“ANA DE LA COLMENA”
La historia de Ana Kyle de Hope está íntimamente ligada a la fundación de la localidad de Puerto San Julián.
Corría el año 1889 cuando llega John Mac Lean y se instala en Cañadón Coronel. A poco de llegar, cambia de ubicación y se traslada a un paraje mas abrigado, donde edifica un rancho de junco y barro que le salió muy parecido a “una colmena”, nombre que tomaría para sí ese establecimiento rural. Un año más tarde en 1890 llega el primer arreo por tierra a San Julián, que es traído por Guillermo Hope, Alex Morrinson, John Mac Kay y Simon Wilson, transportando ovejas de Río Negro para la estancia La Colmena. Luego Guillermo Hope le compra “La Colmena” a Mac Lean. De esa colmena se expandieron por la provincia los pioneros: Hope,Wilson, Marrin, Mac Kay, Kyle, Fraser, Wallace, Patterson…..
Eran aquellos tiempos de cuidado de hacienda a campo abierto; viven los “pastores” tras una mata, aún en pleno invierno y durante años.
Se inician con hacienda traída de Río Negro por Guillermo Hope, Mac Kay, Fraser, Campbell y los Denholm. Ese primer arreo es famoso por ser uno de los mayores traídos de una vez al sud. Salen con un piño de 10.000 ovejas; llegan a San Julián con solo 5000, incluyendo la parición obtenida en el trayecto.
Este cielo abierto tiene tantas historias...
Leones había a centenares, y aquellas heroicas majaditas iniciales, eran un nuevo y sabroso festín para el depredador. Caían piños completos. A esto se le suma otro hecho, ya que por carecer de potreros y alambres, tenían que llevar los carneros hasta el Río Chico, metiéndolos en sus islas, yendo a buscarlos para la época de servicio, todo en arreos a pie.
En cuanto a las provisiones, debido a lo irregular que era el tráfico marítimo, se traía lo más imprescindible, de Punta Arenas a lomo de caballo.
Por ello, cuado se inicia la etapa histórica se cree justo rendir un homenaje a estos pioneros, los que son llamado con justicia “forjadores de una raza”
Guillermo Patterson queda al cuidado de la estancia de Guillermo Hope cuando este parte a Malvinas para contraer enlace con Ana Kyle.
Mientras esto sucede, Patterson levanta un rancho de material sólido que a la llegada del matrimonio Hope pasa a ocupar la primera mujer que llega a San Julián. Al poco tiempo Ana queda embarazada y al momento del parto las cosas se complican, por lo que fue necesario que su esposo partiera a caballo hasta Río Gallegos en busca del doctor Fenton. Ana no logra sobrevivir a la espera y fallece por falta de asistencia, también ocurre lo mismo con su hijo. En esta historia se inspiró quién escribiera la sentida canción Ana de la Colmena, la que pretende reflejar los sacrificios afrontados por estas madres heroicas que dieran los primeros hijos a nuestro suelo.
William Hope, embargado por la tristeza, abandona el lugar, vende “La Colmena”, luego compra los campos de “El Rincón” y “Florida Negra “.
Posteriormente se casa con Mery Louis Elizabeth Warne Atkinson, nacida en Inglaterra, a quien también trajo de las Malvinas, de ese matrimonio nacen cinco hijos Flora Geles (1902), Guillermo Carlos (1904), Ana (1906), Edith Warne (1908) y Beatry (1909), todos ellos nacidos en la zona de San Julián.
Estos muchachos estudiaron todos en Inglaterra y algunos allí se quedaron, otros se fueron a vivir a la provincia de Córdoba, y quien regreso fue Edith Warne Hope.
Edith se casa con Duncan Hope y tuvieron ocho hijos, nietos de William: Juana, Inés, Maria Isabel, Beatriz, Nely, Elvira, Santiago y William.
Anécdota: En aquella época había muchos indios; regresaba William a su casa luego de una jornada de trabajo, después de una semana de alejamiento, cuando se encuentra con una matanza de indios, de pronto le parece ver moverse a un bebé indio y efectivamente, el pequeño trataba de mamar de su madre muerta. Hope sintió una tremenda tristeza y de inmediato bajó del caballo, levantó al niño y envolviéndolo en una manta se lo llevó a su familia. Lo llamaron Warie o Warney lo criaron como un hijo más. Este muchacho aprendió a hablar en castellano y en Ingles, era muy trabajador y sobre todo muy fiel a William que era como su padre.
Al tiempo Hope le dio parte de un campo; cuando muere William el indio se sintió muy solo, ya no tenía en quien confiar, ya que solo lo hacía en él, se dedicó a la bebida, y cierto día apareció muerto detrás de una mata, cerca de la Estancia “Florida Negra”.
Cuentan que la muerte de William Hope, se debió a una gran tristeza que tenía por todas las cosas que ocurrían con la Huelga, donde se destruyó mucho, quemaban casas, descuartizaban animales, etc., todo aquello que él había construido con mucho sacrificio, soportando la crudeza del invierno, durmiendo a la intemperie…
Su corazón no lo resistió, llego al Hotel “Miramar”, se bañó, se fue a la cama y cuando su esposa lo fue a ver… estaba muerto.
Bisnietos: Sandra, Miriam, Alberto Malmoria; Julián, Emilio, Cristina, Adrián y Mariela Medina; Sebastián Pérez y Karina y Patricia Novosada.
Fuente: Edith Warne Hope.
Libro Centenario de Puerto San Julián 1909-2001. Una ventana al pasado.
Recopilación: Archivo Histórico Municipal de Puerto Deseado
LA CANCION QUE LLEVA SU NOMBRE
Ana de La Colmena
Era como el capullo de los mogotes
Ana de la colmena de San Julian
cuando tenia veinte años y era de noche
entregaba su vida para poblar
Cuentan los que escribieron la vieja historia
que fue la primer blanca por el lugar
y que el hombre la trajo de las malvinas
y era una flor nevando la soledad
ESTRIBILLO:
Ana de la colmena, qué estrella buena te alumbrara
por querer dar un hijo cayó tu luna en el lugar
y allí descansa entonces tu fe pionera
Ana de la colmena de San Julián
Sola quedaba Ana en la meseta
esperando a su hijo ya por llegar
el hombre fue a Gallegos buscando ayuda
pero no volvió a tiempo por el lugar
Cuando cae la nieve la patagonia
busca la flor del viento para escarchar
entonces como un rayo la cruz de Ana
brilla por la colmena de San Julián
Hugo Giménez Agüero
Leyendas, historia, testimonios, personajes, fauna, flora, temas ambientales, viajeros, cuentos y poemas de Puerto Deseado y la Patagonia Argentina. Consultas, comentarios y colaboraciones a deseadorevista@yahoo.com.ar
martes, 12 de junio de 2007
EL DIA QUE SE INCENDIO EL CINE...
OPINIONES Y SENTIMIENTOS SOBRE ESTOS “CUADERNOS
(Fragmentos de cartas enviadas por Zaida Chiarrone al escritor y recopilador Roberto Luis Rodríguez)
…Los Cuadernos sobre la vida en Deseado, y sobre su fauna me han dejado sorprendida, cuanto veía uno a esos animales y no sabía nada de ellos! Y también las biografías de los personajes que se destacaron en el pueblo recién naciente, están perfectas! Cuando algún viajero viene de allá pregunto por el pueblo de mis sueños y todos me dicen que ha cambiado mucho. 18-12-2004.-
... Me emociono cada vez que el cartero me hace entrega de tus acostumbrados y voluminosos sobres, sabiendo que son noticias de mi Deseado y más me emociona aún la cantidad de actividades que preparan para festejar en mi pueblo las fiestas patrias. Me parece que revivo las veintiuna salvas que se tiraban a las siete de la mañana el día de la festividad; y el pueblo de ahí en más vivía la fecha con todo júbilo! 21-05-2006.-
… En los Cuadernos Culturales Deseadenses hay artículos que rememoran a Deseado con el mismo sentimiento que llevo en mi corazón y eso me llega al alma… no te imaginas el placer que me produce leerlos, en especial este número que recuerda a los médicos deseadenses. Te agradezco el recuerdo que has tenido para mi querido padrastro el Dr. Segundo A. Gauna, a quien respeté y admiré por sus condiciones como hombre y facultativo médico. Insistí para que pongan su nombre a una calle… cada vez que recibo noticias tuyas mis ojos y el alma se llena con las vistas de ese pueblo, pero tal como era y con la gente que lo habitaba cuando yo viví allí. He preparado un artículo para cuando se editen los próximos cuadernos y lleva por título:
DE CUANDO SE QUEMO EL "COLON"...
Don Francisco Conz, (1)distinguido empresario de Deseado, era dueño de un cine teatro llamado “Colón”,(2)allí los chicos -principalmente-, teníamos la cita de rigor para ver las películas de la matinée.
Una tarde fuimos mi mamá, mi madrina la Sra. Josefina Zelasco de Cánepa,(3) que vivió muchos años en el pueblo, y yo.
Creo que daban una película de Lon Channey . De pronto, de la cabina del operador salió una llamarada. Estaba atrás del salón, arriba. Todo el mundo se dio vuelta a mirar lo que pasaba, y como el edificio era de madera las llamas tomaron fuerza allá arriba y ya se vio que el incendio se había desencadenado.
