendiente de familia alemana, en el árbol genealógico, y en la crónica familiar cada rama se distingue por un color, la correspondiente a los Reinecke es de color anaranjada. Cada cinco años descendientes de distintas ramas de la familia, alquilan y se reúnen en un hotel en Alemania.
Dr. Segundo Albano GAUNA: El doctor Gauna nació en la localidad de Goya, provincia de Corrientes, alrededor de 1890; cursó sus estudios secundarios en Concepción del Uruguay y a su término ingresó en la Facultad de Medicina de Bs. Aires. Hijo de Dn. Segundo y Dña. Salomé González, llega a Pto. Deseado a mediados del año 1923, y encuentra el ambiente propicio para desarrollar sus actividades profesionales y cívico-culturales, pudiendo promulgar sus ideas progresistas; ex interno de los hospitales Durand y Niños. En el año 1924 nace en Deseado Guillermo Segundo, hijo del Dr. Gauna y de su esposa Margarita Ruiz Rodríguez.
En la velada patriótica del 9 de julio de 1924, el acto más brillante lo constituyó la celebración en horas de la noche, efectuada en el amplio salón teatro de la Sociedad Española, luego de oír las vibrantes notas del himno nacional; inmediatamente el Dr. Segundo A. Gauna, Presidente de la Comisión de Festejos, dio apertura al acto con elocuente discurso inspirado en el más acendrado patriotismo. Fue médico de la Sociedad Española a partir del año 1927; al hacer uso de licencia informa a la S. Española que deja momentáneamente a cargo de la asistencia de los asociados al Dr. Juan E. Vilaseca, su gran amigo. El Dr. Gauna también fue parte de la Comisión popular que organizaría los festejos del día de la raza, esta vez en calidad de vocal.
En el año 1925 atendía a sus pacientes en la casa del Sr. Ribaya. En 1925 integra la comisión de vecinos electa para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. En 1926 atendía a sus pacientes en la casa “La Juanita” ubicada en Gob. Gregores 966 casi esquina c/ Alte. Brown. En 1930 en el local de la Comisión de Fomento atendía consultorio médico gratuito. En 1932 fue miembro del Consejo Escolar local de la Escuela Nacional Mixta de Puerto Deseado, Cumplió funciones como médico escolar en la Escuela Nº 5. Fue quien impulsó la creación del Tiro Federal. Independientemente de su labor profesional, este destacado médico de nuestra comunidad fue el creador y Director de la Escuela de Samaritanas de la Cruz Roja Argentina en Puerto Deseado, también fue Director del viejo hospital ferroviario (se encontraba situado donde hoy está el camping municipal). A partir del año 1939 es nombrado Director del Hospital local. En la misiva que me dirige el 1º de junio de 1999, Guillermo -el hijo del Dr. Gauna- se manifiesta muy emocionado al saber y recordar que su padre, en los veinticinco años de médico en la localidad, dejara una huella imborrable para quienes lo recuerdan.
En el año 1998 presentamos ante el Jefe comunal un pedido formal acompañado de una extensa biografía, para que una calle del pueblo llevara el nombre de Dr. Segundo A. Gauna; fue derivada con un pase al Archivo Municipal. Insistimos en varias oportunidades a pedido de familiares y amigos que residen en Buenos Aires y estamos seguros de que, cuando se concrete, será un homenaje muy justo.
