HISTORIA DE LOS TRANSPORTES NAVALES EN ARGENTINA
Los comienzos (1880-1900)
El 30 de diciembre de1880 el Presidente Julio A.Roca y el Ministro de Marina Victorica firman el decreto que designa al transporte "Villarino" como paquete de la carrera a Bahía Blanca y Patagones, dando así origen a Transportes Navales.
Los Transportes Navales fueron los que fomentaron el tráfico a la Patagonia y permitieron que se establecieran alli colonias y poblados. Dada su lejanía y dificultad de tránsito terrestre, era la única línea que abastecía de elementos básicos e indispensables a su población. La llegada de un barco de Transportes Navales significaban noticias, mercaderías, medicinas, pasajeros, combustible, en suma, la vida misma para toda una región.
Argentina no tuvo en realidad una Marina organizada hasta luego de la Guerra del Paraguay, alrededor de 1870, cuando la presidencia de Sarmiento decidió tener una Flota de Guerra, una Escuela Naval y diversos apostaderos navales. Pero estos buques eran en realidad fluviales (la Escuadra Sarmiento). Recién en 1873 la Armada crea la Escuadrilla de Servicio, que es la antecesora a Transportes Navales.
Recién luego de incidentes con naves chilenas en Patagonia, las autoridades Argentinas se darán cuenta de la necesidad de una flota oceánica.
El "Villarino" fué destinado al transporte de la línea sur ya que la la única posibilidad de ocupar el desierto patagónico era por mar. Comprado a un costo de 18.000 libras esterlinas, tenía casco de hierro con aparejo de bergantín goleta. Fué alistado a comienzos de 1880 en Liverpool y zarpó para su primera singladura a Boulogne Sur Mer, Francia, para trasladar los restos del Gral. José de San Martín a nuestra patria, llegando el 28 de mayo a Buenos Aires. Tiene su bautismo de fuego en corto tiempo, en la revolución de 1880.
A raíz de los acuerdos de límites con Chile de 1881, en 1884 es parte de la División Expedicionaria al Atlantico Sur que ejercerá los derechos soberanos. Esta expedicion al mando del Comodoro Augusto Laserre estuvo integrada además del "Villarino" por la cañonera Paraná, La goleta Cabo de Hornos, el aviso Comodoro Py y los cúters Patagones y Santa Cruz
Las naves navegan en abril a San Juan de Salvamento en la Isla de los Estados e instalan allí un faro, una subprefectura y hacen tareas hidrográficas. En Septiembre de 1884 van a Ushuaia, construyen una subprefectura y afirman el pabellón Argentino. El "Villarino" fué arrojado a las restingas de la Bahía Camarones el 16 de marzo de 1899, durante una tormenta y se pirde la nave. Sus tripulantes son rescatados sin pérdidas por el crucero "9 de Julio".
Los barcos hasta el fin del Siglo XIX
AZOPARDO
El transporte y remolcador "Azopardo" fué comprado en 1884. Tenía 43,50 metros de eslora y 383 tons. de desplazamiento. Hizo su primer viaje al sur, llegando a Ushuaia en 1886. integra la División de Transportes Navales, en 1888, junto al "Villarino", al "Vigilante" y al "Resguardo". Estuvo a lo largo de su vida afectado al transporte fluvial, a la costa sur, como estación en Ushuaia, a la Comisión de Límites, aviso de la Flota de Mar, remolcador, balizador e hidrógrafo.
En 1922 es embestido y hundido por el barco "American Legion" de 22.000 tons en el puerto de Bs. Aires. El armador indemnizó a la Armada con el transporte "América" y con un remolcador que llevaría el mismo nombre.
El "Azopardo", que ya había naufragado en otras tres oportunidades en el mar del sur, fué reflotado nuevamente y se acondicionó para ser usado como blanco. Terminó su existencia frente al cabo Corrientes en 1924, por los cañones de los acorazados "Moreno" y "Rivadavia"
RESGUARDO Y VIGILANTE
Los gemelos "Resguardo" y "Vigilante" eran vapores avisos, de 30 metros de eslora y 100 tons. de desplazamiento, comprados a Inglaterra en 1874.