El cine estaba lleno, se abrió una puerta ancha que había adelante, a un costado de las plateas, las que tenían dos escalones para llegar al piso. Al bajar, apurada, mi mamá zafó un escalón y cayó al piso, y toda la gente que salía corriendo apresurada la pisaba, sin verla, y ella en esas forma tampoco se podía levantar. Por fin lo consiguió, no se como, y subimos corriendo como los demás…
Ya en la calle, a salvo de la ferocidad del incendio, veíamos con gran pena en el alma que se perdía uno de los salones más lindos de Deseado y que había sido recreo de los domingos.
por Zaida Alicia Chiarrone
(docente desedense residente en Buenos Aires)
Referencias investigadas por Roberto Luis Rodríguez
1) de nacionalidad italiana; hijo de Juan y María Vizaco, casado con la española María Arias-
2) el biógrafo de Conz en realidad estaba compuesto por Teatro-Cine Confitería y bar, entre sus especialidades se encontraban los exquisitos bombones importados “Suchard”, surtido de caramelos y confites importados y del país, y artísticas cajas de bombones para regalo. En la década del veinte, todas las tardes y noches ejecutaban clásicos conciertos el afamado “trío González”.
(Fragmentos de cartas enviadas por Zaida Chiarrone al escritor y recopilador Roberto Luis Rodríguez)
…Los Cuadernos sobre la vida en Deseado, y sobre su fauna me han dejado sorprendida, cuanto veía uno a esos animales y no sabía nada de ellos! Y también las biografías de los personajes que se destacaron en el pueblo recién naciente, están perfectas! Cuando algún viajero viene de allá pregunto por el pueblo de mis sueños y todos me dicen que ha cambiado mucho. 18-12-2004.-
... Me emociono cada vez que el cartero me hace entrega de tus acostumbrados y voluminosos sobres, sabiendo que son noticias de mi Deseado y más me emociona aún la cantidad de actividades que preparan para festejar en mi pueblo las fiestas patrias. Me parece que revivo las veintiuna salvas que se tiraban a las siete de la mañana el día de la festividad; y el pueblo de ahí en más vivía la fecha con todo júbilo! 21-05-2006.-
… En los Cuadernos Culturales Deseadenses hay artículos que rememoran a Deseado con el mismo sentimiento que llevo en mi corazón y eso me llega al alma… no te imaginas el placer que me produce leerlos, en especial este número que recuerda a los médicos deseadenses. Te agradezco el recuerdo que has tenido para mi querido padrastro el Dr. Segundo A. Gauna, a quien respeté y admiré por sus condiciones como hombre y facultativo médico. Insistí para que pongan su nombre a una calle… cada vez que recibo noticias tuyas mis ojos y el alma se llena con las vistas de ese pueblo, pero tal como era y con la gente que lo habitaba cuando yo viví allí. He preparado un artículo para cuando se editen los próximos cuadernos y lleva por título:
DE CUANDO SE QUEMO EL "COLON"...
Don Francisco Conz, (1)distinguido empresario de Deseado, era dueño de un cine teatro llamado “Colón”,(2)allí los chicos -principalmente-, teníamos la cita de rigor para ver las películas de la matinée.
Una tarde fuimos mi mamá, mi madrina la Sra. Josefina Zelasco de Cánepa,(3) que vivió muchos años en el pueblo, y yo.
Creo que daban una película de Lon Channey . De pronto, de la cabina del operador salió una llamarada. Estaba atrás del salón, arriba. Todo el mundo se dio vuelta a mirar lo que pasaba, y como el edificio era de madera las llamas tomaron fuerza allá arriba y ya se vio que el incendio se había desencadenado.
El cine estaba lleno, se abrió una puerta ancha que había adelante, a un costado de las plateas, las que tenían dos escalones para llegar al piso. Al bajar, apurada, mi mamá zafó un escalón y cayó al piso, y toda la gente que salía corriendo apresurada la pisaba, sin verla, y ella en esas forma tampoco se podía levantar. Por fin lo consiguió, no se como, y subimos corriendo como los demás…
Ya en la calle, a salvo de la ferocidad del incendio, veíamos con gran pena en el alma que se perdía uno de los salones más lindos de Deseado y que había sido recreo de los domingos.
por Zaida Alicia Chiarrone
(docente desedense residente en Buenos Aires)
Referencias investigadas por Roberto Luis Rodríguez
1) de nacionalidad italiana; hijo de Juan y María Vizaco, casado con la española María Arias-
2) el biógrafo de Conz en realidad estaba compuesto por Teatro-Cine Confitería y bar, entre sus especialidades se encontraban los exquisitos bombones importados “Suchard”, surtido de caramelos y confites importados y del país, y artísticas cajas de bombones para regalo. En la década del veinte, todas las tardes y noches ejecutaban clásicos conciertos el afamado “trío González”.
SELECCION DE DICHOS CRIOLLOS
DICHOS CRIOLLOS PATAGONICOS
Por Asencio Abeijón*
*autor de "Memorias de un carrero patagónico"
"Cansado, como perro en tiempo de esquila"
Cuando la zafra de esquila, en los campos quebrados de la Patagonia, resulta más trabajoso arrimar hasta el galpón de esquila en forma casi permanente, piños de ovejas lanudas. Todo este trabajo deben hacerlo los ágiles perros ovejeros, en un continuo correr y ladrar, con las patas heridas por las espinas y las piedras, con fuertes calores, sin tener donde tomar agua y con muy escasa comida, "para que no anden pesados". De esta forma los perros llegan a la noche tan cansados, que apenas se suspenden los trabajos, se echan a dormir, olvidándose hasta de comer; y cuando llega el amanecer y se renueva el trabajo, están tan doloridos, que les cuesta moverse, hasta que el ejercicio les calienta el cuerpo.
"Dejó el camino sucio, como vaca arreada al trote"
Esto se dice de quien, luego de haber alardeado de valiente, al producirse el entrevero, escapa velozmente y asustado. El dicho tiene su origen en que el animal vacuno cuando está lleno y se lo arrea apurado, adquiere una pronunciada diarrea, que va señalando el camino que recorre.
"Boca sucia, como carrero encajado"
La encajadura de una chata o carreta, hasta la maza de la rueda, en los caminos blandos y arenosos de antaño, era algo que llevaba luego varias horas de rudo y sucio trabajo, debiendo en oportunidades bajar la carga y luego cargar nuevamente el vehículo. Por eso al producirse una "encajadura", los carreros se enfurecían, lanzando andanadas de malas palabras, lo cual dio origen a dicha frase.
"Es un tipo metido, como perro de indio"
Los aborígenes tenían por costumbre compartir sus toldos o ranchos con los numerosos perros que poseían, a los que permitían dormir y comer dentro de las habitaciones. En cambio el blanco o toda persona habituada a normas higiénicas, por más útiles que le fueran sus perros, no les permitían entrar en las habitaciones. Esto dio lugar al dicho.
(Extractado de "El vasco de la carretilla", Imprenta Gráfica, 1986)
Por Asencio Abeijón*
*autor de "Memorias de un carrero patagónico"
"Cansado, como perro en tiempo de esquila"
Cuando la zafra de esquila, en los campos quebrados de la Patagonia, resulta más trabajoso arrimar hasta el galpón de esquila en forma casi permanente, piños de ovejas lanudas. Todo este trabajo deben hacerlo los ágiles perros ovejeros, en un continuo correr y ladrar, con las patas heridas por las espinas y las piedras, con fuertes calores, sin tener donde tomar agua y con muy escasa comida, "para que no anden pesados". De esta forma los perros llegan a la noche tan cansados, que apenas se suspenden los trabajos, se echan a dormir, olvidándose hasta de comer; y cuando llega el amanecer y se renueva el trabajo, están tan doloridos, que les cuesta moverse, hasta que el ejercicio les calienta el cuerpo.
"Dejó el camino sucio, como vaca arreada al trote"
Esto se dice de quien, luego de haber alardeado de valiente, al producirse el entrevero, escapa velozmente y asustado. El dicho tiene su origen en que el animal vacuno cuando está lleno y se lo arrea apurado, adquiere una pronunciada diarrea, que va señalando el camino que recorre.
"Boca sucia, como carrero encajado"
La encajadura de una chata o carreta, hasta la maza de la rueda, en los caminos blandos y arenosos de antaño, era algo que llevaba luego varias horas de rudo y sucio trabajo, debiendo en oportunidades bajar la carga y luego cargar nuevamente el vehículo. Por eso al producirse una "encajadura", los carreros se enfurecían, lanzando andanadas de malas palabras, lo cual dio origen a dicha frase.
"Es un tipo metido, como perro de indio"
Los aborígenes tenían por costumbre compartir sus toldos o ranchos con los numerosos perros que poseían, a los que permitían dormir y comer dentro de las habitaciones. En cambio el blanco o toda persona habituada a normas higiénicas, por más útiles que le fueran sus perros, no les permitían entrar en las habitaciones. Esto dio lugar al dicho.
(Extractado de "El vasco de la carretilla", Imprenta Gráfica, 1986)
LA PELEA DEL SIGLO EN EL HOTEL APOLO
Banquete y trompadas para agasajar al comandante
LA PELEA DEL SIGLO, EN EL HOTEL "APOLO"
(relato textual del periodista Angel Clara)
Puerto Deseado, entre 1925 y 1930...