Dr. Juan E. VILASECA: médico cirujano del ferrocarril, descendiente de italianos, ex interno del hospital Durand de Bs. Aires y de las clínicas de los Drs. Castex y Palma, especializado en vías urinarias, atendía en el chalet del ferrocarril frente a la estación. En 1923 reemplaza al Dr. Leopoldo Reinecke como médico municipal, toda vez que el Dr. Carlos Eschoyez siendo el Presidente de la Comisión de Fomento deja cesante al Dr. Reinecke. En la celebración del 9 de julio del año 1924, se procedió a la colocación de la piedra fundamental del monumento al Gral. San Martín en la plaza Centenario; la procesión cívica partió desde la Comisión de Fomento hacia la plaza donde hizo uso de la palabra entre otros, el Dr. Juan E. Vilaseca, con brillantes conceptos vertidos en sus patrióticas oraciones. Corría el mes de enero del año 1925 cuando el Dr. Vilaseca, por solicitud del Comisario local, a fin de efectuar informe médico legal, se traslada urgente a Jaramillo. A los pocos meses, en julio (riguroso invierno) en cumplimiento de sus deberes profesionales debe trasladarse nuevamente a Jaramillo. Al regresar desde aquel punto y debido al estado de deslizamiento en que las fuertes heladas habían puesto los caminos, a la altura del km. 112 de la vía férrea, al doblar la curva volcó el automóvil en que viajaba, sufriendo una astilladura del antebrazo izquierdo; su asistente solamente una contusión. Ello no fue impedimento para que regresaran de a pie a Jaramillo, donde fueron ayudados por el oficial de policía y otras personas para levantar el vehículo, con el que llegó sin novedad al amanecer. En el mismo año integra la comisión de vecinos que se organizó para que el pueblo tenga un Cuerpo de Bomberos Voluntarios.
En el año 1927 Vilaseca efectúa una importante donación de libros a la biblioteca local. El 20 de octubre del mismo año el Dr. Juan Vilaseca, médico comunal, presentó el proyecto de “reglamentación para sepelios y cementerio” toda vez que en desde el año 1924 se había acordado la ampliación del mismo. En febrero del año 1926 con motivo de la llegada del Gobernador del Territorio Dr. Germán Vidal y el Ministro, en su carácter de Delegado Escolar en el banquete ofrecido en el Hotel Apolo, se dirigió a las autoridades muy elocuentemente. En el año 1930 se aleja definitivamente de la localidad. En el mes de mayo de 1933 la presidencia da lectura al proyecto del ex médico comunal, Dr. Vilaseca, cuyas bases principales rigen en la Capital Federal, encontrándose muy interesantes y dignos de detenido estudio.
Dr. Carlos Raúl FERNANDEZ: En el año 1934 se radica en Puerto Deseado. Médico clínico, junto al Dr. Iturriaga, Dr. Clío, Dr. Juarez Laborde, y la partera Masón, inauguran el Hospital Municipal. Hijo de Rómulo Fernández (escribano local) y de Amelia Blanvalet, estaba casado con Julia Laura Piñero. Tenía el consultorio en la calle 12 de Octubre. En el año 1939 es designado intendente. El 1º de mayo de 1943 se lo designa nuevamente. Del mismo modo es designado en el año 1955. Fue médico de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. En Deseado nacen sus hijas: Julia Laura, Amelia Rosa y María Elena, el hermano mayor Carlos es el único hijo varón. Como médico, supo brindarse plenamente a sus pacientes, pero también fue un hombre preocupado por el desarrollo y la educación de su pueblo. En las últimas horas del día 28 de diciembre del año 1963 ocurre un lamentable episodio el que tiene como trágico desenlace la desaparición del respetado Dr. Fernández en aguas de la Ría Deseado, al naufragar una pequeña embarcación que lo conducía junto a otras cinco personas, no logrando éste arribar a tierra. Fueron ellos quienes atestiguaron como lograron salvar sus vidas y quienes narraron el momento en que vieron desaparecer de la superficie del agua a la víctima, que no parecía hallarse conciente. El Dr. Fernández tenía 52 años de edad.
por Roberto Luis Rodríguez
fuente: Archivo Histórico Municipal - Archivo Histórico Registro Civil - Archivo Histórico Pcia. de Sta. Cruz
documentación obrante en el archivo privado del autor.
MÉDICOS QUE HICIERON HISTORIA
Dr. Hugo REIMAN: Es el primer médico del que existen registros y se instala en el pueblo de Deseado a partir del año 1909; no constan antecedentes de otros profesionales. Anteriormente ante eventualidades, habiendo buques en puerto, se acudía al facultativo de a bordo.