En 1888 son asignados a la División Transporte y actuarán sólo como buques fluviales.En 1905 pasan a depender de la Prefectura Naval Argentina
1º DE MAYO
El "1º de Mayo" fué comprado a comienzos de 1894, de 61 metros de eslora y sólo 700 tons. de desplazamiento., con propulsion mixta con energía eléctrica, construído por el astillero Dutruhsdorf de Kiel, Alemania
Fue una de las naves de transporte de la Armada con vida más fecunda. Además de los servicios de carga a la costa sur, realizó tareas hidrográficas, instaló faros, participó como nave de abastecimiento de la 2ª división de la Defensa Gral. del Río de la Plata en los momentos de tensión en 1902; fué buque de estación en Ushuaia; navegó en las campañas antárticas de 1942 y 1943 y otras tareas.
Estuvo radiado de servicio seis años y luego fué reparado y modificado para esas campañas antárticas. En la primera de ellas llevó a bordo a un hidroavión "Stearman" que hizo el primer vuelo Argentino en esas regiones.
Un fuerte temporal lo arrojó, un verano, sobre la costa de Monte Hermoso, en la Pcia. de Bs. Aires, haciéndolo encallar con la muerte de un cabo y dos marineros. Los restos fueron rescatados por personal de Puerto Belgrano y se vendieron como chatarra en 1947.
RIO SANTA CRUZ
Comprado en Buenos Aires a la compañía de la carrera Liverpool/Bs.As. en 1894. Tenía 98 mts. de eslora y unas 4.000 tons. de desplazamiento. Al comprarse se le reparó máquinas, casco y se le hicieron algunas modificaciones. En 1896 se envía al sur con carbón para la flota. A prtir de 1897 hace viajes permanentes hasta Ushuaia. En 1898, traslada a Europa a 920 marinos, que serían los tripulantes de la fragata "Sarmiento" y del crucero acorazado "San Martín"Navegó por última vez en 1905 y luego quedó como buque prisión, a partir del movimiento revolucionario de 1905.
MAGALLANES
Construído en Inglaterra, esta nave fué comprada en 1887 por el gobierno a una firma particular a fin de sumar bodegas para la línea costa sur. En su primer viaje a Ushuaia con 200 personas a bordo, la nave fué arrastrada por la corriente sobre las Rocas del Diablo en Puerto Deseado el 16 de junio y naufragó. El rescate de la tripulación y pasaje tardaría un mes en llegar, pero sólo fallecen dos marineros en el naufragio.
USHUAIA
El "Ushuaia" fué adquirido en 1891 con fondos del Ministerio del Interior y operado por personal de la Armada. Era un pequeño transporte a vapor de 45 metros de eslora y 500 tons de desplazamiento. Estuvo afectado a la costa sur y a viajes entre los puertos de Ushuaia, San Juan de Salvamento, Santa Cruz, Gallegos, Punta Arenas e inclusive transportó presos al penal de Cook. En 1912 encalló contra unas piedras en los canales fueguinos, sufriendo daños que le ocasionarion su hundimiento. Años más tarde se compraría un segundo Ushuaia, que también se hundiría trágicamente.
GUARDIA NACIONAL
El "Guardia Nacional" fué un vapor de gran eslora, 120 metros y 7.000 toneladas, que comenzó a operar en 1898 y se radió de servicio en 1927. Hizo innumerables viajes por la costa Patagónica y fueguina, transportando carbón desde EEUU durante la primera guerra mundial e inclusive abasteciendo las primeras bases científicas en las islas Orcadas y establecimientos pesqueros en Georgias del Sur.