La gente de Puerto Deseado es generalmente obsequiosa. Hasta hoy que con la crisis general anda medio apurada, suele demostrarse muy amiga de hacer obsequios y festejos personales. Tuvo sin embargo un tiempo de esplendor que no lo conocieron, la gente de Atila, Tamerlán o Gengis Kan y eso que los bárbaros asiáticos han sido los maestros del mundo.
Así por ejemplo en Deseado se recuerda la época en que con el sobrante de champagne se lavaban los pisos. Precisamente tal exageración no alcancé a conocerla, admitiendo que no es muy exagerada; pero he estado en sus inmediatas vecindades, y eso que mi actuación en el Sur, data de comienzos de la crisis. He conocido empero, otras modalidades de ese espíritu y una de ellas, pudiera ser el hecho que paso a relatar (nos dice Dn. Angel Clara, Juez de Paz de Deseado, ganadero, periodista, etc.)
La multiplicación y crecimiento de hacienda en Deseado, creó la necesidad de fundar un frigorífico (1), para dar salida a la posible producción de carnes, que se pudiera faenar. Toda iniciativa de inversión de capitales en el Sur, tenía por entonces un porvenir asegurado. El frigorífico, no podía ser menos, aunque desde sus comienzos se vio, supeditado a la crisis y al increíble empobrecimiento del mercado de carnes que en los últimos años se había reagravado aun más.
Con todo eso, los hacendados de Deseado estaban en su mayor parte de pláceme. En realidad lo que entregaban a los frigoríficos, era el superávit de sus haciendas, lo que de cualquier modo les sobraba y era necesario desprenderse de ello, porque los campos son pobres y no pueden ser mejorados porque no dan más. La pobreza de la tierra es proverbial. En los campos mejores solo se ven matas aisladas de pasto no muy bueno. A veces suelen ser pastos duros, el coirón, la cola de piche etc., sólo en la cordillera pueden verse algo así como los pastos de Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes. De uno de éstos se decía que era capaz de mantener siete mil cabezas de ganado, pero lógicamente era una excepción.
Sin embargo había que ver el entusiasmo que despertó el frigorífico! Verdad es que su capacidad lo hacía envidiable, pues prometía un faenamiento de centenares de miles de cabezas, a lo que no llegó nunca, por falta de producción, por pobreza de ofrecimiento y otras causas de las que hablaremos más adelante.
De aquí que, los capitanes de los “caponeros” o sea buques transportadores de carnes refrigeradas, congeladas etc. Fueran considerados en sumo grado entre los vecinos y hacendados. El comercio de carnes podía considerarse, o presentaba las perspectivas de una nueva industria, aquí donde solo existía la de las lanas, muy variable y sujeta a oscilaciones pues la especulación hacía su agosto en aquellas regiones malditas como las llamó Darwin, aunque por otras causas.
Dichos capitanes, casi siempre ingleses, son gente “welcome”, bienvenidos lleguen, cuando lleguen y excusados, es decir que no escapan a ningún homenaje; son por lo demás afectos al drink.
El momento era propicio, el día antes había estado yo en el frigorífico a los efectos de arreglar mis cuentas personales ya que para la faena de ese año había mandado la estancia a que antes me refería, cuatrocientos copones que fueron considerados como de majada inmejorable. De aquí a que alcanzaron un precio excepcional. Me hallaba arreglando con Mr. Kidd(2) la cuenta junto con otros hacendados, que me felicitaban por el buen resultado de la operación, cuando llegó Mr. Bennd fuerte hacendado del sur y uno de los principales proveedores del frigorífico y gran amigo del gerente. Unió sus felicitaciones a los demás y añadió:
- ¡Oh! Mr. Clara, precisamente mañana llega el caponero “South-Crous”, y Mr. Wright su capitán por la noche es banqueteado por nosotros en el hotel “Apolo” (3) Usted no faltará seguramente… queda comprometido!.
Contesté afirmativamente, -aunque a un banquete de ingleses es cosa de razonarlo bien- De modo que ese día ya estaba comprometido para la cena. Para mejor mi amigo Bennd, me había obligado a comprometer también la asistencia de Francisco Ferreiro, (4) mi compañero de tareas en el diario “El Sur” y además en la puerta del “Colón” (5) volví a ver a Mr. Bennd, quien añadió:
- Estará también mi hermano Donato, su amigo Mr. Counsil que es cónsul de His Majesty, Mr. Nelly y otros más, no se olvide del amigo Ferreiro, ya sabe es a las nueve.
Le prometí en debida forma, a las siete ya eran media docena las invitaciones que para el acto tenía. A las diez ya eran la docena completa, y eso que el acto ya se estaba consumando. Tanto mi amigo Ferreiro, como yo, había tratado de esquivar el bulto, temiendo las consecuencias. Pero yendo, uno y otro, en una misma dirección, nos encontramos en un mismo punto y en tan desdichado momento que no pudimos evitar un encontronazo con cierto inglés de formidable aspecto, que nos cazó en medio de la calle…
- Ahora si, vengan los dos para aquí… hice bien en salir, pues supe que faltaba alguien. Ferreiro inventó una excusa muy oportuna:
- Precisamente íbamos para allí ¡Ya estarán todos los comensales?
- Oh yes very right.
Y efectivamente, fuimos hacia el “Apolo”. Desde antes de entrar ya se adivinaba el concurso que había. Los hurras atronaban el espacio, y dentro, agitábanse los hijos de la Gran Bretaña. El whisky se mezclaba con el champagne y los taponazos se oían sin interrupción; como estábamos más o menos disgustados, aprovechamos el momento de confusión y la ausencia, por el momento del banqueteado, que aún no había llegado, para tratar de escabullirnos. No pudimos evitar sin embargo el hacer el honor a un previo “salud” con Mr. Bennd, Mr. Counsil y Cía. Y qué “salud”. En Deseado, los ingleses como en todas partes, tal vez beben el whisky en los vasos que los niños de Bs. Aires, beben los refrescos o la leche. De aquí que un whisky equivaliera cuando menos a seis. Y todavía gracias que pudimos evitar el repite.
Por fin salimos y fuimos hasta “El Sur”(6), que quedaba a la vuelta de la esquina. Estábamos allí nosotros dos solos, cuando sonó, como una descarga de fusilería y Ferreiro no pudo evitar el decir:
-Ya los ingleses estarán hechos!
Narrábale yo, una fiesta parecida del tiempo de Rosas, en que el dictador en circunstancias iguales murmuraba para sus adentros, hablando de los ingleses “bonitos estarán a ésta hora”. Reía Ferreiro cuando nos llamó la atención el que, el tumulto se prolongaba, y se me ocurrió decir:
- Parece que los ingleses están en la segunda batalla… verdaderamente es algo extraño, vamos allá por si acaso…
Salimos. Afuera el tumulto se acallaba pero se veía que debía seguir en el interior del hotel, efectivamente, se oía mas nítidamente a medida que íbamos llegando. Al entrar por la puerta de la esquina, un tufo casi asfixiante, que casi nos voltea. Adentro era un mundo que se agitaba, al parecer, de gente, gritos ensordecedores, taponazos, saltos, quejas, aullidos etc. Se encendían a cada instante. Un inglés con la cara ensangrentada, se nos acercó y nos dijo: - Yo me voy porque parece que va a acabar mal.
-Ah! Pero simplemente parece, puede que no. Es gente seria; ¿Qué ha pasado? No pudo decirlo el aludido, porque en esos momentos, en su boca, armábase una revolución de muelas, dientes, colmillos, algún trozo de comida y muchos tragos de wisky, que impedían toda frase de algún sentido. Pero llegó Rossi (7), que tampoco era ajeno al tumulto, según su aspecto, pero conforme el ambiente general, en bastante buen estado y nos dijo: - Y … uno no sabe nunca en estos casos, lo que puede suceder. Llegó el comandante, como a las diez. Se le esperaba alrededor de la mesa. Se destapó Johnie Walker, y se iba a beber, cuando dijo el comandante:
- “Ustedes no son ingleses, sino unos mal educados y unos guarangos. Vean ustedes que modo de recibir a un embajador de His Majesty, vestidos con “pellizas”, como vagabundos, trapos por todos lados. Eso no es serio”
Tales frases despertaron descontento. Naturalmente, los ingleses estaban vestidos como viste en la Patagonia la gente de campo, botas de montar, exploradoras, camisa de trabajo, pañuelo al cuello, casaca, más o menos abierta, broches y alguna que otra faja y tiradores. ¡Los ingleses se habían olvidado, claro está, del traje de etiqueta! Es natural; al fin y al cabo toda era gente de campo, de trabajo, acomodados sí, pero ajenos a la etiqueta. De modo que ocasionó el comandante una verdadera consternación. Algún británico agitaba entre sus dedos la inevitable cadena de oro. En todos los semblantes aparecía la sonrisa forzada a que obligaban las circunstancias, queriendo hacer buena la oportunidad que se presentaba difícil.
-Ustedes, -continuaba el obsequiado que se había presentado de gran ceremonia- (era oficial de la marina inglesa de guerra retirado) con su levita de gala y sus cruces de campaña entre las cuales figuraban importantes medallas, por las que seguramente tuvo destacada actuación;… y figúrense ustedes, yo un Jefe distinguido de His Majesty que antes de venir aquí, he sido despedido por el rey y mis compañeros de campaña, ahora aquí entre vosotros, unos brutos oliendo a bosta y a oveja sarnosa…La gente que lo circundaba se sentía avergonzada pero un inglés es siempre un inglés. Ya asomaban uno que otro pañuelo para limpiar lágrimas próximas a salir, cuando estalló un escocés con un exabrupto, no esperado y que provocó el caos.