Dr. Owen Oliver KELLY: Primer médico que asiste a los socios de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, llega a Deseado en el año 1916. A pesar de que sus facturas son elevadas y la Comisión Directiva no está muy de acuerdo, (recién se inician y no tienen fondos suficientes) realizan un contrato con el Dr. cual caduca el 1º de Diciembre del mismo año.-
Dr. Tancredo MAZZUCHELLI: De nacionalidad italiana, hijo de Enrique y de Rosa Martiuralo, estaba casado con una compatriota llamada Eugenia Niccoli. Desde 1903 fue el médico de las “Grandes Salinas de Cabo Blanco”. En el año 1909 continuaba domiciliado en su estancia, en la zona de Cabo Blanco. A partir de febrero de 1910 firma y certifica defunciones como “médico del ferrocarril”; en 1911 junto al italiano Alberto Gandolfi tienen en sociedad “Cerro Moro” establecimiento en la zona del Río Deseado. Desde el año 1913 hasta 1914 continúa haciéndolo acompañando su rúbrica con un sello fechador rectangular del M.O.P. En 1920 forma parte de la Comisión pro-municipalidad, (conformada en su totalidad por residentes extranjeros).Hombre muy culto, médico graduado y que nunca revalidó su título, en diversas oportunidades oficiaba de partero.
Llegamos al mes de agosto del año 1925; Mazzucchelli sumamente ofendido y como Presidente de la “Cooperativa Ltda. de Transportes Deseado”, saca una solicitada en “El Orden” a raíz de una publicación del Director de el periódico “El Sur”, en la que lo trata de cronista parcial y calumnioso. Dn. Tancredo pronuncia un discurso evocando la incomparable figura de Don Bosco, fundador de la Orden de los Salesianos el día 29, con motivo de las Fiestas Patronales (el pueblo amaneció todo embanderado, y a la tarde el comercio cerró sus puertas). El incansable organizador de estas fiestas era el recordado presbítero Dn. Félix Stevenne. Qué tiempos aquellos… con qué fervor y entusiasmo se organizaban los eventos festivos, sea para conmemorar fiestas patrias o aniversarios de las colectividades. Debemos recordar que el pueblo en ese entonces –según el censo del mes de Abril de 1920-, contaba aproximadamente con 1.570 habitantes de los cuales 1.490 eran residentes extranjeros y solamente 80 eran argentinos.
En el mes de octubre de 1925 la gobernación designa nuevos miembros para la Comisión de Fomento de Deseado. Según la nueva reglamentación, las atribuciones que le correspondieron a Dn. Tancredo fueron el cobro de las tasas por remuneración de servicio, cuestiones agrícolas/ganaderas etc. El mismo año integra la Comisión Directiva del Círculo Italiano “La Gioconda” en carácter de Presidente.
En septiembre del año 1926 preside la Comisión de Fomento, en reemplazo del Ing. José Zelada que presentó su renuncia. Hombre activo que mucho tuvo que ver con los inicios de la primera biblioteca pública de Puerto Deseado, quien fue ganando fama por su ética incorruptible, en beneficio de los intereses del pueblo. Lamentablemente se alejó de la localidad debido a una constante persecución que sufriera por el gobierno que culminó su mandato abruptamente en el año 1955, despojándolo de su establecimiento ganadero, denominado “Cerro Moro”. Varias de las obras bibliográficas donadas por don Tancredo a la biblioteca aún hoy se conservan como vestigios del pasado. Es de destacar la labor que desarrolló en todo momento en fomento de esta zona, cumpliendo diversas funciones en atención a la comunidad. A este ciudadano con notables dotes humanitarias, son muy pocas las personas que aún hoy lo recuerdan. Creo sin temor a equivocarme que jamás fue declarado ciudadano ilustre.
Dr. Carlos ESCHOYEZ: El primer farmacéutico del pueblo, se instala en Pto. Deseado en el año 1914; hijo de Carlos y Dña. María Neuvenhaysen (ambos de nacionalidad suiza). Casado con Dña. Juana Martino, al poco tiempo de fijar su residencia en Deseado, nace Marcial Marcos. Mas allá de su desempeño profesional, en el mes de Agosto de 1922 preside la Comisión de Fomento, ocupando este cargo hasta el año 1924. En 1923 informa a la gobernación del homenaje que se rendirá en la localidad al Dr. Estanislao S. Zeballos (fallecido ese año, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores, miembro del Tribunal Permanente de La Haya, Presidente de la Cámara de Diputados período 1912-1916); el homenaje se efectuó frente al edificio de la estación del ferrocarril local.