PAMPA Y CHACO
Estas naves gemelas fueron compradas al astillero Connel de Escocia en 1895. Habían sido encargadas originalmente por una empresa española. Las trajo al país una tripulación británica en ese mismo año y comenzaron a operar en la costa sur. Ambas naves cumplieron durante sus años de trabajo con Transp. Navales una variada vida visitando puertos europeos, americanos y sudafricanos. Participaron en varios rescates de náufragos. El "Pampa" navegó hasta 1920 y en 1925 fué convertido en pontón; el "Chaco" navegó hasta 1924 y en 1925 fué convertido en el "Pontón Nº 5".
Carlos Mey/ HISTARMAR
Leyendas, historia, testimonios, personajes, fauna, flora, temas ambientales, viajeros, cuentos y poemas de Puerto Deseado y la Patagonia Argentina. Consultas, comentarios y colaboraciones a deseadorevista@yahoo.com.ar
sábado, 21 de julio de 2007
Poemas/ "AMANECER" por Mario Perdomo
Amanecer
Abrid las ventanas
al día que llega,
mirad ese marco
de azul celestial.
El viento está en calma,
se aquietan las olas,
tibia está la brisa,
fresco el manantial.
Verás las gaviotas
que agitan sus alas
apurando el vuelo
en busca del mar
y allá por el cerro
buscando el coirón
un piño de cabras
comienza a trepar.
Cañadones, plazas,
te muestran sus pinos
que antiguos colonos
plantaron por ti,
y viejos amigos
nos cuentan la historia
de barcos lejanos
llegados aquí.
Nos hablan de hombres,
de fe y esperanza
que sobre las rocas
un pueblo fundaron.
Sus nombres reviven
historias de un siglo...
echaron raíces
y aquí se quedaron.
Deseado, la hermosa
ciudad de los mares,
que Oneto fundara
cien años atrás
encierra recuerdos
de hombres queridos
que hijos y nietos
no olvidan jamás.
Mario Perdomo
Abrid las ventanas
al día que llega,
mirad ese marco
de azul celestial.
El viento está en calma,
se aquietan las olas,
tibia está la brisa,
fresco el manantial.
Verás las gaviotas
que agitan sus alas
apurando el vuelo
en busca del mar
y allá por el cerro
buscando el coirón
un piño de cabras
comienza a trepar.
Cañadones, plazas,
te muestran sus pinos
que antiguos colonos
plantaron por ti,
y viejos amigos
nos cuentan la historia
de barcos lejanos
llegados aquí.
Nos hablan de hombres,
de fe y esperanza
que sobre las rocas
un pueblo fundaron.
Sus nombres reviven
historias de un siglo...
echaron raíces
y aquí se quedaron.
Deseado, la hermosa
ciudad de los mares,
que Oneto fundara
cien años atrás
encierra recuerdos
de hombres queridos
que hijos y nietos
no olvidan jamás.
Mario Perdomo
Pequeñas Historias/ Anticipos de un libro inédito
Aeronautas
Allá por la década de 1950, por lo menos así lo dicen los más memoriosos, se fundó el Aero Club de Puerto Deseado. Un grupo de vecinos, liderados por don Tiburcio Apesteguía, había logrado darle estructura jurídica a la entidad, y logró instalarse en el predio de la Fuerza Aérea Argentina vecino a esta localidad. Allí se construyó el primer hangar y a fines de la mencionada década se dictó el primer curso de pilotos civiles, que estuvo a cargo del instructor Luis Cuniberti. Más adelante se realizaron otros cursos y se adquirieron las primeras máquinas. Es posible que el primer avión propiedad del Aero Club haya sido el Piper PA-12 de matrícula LV-YFL.
Durante sus casi cincuenta años de vida la actividad aeronáutica local tuvo muy pocos percances, teniendo en su gran mayoría como única consecuencia unos pocos daños materiales. Solamente se recuerda uno con daños personales, aunque no de gravedad, que fue el que protagonizaran Antonio Alegría y Oscar Iribarren con el Piper LV-RSR cerca de la costa atlántica, entre Cabo Blanco y Mazaredo, en proximidades del establecimiento ganadero de la familia Fasioli.