-Y a nosotros que nos importa que Ud. sea un oficial de His Majesty o lo que sea? Usted al fin y al cabo es un sirviente, todo lo honorable que quiera pero en definitiva, un sirviente, y nosotros somos ciudadanos ingleses, y en cualquier parte donde se encuentre un ciudadano británico, debe ser respetado por un sirviente de His Majesty.
Tales palabras despertaron el orgullo británico; los que estaban próximos a verter lágrimas, se irguieron algunos hurras, vivas y ¡muy bien! castellanos, se escucharon cada vez más fuertes y más enérgicos. El comandante enrojecido de ira, continuó con sus insultos cada vez más groseros, hasta que Mr. Bennd que era su contrincante lo atajó con un ¡cállese la boca! ¿Era esa una orden? Por tal debió tomarla el comandante aunque dada por un oficial inglés, quien no está autorizado para ello… el oficial iba a decir algo, pero no pudo a causa de la ira que lo acometió. Parece que por fin consiguió lanzar un vocablo tan enérgico y tan personal e inmoderado que lo que siguió casi no puede describirse.
Mr Donato Bennd, que era el contrincante del oficial, no pudo contenerse ni lo pudieron hacer sus amigos. Era Donato de cuerpo hercúleo, algo como el Taeodorico de la Edad Media que podía derribar un toro y cuya sola amenaza, producía un efecto fulminante. Dio dos pasos hacia delante entre todos los comensales –que debieron escabullirse para evitar un encontronazo- colocándose frente al comandante y levantó su brazo formidable. El comandante quiso hacerse el chiquito pero no lo consiguió. El brazo cayó pesadamente como el de Caupolicán. Hubo sin embargo un atenuante: un mozo del hotel debió pasar en esos momentos, entre Mr. Bennd y el oficial británico, llevando en su derecha una botella de whisky y un sifón de soda. El brazo de Mr. Bennd cayó sobre todos estos y los destrozó, hasta tal punto que los convidados sólo recordaban después que habían visto únicamente elevarse una columnita de humo subiendo de las manos del mozo, hacia el techo, en medio de los bufidos de Mr. Bennd. En cuanto al comandante, el mozo del hotel y algunos de los circunstantes, desparecieron en el suelo entre una batahola de personas que se interponían, muebles que rodaban y perros que ladraban, y el brazo homicida de Mr. Bennd que se agitaba a uno y otro lado en un verdadero delirium tremens de box anglo-argentino.
El tumulto quedó acallado por el largo y solemne estupor que invadió a todos y que seguía aún cuando llegamos con Ferreiro. Basta decir que ninguno de los numerosos heridos y contusos que resultaron del choque recordaba en que momento había ligado lo que mostraba, incluso el Sr. Rossi estaba atónito.
Un ingeniero amigo, Mr. Lamacraft (8), presentaba un estuche en forma de cajón que era el botiquín del hotel, a cada uno de los presentes, aunque murmurando “quien sabe si el árnica alcanza” habrá que llamar al Dr. Vilaseca..!(9)
Algunos se fueron, según se cree en busca del mencionado médico; otros más oportunos –sin duda- se dieron a borrar los vestigios del suceso. Para eso no se encontraba el cuerpo del comandante ni se lo veía por ninguna parte. Por fin apareció debajo de la mesa todo empolvoreado y envuelto en aserrín, lo que hizo exclamar a Mr. Nelly con su acento semi-inglés:
-Señor milanesa, sírvase usía levantarse!
El comandante no contestó, no podía hacerlo. Un desmayo muy vecino al del otro mundo lo tenía entre sus garras, ni le soltó hasta la mañana siguiente. La reunión se disolvió casi instantáneamente. El inglés es por lo general, hombre de mucha paz, que aborrece las cuestiones complicadas, en que puede intervenir la policía. Como a eso de las seis, al otro día, vuelto en sí el comandante manchado de polvo, sangre y aserrín, volvía a bordo donde lo recibía con su cara de siempre, el segundo de la nave, diciéndole con su habitual seriedad:
-Vuestro honor, ha pasado bien la noche?
Es fama que hasta la Subprefectura se oyó el sonido de un cachetón formidable que le explayó sobre la mejilla del segundo, quien debió presentar la queja del abuso ante el almirantazgo británico, pues por Deseado no aparecieron más, ni el comandante, ni el segundo ni por mucho tiempo, ninguno de los que intervinieron en el homenaje del cual no se osaba a hablar hasta en las proximidades del tiempo actual. Creo que aquel fue el último de los homenajes a los comandantes de los caponeros.
Recopilador: Roberto Luis Rodríguez
1) La Sociedad Anónima Frigorífica de Deseado; era el establecimiento industrial más importante de la zona y uno de los que influyeron poderosamente en su economía y desarrollo. Fue inaugurado en el año 1924 e inició su primer faena el 15 de Enero de 1926 con animales del Km. 41, zona de Cabo Blanco.
2) Mr. Kidd gerente del Frigorífico de Puerto Deseado
3) Hotel y bar “Apolo ” se encuentra ubicado en el lugar que ocupó la “Mercantil Chubut”, fue construido por Artenio Tonín en el año 1925 a raíz de la firma de un contrato para explotar por varios años el ramo, entre Rossi y el propietario del local Juan F. Mac Raee. El primer dueño del hotel fue el Sr. Krambeck, en la década del ’40 lo adquiere el alemán Máximo Von Runckel. El “Apolo” es inaugurado el 1° de Diciembre de 1925 por los Sres. Rossi y Conz.
4) Francisco Ferreiro director del diario “El Sur” cuyo taller tipográfico estaba ubicado en la calle Oneto a pocos metros. de la calle Don Bosco, lindante al predio de la Escuela N° 5, entre sus múltiples ocupaciones fue el Secretario ad-hoc de la Comisión Pro-hospital en el año 1925, martillero público, orador, etc.
5) El cine teatro “Colón” de. Francisco Conz ubicado en la esquina de Alte. Brown y calle Don Bosco, poseía un servicio de bar y confitería con masas finas de todas clases y gustos y bombones del país y del extranjero, traía grandes cantantes y tercetos de musicales de piano, violín y violoncelo. Terminó devorado por un incendio mientras los vecinos disfrutaban de una proyección cinematográfica.
6) “El Sur ”importante medio de la prensa escrita local fundado en 1913
7) Emilio Rossi junto a Parolín también fueron propietarios del “Hotel Argentino”; fue Emilio el fundador del legendario “Hotel Argentino”, se había casado en Italia con María Demos; fueron padres de siete hijos: José, Atilio, Emilio, Juan, Héctor, Albina y Noemí.
8) El Sr. E. Federico Lamacraft, además de participar en comisiones populares; fue Tesorero de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural en 1930, tuvo la representación de las máquinas esquiladoras “Cooper”, distribuidor de los antisarnicos de la misma firma y propietario de un taller mecánico.
9) El Dr. Vilaseca se desempeñó como médico cirujano del ferrocarril llegó a la localidad en el año 1922 residiendo hasta el año 1930.
FUENTES:
aportaron información:
- Archivo Histórico Municipal (Pto. Deseado)
- Juanita Fernández de Venditti (Pto. Deseado)
- Victorina Fernández de Rossi (Bs. Aires)
- Elsa Ferreiro de Cazau (Bs. Aires)
Documentación iconográfica original obrante en el archivo privado del autor
Breve nota del recopilador:
Estos relatos fueron tomados textualmente del manuscrito que me acercara gentilmente hace un par de años la familia de Dn. Angel Clara, director del diario “El Territorio” en Puerto Deseado; quien ocupara otros cargos en la década del ’20 y en momentos de verdadera lucha supiera desempeñar el puesto y zanjar dificultades no dejando pasar por alto sus obligaciones morales y oficiales. Como recopilador trabajé únicamente en la descripción de los epígrafes, tratando de no alterar el documento base.
LA PELEA DEL SIGLO, EN EL HOTEL "APOLO"
(relato textual del periodista Angel Clara)
Puerto Deseado, entre 1925 y 1930...
La gente de Puerto Deseado es generalmente obsequiosa. Hasta hoy que con la crisis general anda medio apurada, suele demostrarse muy amiga de hacer obsequios y festejos personales. Tuvo sin embargo un tiempo de esplendor que no lo conocieron, la gente de Atila, Tamerlán o Gengis Kan y eso que los bárbaros asiáticos han sido los maestros del mundo.
Así por ejemplo en Deseado se recuerda la época en que con el sobrante de champagne se lavaban los pisos. Precisamente tal exageración no alcancé a conocerla, admitiendo que no es muy exagerada; pero he estado en sus inmediatas vecindades, y eso que mi actuación en el Sur, data de comienzos de la crisis. He conocido empero, otras modalidades de ese espíritu y una de ellas, pudiera ser el hecho que paso a relatar (nos dice Dn. Angel Clara, Juez de Paz de Deseado, ganadero, periodista, etc.)