El domingo 27 de julio de 1924 recibe el premio categoría “A” en el concurso de tiro organizado por la institución, denominado “Blanco Gobernador Vidal” por acertar 170 puntos, y en agosto del mismo año en el concurso efectuado por el Tiro Federal, y en la misma categoría con 190 puntos recibe el 5º premio consistente en una medalla de cobre. En setiembre de 1924 forma parte de la Comisión de festejos para las fiestas del día de la raza, en calidad de vocal.
Dr. Raúl PIETRANERA: hijo de Tancredo y de Carolina Ravira, además de cumplir funciones como médico clínico, fue el presidente del famoso “Círculo Argentino”. Casado con Dña. Rosa María Pietranera, nacen en Deseado sus hijos: Carlota (1916) Raúl (1917), Beatriz (1920) y Rosa María (1921). En 1917 denuncia a Carlos Eschoyez por ejercicio ilegal de la medicina. En el año 1919 fue delegado escolar en Pto. Deseado, permanece con su flía en Deseado hasta el año 1926 Residía en la espléndida casa de piedra situada en la calle Ameghino al 1275 posesión del Sr. Milos (hoy propiedad de la Dra. Bibiana Zubimendi)
Dr. Ernesto ITURRIAGA: Ex interno de los hospitales Español y Duran de Bs. Aires, llega a Deseado en el año 1932 procedente de Colonia Las Heras donde ejerció por espacio de 3 años aproximadamente. El 1º de Mayo de 1933 preside el primer Consejo Municipal de Deseado, siendo sus miembros la mayoría del partido socialista (anteriormente el pueblo era regido por Comisiones de Fomento). Además de ejercer su función como médico fue quien batalló sin descanso cumpliendo una noble y desinteresada labor para que la población de Deseado tuviera un hospital municipal.
Atendía también a los socios de la Sociedad Española de S.M. El 27 de diciembre de 1934 el médico social solicita un permiso por dos meses más; los miembros de la C.D. de la Sociedad dejan en suspenso su decisión hasta tanto no conteste el
Dr. Segundo A. GAUNA. La nota que envía la Sociedad Española dice textualmente: “Dr. Segundo A. Gauna-Localidad.- Muy Sr. nuestro: En contestación a su atta. carta de fecha 21 de diciembre ppdo, comunicamos a Ud; que efectivamente le asiste el derecho a observar el art. 3º del contrato que tiene celebrado con esta Sociedad. El hecho de que se haya nombrado substituto al Dr. Iturriaga, obedeció a que esta C.D. tenía en esos momentos presente los contratos anteriores que admitían la substitución, pero vemos también que Ud; incurrió en el mismo error, desde el momento que tácitamente consintió el nombramiento del substituto, al compartir con otro médico los honorarios durante varios meses a partir del viaje del Dr. Iturriaga, y sin haber hecho reclamación. En vista que dicho contrato vence el 31 de marzo del año en curso, le agradecemos constestarnos si está conforme en compartir la asistencia a nuestros asociados, conjuntamente con el Dr. Raúl Fernández, hasta la expiración del contrato, salvo el caso que antes llegue el Dr. Iturriaga. Saludámosle con nuestra consideración y aprecio”. En 1934 su presencia se hace indispensable en Bs. Aires y pese a que el pueblo lo elige nuevamente concejal y sus ediles Presidente del Honorable Consejo Municipal, viendo que es imposible su regreso renuncia al cargo ese mismo año.