Ya había oscurecido. Era una tarde de fines de otoño de 1970. Yo estaba en mi consultorio acomodando unos papeles cuando vienen a buscarme para concurrir al lugar del accidente. Los días anteriores había llovido torrencialmente y el camino a Cabo Blanco que sale del Km. 23 estaba intransitable. Era imposible intentar algo con la ambulancia, que quedaba descartada para este tipo de auxilios. En esos años aún no existía la proliferación de camionetas 4x4 que hay actualmente. Un grupo de vecinos, con Horacio Aguilera a la cabeza, se ofreció para colaborar. Horacio ofreció su camioneta Ford roja y blanca con cúpula. Se cargaron algunas bolsas de arpillera y algunas palas y con esa camioneta y otro vehículo más se resolvió emprender el camino hacia el lugar indicado.
Después de recorrer un poco más de la mitad del trayecto, nos encontramos frente a frente con otra camioneta que venía en sentido contrario. Nadie quería dejar la huella por temor a empantanarse, pero enseguida se pudo determinar que la otra camioneta traía a los accidentados, de manera que, como primera medida, se procedió al trasbordo de los mismos. Se pusieron unas mantas sobre el piso de la caja con cúpula de la camioneta de Horacio y allí nos acomodaron a los tres: Alegría de un lado, Iribarren del otro y yo en el medio. El problema era que ese espacio no tenía calefacción y estábamos casi en invierno. Una mano piadosa nos acercó una botella de algo fuerte, que quizás haya sido ginebra, para que por lo menos pudiéramos calentarnos por dentro.
Después de varias maniobras en el barro para poder dar vuelta los vehículos y que cada uno emprendiera el regreso hacia su punto de partida, comenzamos a desandar el camino. Después de un corto trecho, en una maniobra para eludir una gran laguna sobre el camino, la camioneta se encajó. Desde adentro de la caja, donde estábamos nosotros, se oían los movimientos de la gente tratando de liberar el vehículo. Maniobras hacia atrás y hacia delante. Se oía el ruido de la pala trabajando bajo las ruedas, hasta que al final zafamos.
Después de seguir andando un rato largo, o por lo menos eso es lo que nos pareció desde la oscuridad de la caja, llegamos de regreso a Puerto Deseado, ya en la madrugada del día siguiente. Pero durante el trayecto yo había abastecido generosamente a mis acompañantes con el contenido de la botella que nos dieron. La finalidad era calmarles la tensión psíquica y los dolores físicos por lo ocurrido, pero debo reconocer que llegaron algo chispeados. Esto nos ayudó con la anestesia que fue necesario realizar para los tratamientos posteriores. Hasta casi se podría decir que no hizo falta anestesia, incluída ya en el estómago de los pacientes.
Alegría había sufrido un profundo corte en la pierna que pude solucionar a nivel local. Algo más seria resultó la lesión de Iribarren. Tenía una fractura conminuta, o sea con varios fragmentos óseos, en la cabeza del húmero, hombro derecho. El tratamiento debería ser especializado por lo cual, al día siguiente viajé con él a la ciudad de Comodoro Rivadavia. Nos acompañó el cuñado de Oscar, el ingeniero Cimadevilla. Allí fue asistido por un traumatólogo, quien colocó todo en su lugar y aquí no ha pasado nada. La botella de ginebra quedó como una deuda impaga, porque nunca pudimos desentrañar el origen.
Dr. Raúl Eduardo Cevasco
Aeronautas
Allá por la década de 1950, por lo menos así lo dicen los más memoriosos, se fundó el Aero Club de Puerto Deseado. Un grupo de vecinos, liderados por don Tiburcio Apesteguía, había logrado darle estructura jurídica a la entidad, y logró instalarse en el predio de la Fuerza Aérea Argentina vecino a esta localidad. Allí se construyó el primer hangar y a fines de la mencionada década se dictó el primer curso de pilotos civiles, que estuvo a cargo del instructor Luis Cuniberti. Más adelante se realizaron otros cursos y se adquirieron las primeras máquinas. Es posible que el primer avión propiedad del Aero Club haya sido el Piper PA-12 de matrícula LV-YFL.