La multiplicación y crecimiento de hacienda en Deseado, creó la necesidad de fundar un frigorífico (1), para dar salida a la posible producción de carnes, que se pudiera faenar. Toda iniciativa de inversión de capitales en el Sur, tenía por entonces un porvenir asegurado. El frigorífico, no podía ser menos, aunque desde sus comienzos se vio, supeditado a la crisis y al increíble empobrecimiento del mercado de carnes que en los últimos años se había reagravado aun más.
Con todo eso, los hacendados de Deseado estaban en su mayor parte de pláceme. En realidad lo que entregaban a los frigoríficos, era el superávit de sus haciendas, lo que de cualquier modo les sobraba y era necesario desprenderse de ello, porque los campos son pobres y no pueden ser mejorados porque no dan más. La pobreza de la tierra es proverbial. En los campos mejores solo se ven matas aisladas de pasto no muy bueno. A veces suelen ser pastos duros, el coirón, la cola de piche etc., sólo en la cordillera pueden verse algo así como los pastos de Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes. De uno de éstos se decía que era capaz de mantener siete mil cabezas de ganado, pero lógicamente era una excepción.
Sin embargo había que ver el entusiasmo que despertó el frigorífico! Verdad es que su capacidad lo hacía envidiable, pues prometía un faenamiento de centenares de miles de cabezas, a lo que no llegó nunca, por falta de producción, por pobreza de ofrecimiento y otras causas de las que hablaremos más adelante.
De aquí que, los capitanes de los “caponeros” o sea buques transportadores de carnes refrigeradas, congeladas etc. Fueran considerados en sumo grado entre los vecinos y hacendados. El comercio de carnes podía considerarse, o presentaba las perspectivas de una nueva industria, aquí donde solo existía la de las lanas, muy variable y sujeta a oscilaciones pues la especulación hacía su agosto en aquellas regiones malditas como las llamó Darwin, aunque por otras causas.
Dichos capitanes, casi siempre ingleses, son gente “welcome”, bienvenidos lleguen, cuando lleguen y excusados, es decir que no escapan a ningún homenaje; son por lo demás afectos al drink.
El momento era propicio, el día antes había estado yo en el frigorífico a los efectos de arreglar mis cuentas personales ya que para la faena de ese año había mandado la estancia a que antes me refería, cuatrocientos copones que fueron considerados como de majada inmejorable. De aquí a que alcanzaron un precio excepcional. Me hallaba arreglando con Mr. Kidd(2) la cuenta junto con otros hacendados, que me felicitaban por el buen resultado de la operación, cuando llegó Mr. Bennd fuerte hacendado del sur y uno de los principales proveedores del frigorífico y gran amigo del gerente. Unió sus felicitaciones a los demás y añadió:
- ¡Oh! Mr. Clara, precisamente mañana llega el caponero “South-Crous”, y Mr. Wright su capitán por la noche es banqueteado por nosotros en el hotel “Apolo” (3) Usted no faltará seguramente… queda comprometido!.
Contesté afirmativamente, -aunque a un banquete de ingleses es cosa de razonarlo bien- De modo que ese día ya estaba comprometido para la cena. Para mejor mi amigo Bennd, me había obligado a comprometer también la asistencia de Francisco Ferreiro, (4) mi compañero de tareas en el diario “El Sur” y además en la puerta del “Colón” (5) volví a ver a Mr. Bennd, quien añadió:
- Estará también mi hermano Donato, su amigo Mr. Counsil que es cónsul de His Majesty, Mr. Nelly y otros más, no se olvide del amigo Ferreiro, ya sabe es a las nueve.
Le prometí en debida forma, a las siete ya eran media docena las invitaciones que para el acto tenía. A las diez ya eran la docena completa, y eso que el acto ya se estaba consumando. Tanto mi amigo Ferreiro, como yo, había tratado de esquivar el bulto, temiendo las consecuencias. Pero yendo, uno y otro, en una misma dirección, nos encontramos en un mismo punto y en tan desdichado momento que no pudimos evitar un encontronazo con cierto inglés de formidable aspecto, que nos cazó en medio de la calle…
- Ahora si, vengan los dos para aquí… hice bien en salir, pues supe que faltaba alguien. Ferreiro inventó una excusa muy oportuna:
- Precisamente íbamos para allí ¡Ya estarán todos los comensales?
- Oh yes very right.
Y efectivamente, fuimos hacia el “Apolo”. Desde antes de entrar ya se adivinaba el concurso que había. Los hurras atronaban el espacio, y dentro, agitábanse los hijos de la Gran Bretaña. El whisky se mezclaba con el champagne y los taponazos se oían sin interrupción; como estábamos más o menos disgustados, aprovechamos el momento de confusión y la ausencia, por el momento del banqueteado, que aún no había llegado, para tratar de escabullirnos. No pudimos evitar sin embargo el hacer el honor a un previo “salud” con Mr. Bennd, Mr. Counsil y Cía. Y qué “salud”. En Deseado, los ingleses como en todas partes, tal vez beben el whisky en los vasos que los niños de Bs. Aires, beben los refrescos o la leche. De aquí que un whisky equivaliera cuando menos a seis. Y todavía gracias que pudimos evitar el repite.
Por fin salimos y fuimos hasta “El Sur”(6), que quedaba a la vuelta de la esquina. Estábamos allí nosotros dos solos, cuando sonó, como una descarga de fusilería y Ferreiro no pudo evitar el decir:
-Ya los ingleses estarán hechos!
Narrábale yo, una fiesta parecida del tiempo de Rosas, en que el dictador en circunstancias iguales murmuraba para sus adentros, hablando de los ingleses “bonitos estarán a ésta hora”. Reía Ferreiro cuando nos llamó la atención el que, el tumulto se prolongaba, y se me ocurrió decir:
- Parece que los ingleses están en la segunda batalla… verdaderamente es algo extraño, vamos allá por si acaso…
Salimos. Afuera el tumulto se acallaba pero se veía que debía seguir en el interior del hotel, efectivamente, se oía mas nítidamente a medida que íbamos llegando. Al entrar por la puerta de la esquina, un tufo casi asfixiante, que casi nos voltea. Adentro era un mundo que se agitaba, al parecer, de gente, gritos ensordecedores, taponazos, saltos, quejas, aullidos etc. Se encendían a cada instante. Un inglés con la cara ensangrentada, se nos acercó y nos dijo: - Yo me voy porque parece que va a acabar mal.
-Ah! Pero simplemente parece, puede que no. Es gente seria; ¿Qué ha pasado? No pudo decirlo el aludido, porque en esos momentos, en su boca, armábase una revolución de muelas, dientes, colmillos, algún trozo de comida y muchos tragos de wisky, que impedían toda frase de algún sentido. Pero llegó Rossi (7), que tampoco era ajeno al tumulto, según su aspecto, pero conforme el ambiente general, en bastante buen estado y nos dijo: - Y … uno no sabe nunca en estos casos, lo que puede suceder. Llegó el comandante, como a las diez. Se le esperaba alrededor de la mesa. Se destapó Johnie Walker, y se iba a beber, cuando dijo el comandante:
- “Ustedes no son ingleses, sino unos mal educados y unos guarangos. Vean ustedes que modo de recibir a un embajador de His Majesty, vestidos con “pellizas”, como vagabundos, trapos por todos lados. Eso no es serio”
Tales frases despertaron descontento. Naturalmente, los ingleses estaban vestidos como viste en la Patagonia la gente de campo, botas de montar, exploradoras, camisa de trabajo, pañuelo al cuello, casaca, más o menos abierta, broches y alguna que otra faja y tiradores. ¡Los ingleses se habían olvidado, claro está, del traje de etiqueta! Es natural; al fin y al cabo toda era gente de campo, de trabajo, acomodados sí, pero ajenos a la etiqueta. De modo que ocasionó el comandante una verdadera consternación. Algún británico agitaba entre sus dedos la inevitable cadena de oro. En todos los semblantes aparecía la sonrisa forzada a que obligaban las circunstancias, queriendo hacer buena la oportunidad que se presentaba difícil.
-Ustedes, -continuaba el obsequiado que se había presentado de gran ceremonia- (era oficial de la marina inglesa de guerra retirado) con su levita de gala y sus cruces de campaña entre las cuales figuraban importantes medallas, por las que seguramente tuvo destacada actuación;… y figúrense ustedes, yo un Jefe distinguido de His Majesty que antes de venir aquí, he sido despedido por el rey y mis compañeros de campaña, ahora aquí entre vosotros, unos brutos oliendo a bosta y a oveja sarnosa…La gente que lo circundaba se sentía avergonzada pero un inglés es siempre un inglés. Ya asomaban uno que otro pañuelo para limpiar lágrimas próximas a salir, cuando estalló un escocés con un exabrupto, no esperado y que provocó el caos.
-Y a nosotros que nos importa que Ud. sea un oficial de His Majesty o lo que sea? Usted al fin y al cabo es un sirviente, todo lo honorable que quiera pero en definitiva, un sirviente, y nosotros somos ciudadanos ingleses, y en cualquier parte donde se encuentre un ciudadano británico, debe ser respetado por un sirviente de His Majesty.