Dr. Leopoldo REINECKE: A los primeros días del mes de enero de 1921, cursa una carta a la Sociedad Española a bordo del transporte nacional “Río Negro” comunicando que como dicho buque no tiene médico, se ve obligado a continuar viaje hasta Santa Cruz; al regreso del mismo, desembarcará en esta para establecerse definitivamente. El 21 de enero envía un telegrama a la Sociedad, informando que embarcó en el mismo vapor con destino a esta localidad. La C.D. de la sociedad nombra una delegación compuesta por los Sres. Santos Estella, José Fernández Fueyo y Pablo Romanos, para la recepción a su llegada a la localidad del Dr. Reinecke. Llega a Deseado a fines de enero de 1921 sin su familia, y se instala en el “Hotel Argentino”. Inmediatamente la C.D. le comunica al Dr. Ambrosio Barni que se hace cargo de la atención de los pacientes el profesional recién llegado, agradeciendo los servicios prestados. Reside en la localidad hasta el año 1926. En el año 1925 integra la comisión de vecinos que se congregó para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Una figura dignamente recordada por gente del lugar, quien a su ciencia médica añadía su espíritu altruista y humanitario hacia sus pacientes. Médico de la Soc. Española de S. Mutuos de Deseado hasta el mes de marzo de 1927, cuando comunica haber resuelto permanecer radicado en la ciudad de La Plata. Descendiente de familia alemana, en el árbol genealógico, y en la crónica familiar cada rama se distingue por un color, la correspondiente a los Reinecke es de color anaranjada. Cada cinco años descendientes de distintas ramas de la familia, alquilan y se reúnen en un hotel en Alemania.
Dr. Segundo Albano GAUNA: El doctor Gauna nació en la localidad de Goya, provincia de Corrientes, alrededor de 1890; cursó sus estudios secundarios en Concepción del Uruguay y a su término ingresó en la Facultad de Medicina de Bs. Aires. Hijo de Dn. Segundo y Dña. Salomé González, llega a Pto. Deseado a mediados del año 1923, y encuentra el ambiente propicio para desarrollar sus actividades profesionales y cívico-culturales, pudiendo promulgar sus ideas progresistas; ex interno de los hospitales Durand y Niños. En el año 1924 nace en Deseado Guillermo Segundo, hijo del Dr. Gauna y de su esposa Margarita Ruiz Rodríguez.
En la velada patriótica del 9 de julio de 1924, el acto más brillante lo constituyó la celebración en horas de la noche, efectuada en el amplio salón teatro de la Sociedad Española, luego de oír las vibrantes notas del himno nacional; inmediatamente el Dr. Segundo A. Gauna, Presidente de la Comisión de Festejos, dio apertura al acto con elocuente discurso inspirado en el más acendrado patriotismo. Fue médico de la Sociedad Española a partir del año 1927; al hacer uso de licencia informa a la S. Española que deja momentáneamente a cargo de la asistencia de los asociados al Dr. Juan E. Vilaseca, su gran amigo. El Dr. Gauna también fue parte de la Comisión popular que organizaría los festejos del día de la raza, esta vez en calidad de vocal.
En el año 1925 atendía a sus pacientes en la casa del Sr. Ribaya. En 1925 integra la comisión de vecinos electa para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. En 1926 atendía a sus pacientes en la casa “La Juanita” ubicada en Gob. Gregores 966 casi esquina c/ Alte. Brown. En 1930 en el local de la Comisión de Fomento atendía consultorio médico gratuito. En 1932 fue miembro del Consejo Escolar local de la Escuela Nacional Mixta de Puerto Deseado, Cumplió funciones como médico escolar en la Escuela Nº 5. Fue quien impulsó la creación del Tiro Federal. Independientemente de su labor profesional, este destacado médico de nuestra comunidad fue el creador y Director de la Escuela de Samaritanas de la Cruz Roja Argentina en Puerto Deseado, también fue Director del viejo hospital ferroviario (se encontraba situado donde hoy está el camping municipal). A partir del año 1939 es nombrado Director del Hospital local. En la misiva que me dirige el 1º de junio de 1999, Guillermo -el hijo del Dr. Gauna- se manifiesta muy emocionado al saber y recordar que su padre, en los veinticinco años de médico en la localidad, dejara una huella imborrable para quienes lo recuerdan.
En el año 1998 presentamos ante el Jefe comunal un pedido formal acompañado de una extensa biografía, para que una calle del pueblo llevara el nombre de Dr. Segundo A. Gauna; fue derivada con un pase al Archivo Municipal. Insistimos en varias oportunidades a pedido de familiares y amigos que residen en Buenos Aires y estamos seguros de que, cuando se concrete, será un homenaje muy justo.