Durante sus casi cincuenta años de vida la actividad aeronáutica local tuvo muy pocos percances, teniendo en su gran mayoría como única consecuencia unos pocos daños materiales. Solamente se recuerda uno con daños personales, aunque no de gravedad, que fue el que protagonizaran Antonio Alegría y Oscar Iribarren con el Piper LV-RSR cerca de la costa atlántica, entre Cabo Blanco y Mazaredo, en proximidades del establecimiento ganadero de la familia Fasioli.
Ya había oscurecido. Era una tarde de fines de otoño de 1970. Yo estaba en mi consultorio acomodando unos papeles cuando vienen a buscarme para concurrir al lugar del accidente. Los días anteriores había llovido torrencialmente y el camino a Cabo Blanco que sale del Km. 23 estaba intransitable. Era imposible intentar algo con la ambulancia, que quedaba descartada para este tipo de auxilios. En esos años aún no existía la proliferación de camionetas 4x4 que hay actualmente. Un grupo de vecinos, con Horacio Aguilera a la cabeza, se ofreció para colaborar. Horacio ofreció su camioneta Ford roja y blanca con cúpula. Se cargaron algunas bolsas de arpillera y algunas palas y con esa camioneta y otro vehículo más se resolvió emprender el camino hacia el lugar indicado.
Después de recorrer un poco más de la mitad del trayecto, nos encontramos frente a frente con otra camioneta que venía en sentido contrario. Nadie quería dejar la huella por temor a empantanarse, pero enseguida se pudo determinar que la otra camioneta traía a los accidentados, de manera que, como primera medida, se procedió al trasbordo de los mismos. Se pusieron unas mantas sobre el piso de la caja con cúpula de la camioneta de Horacio y allí nos acomodaron a los tres: Alegría de un lado, Iribarren del otro y yo en el medio. El problema era que ese espacio no tenía calefacción y estábamos casi en invierno. Una mano piadosa nos acercó una botella de algo fuerte, que quizás haya sido ginebra, para que por lo menos pudiéramos calentarnos por dentro.
Después de varias maniobras en el barro para poder dar vuelta los vehículos y que cada uno emprendiera el regreso hacia su punto de partida, comenzamos a desandar el camino. Después de un corto trecho, en una maniobra para eludir una gran laguna sobre el camino, la camioneta se encajó. Desde adentro de la caja, donde estábamos nosotros, se oían los movimientos de la gente tratando de liberar el vehículo. Maniobras hacia atrás y hacia delante. Se oía el ruido de la pala trabajando bajo las ruedas, hasta que al final zafamos.
Después de seguir andando un rato largo, o por lo menos eso es lo que nos pareció desde la oscuridad de la caja, llegamos de regreso a Puerto Deseado, ya en la madrugada del día siguiente. Pero durante el trayecto yo había abastecido generosamente a mis acompañantes con el contenido de la botella que nos dieron. La finalidad era calmarles la tensión psíquica y los dolores físicos por lo ocurrido, pero debo reconocer que llegaron algo chispeados. Esto nos ayudó con la anestesia que fue necesario realizar para los tratamientos posteriores. Hasta casi se podría decir que no hizo falta anestesia, incluída ya en el estómago de los pacientes.
Alegría había sufrido un profundo corte en la pierna que pude solucionar a nivel local. Algo más seria resultó la lesión de Iribarren. Tenía una fractura conminuta, o sea con varios fragmentos óseos, en la cabeza del húmero, hombro derecho. El tratamiento debería ser especializado por lo cual, al día siguiente viajé con él a la ciudad de Comodoro Rivadavia. Nos acompañó el cuñado de Oscar, el ingeniero Cimadevilla. Allí fue asistido por un traumatólogo, quien colocó todo en su lugar y aquí no ha pasado nada. La botella de ginebra quedó como una deuda impaga, porque nunca pudimos desentrañar el origen.
Dr. Raúl Eduardo Cevasco
Suscribirse a:
Entradas (Atom)