Tales palabras despertaron el orgullo británico; los que estaban próximos a verter lágrimas, se irguieron algunos hurras, vivas y ¡muy bien! castellanos, se escucharon cada vez más fuertes y más enérgicos. El comandante enrojecido de ira, continuó con sus insultos cada vez más groseros, hasta que Mr. Bennd que era su contrincante lo atajó con un ¡cállese la boca! ¿Era esa una orden? Por tal debió tomarla el comandante aunque dada por un oficial inglés, quien no está autorizado para ello… el oficial iba a decir algo, pero no pudo a causa de la ira que lo acometió. Parece que por fin consiguió lanzar un vocablo tan enérgico y tan personal e inmoderado que lo que siguió casi no puede describirse.
Mr Donato Bennd, que era el contrincante del oficial, no pudo contenerse ni lo pudieron hacer sus amigos. Era Donato de cuerpo hercúleo, algo como el Taeodorico de la Edad Media que podía derribar un toro y cuya sola amenaza, producía un efecto fulminante. Dio dos pasos hacia delante entre todos los comensales –que debieron escabullirse para evitar un encontronazo- colocándose frente al comandante y levantó su brazo formidable. El comandante quiso hacerse el chiquito pero no lo consiguió. El brazo cayó pesadamente como el de Caupolicán. Hubo sin embargo un atenuante: un mozo del hotel debió pasar en esos momentos, entre Mr. Bennd y el oficial británico, llevando en su derecha una botella de whisky y un sifón de soda. El brazo de Mr. Bennd cayó sobre todos estos y los destrozó, hasta tal punto que los convidados sólo recordaban después que habían visto únicamente elevarse una columnita de humo subiendo de las manos del mozo, hacia el techo, en medio de los bufidos de Mr. Bennd. En cuanto al comandante, el mozo del hotel y algunos de los circunstantes, desparecieron en el suelo entre una batahola de personas que se interponían, muebles que rodaban y perros que ladraban, y el brazo homicida de Mr. Bennd que se agitaba a uno y otro lado en un verdadero delirium tremens de box anglo-argentino.
El tumulto quedó acallado por el largo y solemne estupor que invadió a todos y que seguía aún cuando llegamos con Ferreiro. Basta decir que ninguno de los numerosos heridos y contusos que resultaron del choque recordaba en que momento había ligado lo que mostraba, incluso el Sr. Rossi estaba atónito.
Un ingeniero amigo, Mr. Lamacraft (8), presentaba un estuche en forma de cajón que era el botiquín del hotel, a cada uno de los presentes, aunque murmurando “quien sabe si el árnica alcanza” habrá que llamar al Dr. Vilaseca..!(9)
Algunos se fueron, según se cree en busca del mencionado médico; otros más oportunos –sin duda- se dieron a borrar los vestigios del suceso. Para eso no se encontraba el cuerpo del comandante ni se lo veía por ninguna parte. Por fin apareció debajo de la mesa todo empolvoreado y envuelto en aserrín, lo que hizo exclamar a Mr. Nelly con su acento semi-inglés:
-Señor milanesa, sírvase usía levantarse!
El comandante no contestó, no podía hacerlo. Un desmayo muy vecino al del otro mundo lo tenía entre sus garras, ni le soltó hasta la mañana siguiente. La reunión se disolvió casi instantáneamente. El inglés es por lo general, hombre de mucha paz, que aborrece las cuestiones complicadas, en que puede intervenir la policía. Como a eso de las seis, al otro día, vuelto en sí el comandante manchado de polvo, sangre y aserrín, volvía a bordo donde lo recibía con su cara de siempre, el segundo de la nave, diciéndole con su habitual seriedad:
-Vuestro honor, ha pasado bien la noche?
Es fama que hasta la Subprefectura se oyó el sonido de un cachetón formidable que le explayó sobre la mejilla del segundo, quien debió presentar la queja del abuso ante el almirantazgo británico, pues por Deseado no aparecieron más, ni el comandante, ni el segundo ni por mucho tiempo, ninguno de los que intervinieron en el homenaje del cual no se osaba a hablar hasta en las proximidades del tiempo actual. Creo que aquel fue el último de los homenajes a los comandantes de los caponeros.
Recopilador: Roberto Luis Rodríguez
1) La Sociedad Anónima Frigorífica de Deseado; era el establecimiento industrial más importante de la zona y uno de los que influyeron poderosamente en su economía y desarrollo. Fue inaugurado en el año 1924 e inició su primer faena el 15 de Enero de 1926 con animales del Km. 41, zona de Cabo Blanco.
2) Mr. Kidd gerente del Frigorífico de Puerto Deseado
3) Hotel y bar “Apolo ” se encuentra ubicado en el lugar que ocupó la “Mercantil Chubut”, fue construido por Artenio Tonín en el año 1925 a raíz de la firma de un contrato para explotar por varios años el ramo, entre Rossi y el propietario del local Juan F. Mac Raee. El primer dueño del hotel fue el Sr. Krambeck, en la década del ’40 lo adquiere el alemán Máximo Von Runckel. El “Apolo” es inaugurado el 1° de Diciembre de 1925 por los Sres. Rossi y Conz.
4) Francisco Ferreiro director del diario “El Sur” cuyo taller tipográfico estaba ubicado en la calle Oneto a pocos metros. de la calle Don Bosco, lindante al predio de la Escuela N° 5, entre sus múltiples ocupaciones fue el Secretario ad-hoc de la Comisión Pro-hospital en el año 1925, martillero público, orador, etc.
5) El cine teatro “Colón” de. Francisco Conz ubicado en la esquina de Alte. Brown y calle Don Bosco, poseía un servicio de bar y confitería con masas finas de todas clases y gustos y bombones del país y del extranjero, traía grandes cantantes y tercetos de musicales de piano, violín y violoncelo. Terminó devorado por un incendio mientras los vecinos disfrutaban de una proyección cinematográfica.
6) “El Sur ”importante medio de la prensa escrita local fundado en 1913
7) Emilio Rossi junto a Parolín también fueron propietarios del “Hotel Argentino”; fue Emilio el fundador del legendario “Hotel Argentino”, se había casado en Italia con María Demos; fueron padres de siete hijos: José, Atilio, Emilio, Juan, Héctor, Albina y Noemí.
8) El Sr. E. Federico Lamacraft, además de participar en comisiones populares; fue Tesorero de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural en 1930, tuvo la representación de las máquinas esquiladoras “Cooper”, distribuidor de los antisarnicos de la misma firma y propietario de un taller mecánico.
9) El Dr. Vilaseca se desempeñó como médico cirujano del ferrocarril llegó a la localidad en el año 1922 residiendo hasta el año 1930.
FUENTES:
aportaron información:
- Archivo Histórico Municipal (Pto. Deseado)
- Juanita Fernández de Venditti (Pto. Deseado)
- Victorina Fernández de Rossi (Bs. Aires)
- Elsa Ferreiro de Cazau (Bs. Aires)
Documentación iconográfica original obrante en el archivo privado del autor
Breve nota del recopilador:
Estos relatos fueron tomados textualmente del manuscrito que me acercara gentilmente hace un par de años la familia de Dn. Angel Clara, director del diario “El Territorio” en Puerto Deseado; quien ocupara otros cargos en la década del ’20 y en momentos de verdadera lucha supiera desempeñar el puesto y zanjar dificultades no dejando pasar por alto sus obligaciones morales y oficiales. Como recopilador trabajé únicamente en la descripción de los epígrafes, tratando de no alterar el documento base.
sábado, 9 de junio de 2007
LA CORBETA SWIFT Y EL DIARIO DE SUS DESCUBRIDORES
1982, descubrimiento de la Corbeta Swift
EL RELATO DE UN PROTAGONISTA, MARCELO ROSAS
El 4 de febrero del 2007 se cumplieron 25 años del gran hallazgo de la Corbeta Inglesa H.M.S Swift, protagonizado por deseadenses, por eso hoy queremos que Puerto Deseado se sumerja en esta fascinante historia…
El día 31 de marzo de 1984 Marcelo Rosas comienza a escribir:
(1) “a modo de introducción, diría que estas páginas tienen por finalidad dejar inscripto, asentar todo lo sucedido en la investigación en la cual yo fui protagonista, junto a otras personas más, en la que ocurrieron cosas peculiares que nos causaron emoción, bronca, desilusión. Trato de que todo esto quede archivado para que algún día pueda ser consultado. En este mal llamado diario, no existen fechas precisas, pues lo estoy desarrollando después de tres años de haber encontrado la Corbeta, un día en aguas de Puerto Deseado.”
Todo comienza con un estudiante (Marcelo Rosas, 16 años) en un día normal de clases, cuando en la cátedra de matemáticas el profesor, Teniente de Fragata Ricardo Locarnini, les comenta a los alumnos que en el año 1975 arribó a Puerto Deseado un australiano llamado Patrick Gower, que traía con él un diario escrito por su antepasado, Teniente Erasmus Gower, contando la historia de una corbeta que naufragó en el año 1770 en la ría Deseado, accidente del cual el sobrevivió.
(1) “Ricardo me interioriza sobre algunas cosas que él sabia de este buque hundido en aguas de Puerto Deseado y me da el nombre de la persona que poseía datos más precisos o que supuestamente las tenía, (Ricardo) Caruso Roberts”
Marcelo se puso en contacto con él, quien le comentó que este australiano antes de irse había ubicado en cierta forma el lugar donde podía estar el buque hundido. Así comienza a investigar, habla con la gente del pueblo y se pone en contacto con el Capitán Marcos Oliva Day (padre) quien le da el puntapié inicial de cómo emprender el trabajo de búsqueda y la idea de formar una comisión.