Dr. Juan E. VILASECA: médico cirujano del ferrocarril, descendiente de italianos, ex interno del hospital Durand de Bs. Aires y de las clínicas de los Drs. Castex y Palma, especializado en vías urinarias, atendía en el chalet del ferrocarril frente a la estación. En 1923 reemplaza al Dr. Leopoldo Reinecke como médico municipal, toda vez que el Dr. Carlos Eschoyez siendo el Presidente de la Comisión de Fomento deja cesante al Dr. Reinecke. En la celebración del 9 de julio del año 1924, se procedió a la colocación de la piedra fundamental del monumento al Gral. San Martín en la plaza Centenario; la procesión cívica partió desde la Comisión de Fomento hacia la plaza donde hizo uso de la palabra entre otros, el Dr. Juan E. Vilaseca, con brillantes conceptos vertidos en sus patrióticas oraciones. Corría el mes de enero del año 1925 cuando el Dr. Vilaseca, por solicitud del Comisario local, a fin de efectuar informe médico legal, se traslada urgente a Jaramillo. A los pocos meses, en julio (riguroso invierno) en cumplimiento de sus deberes profesionales debe trasladarse nuevamente a Jaramillo. Al regresar desde aquel punto y debido al estado de deslizamiento en que las fuertes heladas habían puesto los caminos, a la altura del km. 112 de la vía férrea, al doblar la curva volcó el automóvil en que viajaba, sufriendo una astilladura del antebrazo izquierdo; su asistente solamente una contusión. Ello no fue impedimento para que regresaran de a pie a Jaramillo, donde fueron ayudados por el oficial de policía y otras personas para levantar el vehículo, con el que llegó sin novedad al amanecer. En el mismo año integra la comisión de vecinos que se organizó para que el pueblo tenga un Cuerpo de Bomberos Voluntarios.
En el año 1927 Vilaseca efectúa una importante donación de libros a la biblioteca local. El 20 de octubre del mismo año el Dr. Juan Vilaseca, médico comunal, presentó el proyecto de “reglamentación para sepelios y cementerio” toda vez que en desde el año 1924 se había acordado la ampliación del mismo. En febrero del año 1926 con motivo de la llegada del Gobernador del Territorio Dr. Germán Vidal y el Ministro, en su carácter de Delegado Escolar en el banquete ofrecido en el Hotel Apolo, se dirigió a las autoridades muy elocuentemente. En el año 1930 se aleja definitivamente de la localidad. En el mes de mayo de 1933 la presidencia da lectura al proyecto del ex médico comunal, Dr. Vilaseca, cuyas bases principales rigen en la Capital Federal, encontrándose muy interesantes y dignos de detenido estudio.
Dr. Carlos Raúl FERNANDEZ: En el año 1934 se radica en Puerto Deseado. Médico clínico, junto al Dr. Iturriaga, Dr. Clío, Dr. Juarez Laborde, y la partera Masón, inauguran el Hospital Municipal. Hijo de Rómulo Fernández (escribano local) y de Amelia Blanvalet, estaba casado con Julia Laura Piñero. Tenía el consultorio en la calle 12 de Octubre. En el año 1939 es designado intendente. El 1º de mayo de 1943 se lo designa nuevamente. Del mismo modo es designado en el año 1955. Fue médico de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. En Deseado nacen sus hijas: Julia Laura, Amelia Rosa y María Elena, el hermano mayor Carlos es el único hijo varón. Como médico, supo brindarse plenamente a sus pacientes, pero también fue un hombre preocupado por el desarrollo y la educación de su pueblo. En las últimas horas del día 28 de diciembre del año 1963 ocurre un lamentable episodio el que tiene como trágico desenlace la desaparición del respetado Dr. Fernández en aguas de la Ría Deseado, al naufragar una pequeña embarcación que lo conducía junto a otras cinco personas, no logrando éste arribar a tierra. Fueron ellos quienes atestiguaron como lograron salvar sus vidas y quienes narraron el momento en que vieron desaparecer de la superficie del agua a la víctima, que no parecía hallarse conciente. El Dr. Fernández tenía 52 años de edad.
por Roberto Luis Rodríguez
fuente: Archivo Histórico Municipal - Archivo Histórico Registro Civil - Archivo Histórico Pcia. de Sta. Cruz
documentación obrante en el archivo privado del autor.
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