(1) “En ese momento ya había comenzado a bucear, no así cuando recién tengo las primeras noticias de la “Swift”, pero tenía amigos que estaban en eso y a ellos resuelvo contarles esta historia, y con una simple frase, muchachos yo tengo esto, vamos a comenzar a trabajar sobre el tema. Tuve aceptación y así hicimos una pequeña comisión integrada por cuatro personas, una de ellas se encontraba de casualidad, en la casa de Mario Brozoski, quien fue el primero en enterarse y aceptar y segundo Daniel Guillén, sólo estaba de paso… el Sr. Marcos Oliva Day (hijo), a quien le propongo nuevamente la idea y acepta…
Luego se incorporan tres personas más, el Sr. Mladen (Maco) Kelez, quien colabora arduamente, el Sr. Carlos "Chiche" Santi, quien hace un aporte fabuloso en lo que se refiere a historia y presencia una de nuestras reuniones; y finalmente el Sr. Rubén Puschel quien coopera de una forma estupenda a debatir y a aportar datos. Todos nos repartimos tareas, al principio comenzamos nuestras reuniones en la casa de Mario quien ya era buzo y como se avecinaba una temporada bastante fría, otoño – invierno, decidimos en todo ese tiempo desmenuzar el relato y así prácticamente una vez por semana nos juntábamos alrededor de una mesa, charlábamos sobre el tema.”
“Esto es lo que yo llamaría un proceso de investigación, partimos de un problema que era el relato y luego una hipótesis, para finalmente llegar a una conclusión.- Fue todo un trabajo teórico muy importante, para mí lo más lindo de toda esta investigación porque luego vino el otro factor, el humano….”
“Chiche trajo una investigación hecha por él que tenía que ver con el relato; Éste en su última parte efectúa un comentario sobre un problema que existe cuando están en Malvinas, luego de que son rescatados por la Favorita, Corbeta que había estado anclada con la “Swift” y que decide quedarse allí a esperar el regreso; pero la “Swift” al partir para comenzar sus exploraciones, no da lugares precisos de dónde se hallarían. Después del naufragio debe enviar un bote, cuyas medidas eran de seis metros de largo, por cuatro de ancho, con algunos tripulantes de la corbeta hundida que por fortuna llegan a Malvinas y de esa forma la “Favorita” los busca, a su arribo a Pto. Deseado cargan con toda esa gente que permaneció allí, parten hacia Malvinas y se encuentran con los españoles; surge un problema y queda registrado en la historia como “Entredicho anglo – español”.
En 1981 pasan a formar una Subcomisión del Club Capitán Oneto de Búsqueda y rescate de la Corbeta Swift y para darle más seriedad aún deciden ponerse en contacto con el Capitán Enrique Lonzieme, director del Museo Naval de Tigre, y ofrecerle ser presidente de dicha comisión; éste acepta y les brinda información teórica (mapas, planos de una nave gemela, etc.) poniéndose en contacto con los directores navales de todo el mundo. En este mismo año deciden que de encontrar los restos de esta corbeta se destinarían a la creación de un museo para el enriquecimiento de Puerto Deseado.
Luego comienzan las primeras inmersiones en la ría muy cerca de donde hoy todavía se encuentra la corbeta pero la visibilidad no los ayudaba.
(1) “Me interesa poder dejar en claro que hubo también otras personas que colaboraron con algún comentario. El Sr. Zizich, es quien va a dar un indicio bastante cercano de donde podía estar esta corbeta; pescador y hombre de mar de Deseado habla de la zona donde posteriormente hallamos el buque, área cercana a Pescasur. Nos comenta que él con un ancla había sacado un pedazo de madera, pero luego de unos cuantos meses pudimos constatar, en verano, que era el mismo lugar a que él se refería. Se pone a nuestras órdenes y ofrece su colaboración, es así que luego del descubrimiento él está relacionado con nosotros aportando su conocimiento sobre la zona y además su barcaza, poseía un bote a motor".
El 4 de febrero de 1982 Marcelo junto a Daniel deciden sumergirse cerca de lo que era Pesquera Pescasur (ahora Vieira); (1) “cerca de las dieciseis pues a esta hora ya habíamos dado con el barco, hundido bajo esa supuesta roca que se descubría con la marea, con marea alta no se divisaba; la impresión es indescriptible,”
“Decía que mi interés ha vuelto al primitivo, me he visto un poco cansado y sobrepasado de actitudes que no llevan a nada, entonces he vuelto como a nacer y a querer poner las cosas en su lugar”... Así finaliza su relato Marcelo Rosas.
Hoy las piezas rescatadas de la Corbeta Swift se exhiben en el Museo que en homenaje a la memoria de uno de los primeros jóvenes que formaron parte de esta comisión de búsqueda y que trabajo tanto antes y después del descubrimiento lleva su nombre: Mario Brozoski.
(diario inédito) (1)
Material suministrado por la directora del Museo Municipal Mario Brozoski, Prof. Claudia Gutiérrez
EL RELATO DE UN PROTAGONISTA, MARCELO ROSAS
El 4 de febrero del 2007 se cumplieron 25 años del gran hallazgo de la Corbeta Inglesa H.M.S Swift, protagonizado por deseadenses, por eso hoy queremos que Puerto Deseado se sumerja en esta fascinante historia…
El día 31 de marzo de 1984 Marcelo Rosas comienza a escribir:
(1) “a modo de introducción, diría que estas páginas tienen por finalidad dejar inscripto, asentar todo lo sucedido en la investigación en la cual yo fui protagonista, junto a otras personas más, en la que ocurrieron cosas peculiares que nos causaron emoción, bronca, desilusión. Trato de que todo esto quede archivado para que algún día pueda ser consultado. En este mal llamado diario, no existen fechas precisas, pues lo estoy desarrollando después de tres años de haber encontrado la Corbeta, un día en aguas de Puerto Deseado.”
Todo comienza con un estudiante (Marcelo Rosas, 16 años) en un día normal de clases, cuando en la cátedra de matemáticas el profesor, Teniente de Fragata Ricardo Locarnini, les comenta a los alumnos que en el año 1975 arribó a Puerto Deseado un australiano llamado Patrick Gower, que traía con él un diario escrito por su antepasado, Teniente Erasmus Gower, contando la historia de una corbeta que naufragó en el año 1770 en la ría Deseado, accidente del cual el sobrevivió.
(1) “Ricardo me interioriza sobre algunas cosas que él sabia de este buque hundido en aguas de Puerto Deseado y me da el nombre de la persona que poseía datos más precisos o que supuestamente las tenía, (Ricardo) Caruso Roberts”
Marcelo se puso en contacto con él, quien le comentó que este australiano antes de irse había ubicado en cierta forma el lugar donde podía estar el buque hundido. Así comienza a investigar, habla con la gente del pueblo y se pone en contacto con el Capitán Marcos Oliva Day (padre) quien le da el puntapié inicial de cómo emprender el trabajo de búsqueda y la idea de formar una comisión.
(1) “En ese momento ya había comenzado a bucear, no así cuando recién tengo las primeras noticias de la “Swift”, pero tenía amigos que estaban en eso y a ellos resuelvo contarles esta historia, y con una simple frase, muchachos yo tengo esto, vamos a comenzar a trabajar sobre el tema. Tuve aceptación y así hicimos una pequeña comisión integrada por cuatro personas, una de ellas se encontraba de casualidad, en la casa de Mario Brozoski, quien fue el primero en enterarse y aceptar y segundo Daniel Guillén, sólo estaba de paso… el Sr. Marcos Oliva Day (hijo), a quien le propongo nuevamente la idea y acepta…
Luego se incorporan tres personas más, el Sr. Mladen (Maco) Kelez, quien colabora arduamente, el Sr. Carlos "Chiche" Santi, quien hace un aporte fabuloso en lo que se refiere a historia y presencia una de nuestras reuniones; y finalmente el Sr. Rubén Puschel quien coopera de una forma estupenda a debatir y a aportar datos. Todos nos repartimos tareas, al principio comenzamos nuestras reuniones en la casa de Mario quien ya era buzo y como se avecinaba una temporada bastante fría, otoño – invierno, decidimos en todo ese tiempo desmenuzar el relato y así prácticamente una vez por semana nos juntábamos alrededor de una mesa, charlábamos sobre el tema.”
“Esto es lo que yo llamaría un proceso de investigación, partimos de un problema que era el relato y luego una hipótesis, para finalmente llegar a una conclusión.- Fue todo un trabajo teórico muy importante, para mí lo más lindo de toda esta investigación porque luego vino el otro factor, el humano….”
“Chiche trajo una investigación hecha por él que tenía que ver con el relato; Éste en su última parte efectúa un comentario sobre un problema que existe cuando están en Malvinas, luego de que son rescatados por la Favorita, Corbeta que había estado anclada con la “Swift” y que decide quedarse allí a esperar el regreso; pero la “Swift” al partir para comenzar sus exploraciones, no da lugares precisos de dónde se hallarían. Después del naufragio debe enviar un bote, cuyas medidas eran de seis metros de largo, por cuatro de ancho, con algunos tripulantes de la corbeta hundida que por fortuna llegan a Malvinas y de esa forma la “Favorita” los busca, a su arribo a Pto. Deseado cargan con toda esa gente que permaneció allí, parten hacia Malvinas y se encuentran con los españoles; surge un problema y queda registrado en la historia como “Entredicho anglo – español”.
En 1981 pasan a formar una Subcomisión del Club Capitán Oneto de Búsqueda y rescate de la Corbeta Swift y para darle más seriedad aún deciden ponerse en contacto con el Capitán Enrique Lonzieme, director del Museo Naval de Tigre, y ofrecerle ser presidente de dicha comisión; éste acepta y les brinda información teórica (mapas, planos de una nave gemela, etc.) poniéndose en contacto con los directores navales de todo el mundo. En este mismo año deciden que de encontrar los restos de esta corbeta se destinarían a la creación de un museo para el enriquecimiento de Puerto Deseado.
Luego comienzan las primeras inmersiones en la ría muy cerca de donde hoy todavía se encuentra la corbeta pero la visibilidad no los ayudaba.
(1) “Me interesa poder dejar en claro que hubo también otras personas que colaboraron con algún comentario. El Sr. Zizich, es quien va a dar un indicio bastante cercano de donde podía estar esta corbeta; pescador y hombre de mar de Deseado habla de la zona donde posteriormente hallamos el buque, área cercana a Pescasur. Nos comenta que él con un ancla había sacado un pedazo de madera, pero luego de unos cuantos meses pudimos constatar, en verano, que era el mismo lugar a que él se refería. Se pone a nuestras órdenes y ofrece su colaboración, es así que luego del descubrimiento él está relacionado con nosotros aportando su conocimiento sobre la zona y además su barcaza, poseía un bote a motor".
El 4 de febrero de 1982 Marcelo junto a Daniel deciden sumergirse cerca de lo que era Pesquera Pescasur (ahora Vieira); (1) “cerca de las dieciseis pues a esta hora ya habíamos dado con el barco, hundido bajo esa supuesta roca que se descubría con la marea, con marea alta no se divisaba; la impresión es indescriptible,”
“Decía que mi interés ha vuelto al primitivo, me he visto un poco cansado y sobrepasado de actitudes que no llevan a nada, entonces he vuelto como a nacer y a querer poner las cosas en su lugar”... Así finaliza su relato Marcelo Rosas.
Hoy las piezas rescatadas de la Corbeta Swift se exhiben en el Museo que en homenaje a la memoria de uno de los primeros jóvenes que formaron parte de esta comisión de búsqueda y que trabajo tanto antes y después del descubrimiento lleva su nombre: Mario Brozoski.
(diario inédito) (1)
Material suministrado por la directora del Museo Municipal Mario Brozoski, Prof. Claudia Gutiérrez
CARLOS OLMO, UN GALLEGO EN LA PATAGONIA
RELATOS DE UN GALLEGO VAGAMUNDOS
"Donde hay un deseo, hay un camino"
Regreso a Patagonia, Regreso al Hogar
El poema de Pablo Neruda que escribo en el siguiente párrafo me ha dado la bienvenida a la Patagonia, un lugar hermoso como pocos en el mundo, y en el que siempre tengo la sensación de llegar a casa, como si me hubiera estado esperando. Hay muy pocos sitios en el mundo, aparte de tu propio hogar, que te transmiten esa emoción, y por eso recupero este diario del primer viaje de vagamundos, que me confirma lo que siempre digo, "donde hay un deseo, hay un camino". Cuando recorrí por primera vez los bosques chilenos de Torres del Paine en verano de 2000, supe que algún día los volvería a pisar en Otoño, para maravillarme de la paleta de colores que sólo la naturaleza puede ofrecer, y ese día ha llegado, primero veré la infinita blancura de la Antártida y luego me empaparé de los ocres y rojos de los árboles patagónicos.
YO AQUÍ ME DESPIDO
Yo aquí me despido, vuelvo
a mi casa, en mis sueños,
vuelvo a la Patagonia en donde
el viento golpea los establos
y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos,
ando errante por el mundo que amo:
en mi patria encarcelan mineros
y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces
de mi pequeño país frío.
Si tuviera que morir mil veces
allí quiero morir:
si tuviera que nacer mil veces,
allì quiero nacer,
cerca de la araucaria salvaje
del vendaval del viento sur,
de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.
Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.
Añoranzas de Patagonia
Estuve viajando a principios del año 2000 por la Patagonia, y la recuerdo como uno de los lugares más fascinantes que he visitado. Cuando le conté a una amiga portuguesa que iba a Tierra de Fuego, me reconoció que pensaba que no existía, que era uno de esos lugares míticos del que todos hemos oído hablar, pero que nadie conoce, como la Atlántida, Xánadu, o El Dorado; en realidad su afirmación no era muy errónea, porque aunque evidentemente la Patagonia existe, cada viajero que transita sus espacios inabarcables crea una Patagonia imaginada, al estilo de lo que Wallace Stegner llama la "geografía de la imaginación". Los paisajes de Patagonia se instalan en tu mente y con el tiempo van adquiriendo tonalidades irreales, como si nuestro paso por esas desoladas tierras hubiera sido un sueño.
Darwin, en su magnífico libro "El viaje del Beagle", decía :"Al evocar imágenes del pasado, frecuentemente cruzan ante mis ojos las planicies de la Patagonia; si embargo, todos las califican de horribles e inútiles. Entonces. ¿por qué esas áridas extensiones se han aferrado a mi memoria con tanta firmeza?. Comparto al 100% las reflexiones de Darwin; habitualmente no suelo regresar a los lugares que me han gustado mucho porque suelen decepcionar en una posterior visita, pero la Patagonia ejerce en mí una "atracción fatal". Pensaba retornar este Otoño para ver sus inmensos bosques moteados por los colores ocres, dorados, rojizos y marrones de sus árboles caducos, y volver a sentir el impacto de su naturaleza salvaje y disfrutar de la hospitalidad de sus especiales habitantes. Como mi viaje ha ido más lento de lo previsto (la elección del caracol como logotipo de vagamundos no fue casual), tengo que postergar mi retorno a la Patagonia, pero la "morriña" me hace escribir estas líneas.
Jorge Luis Borges escribía: "En la Patagonia no se encuentra nada - no hay nada". En esa "nada" en donde radica precisamente la magia de la Patagonia. Hudson, en su libro "Días de ocio en la Patagonia", decía: "En la Patagonia no hay que internarse con preconceptos, no buscar nada, ya que surgirá un sentimiento que nos hará sentir y conmover. Un día, mientras escuchaba el silencio, se me ocurrió preguntarme qué ocurriría si me pusiera a gritar. Mi estado era de suspensión y vigilancia". Esto me evoca una anécdota de mi estancia en las Torres del Paine, un fascinante lugar donde los senderistas pueden recorrer valles, montañas, bosques, lagos, glaciares, alfombras flotantes de hierba, y los escaladores subir las Torres o los Cuernos del Paine, con la sensación de estar en un lugar único en el mundo. Estaba en compañía de un amigo montañero "escuchando el silencio" mientras contemplábamos de cerca la belleza de las Torres después de una ardua subida, cuando empezamos a escuchar música de Pink Floyd; nos miramos extrañados, porque las montañas no suelen tener B.S.O., y enseguida el misterio se resolvió porque aparecieron unos ruidosos israelíes con un estéreo adosado a la mochila; nos retiramos discretamente pensando que hay gente que nunca "oirá el silencio". Hay un sitio muy hermoso en el País Vasco, que se llama Mendigoikoa, y cuyo lema es "donde el silencio se oye", os lo recomiendo.
Regresando a la Patagonia, las viñetas de mi recorrido por sus tierras, forman el album de un viaje iniciático: Puerto Montt, la navegación por los canales en el Puerto Edén; Puerto Natales, Punta Arenas, Usuhaia, Tierra de Fuego, las torres del Paine, el Chaltén, Fitz Roy y el cerro Torre, están en mi "atlas de la imaginación".
Bruce Chatwin, el viajero que todos querríamos ser, ya en sus relatos mezcla perfectamente la ficción y la realidad para crear historias mágicas, escribió 2 libros sobre la Patagonia (él sí retornó), donde menciona que los marineros creían que los pingüinos albergaban las almas de sus compañeros ahogados en sus indómitas aguas, y que Magallanes, al cruzar el estrecho que hoy lleva su nombre, tuvo que reprimir varios motines, ya que los marinos identificaban a la Tierra del Fuego con "la sede del infierno en la Tierra".
La Patagonia también fascina por su mezcla racial, ya que sus pobladores son el resultado de las migraciones de galeses, alemanes, escoceses, irlandeses, vascos, eslavos, y un sinfín más de nacionalidades, gente recia que vino en busca de una tierra de promisión que no regala nada, y a la que hay que arrancarle con sangre, sudor y lágrimas sus frutos, el lugar que Humboldt llamó "la tierra de los hombres libres y fuertes". Ese lugar me espera y algún día volveré.
Aunque la Patagonia sólo se puede entender visitándola, podeis recibir una ráfaga de fresco viento patagónico leyendo El Mundo del Fin del Mundo, de Luis Sepúlveda, El Viejo Expreso de la Patagonia de Paul Theroux, En la Patagonia de Bruce Chatwin, y Final de Novela en Patagonia de Mempo Giardinelli.
Carlos Olmo
(Nota: Carlos Olmo, nativo de La Coruña, España, de ocupación "viajero", viene cumpliendo, desde hace varios años, el sueño juvenil de dar "La vuelta al mundo en 80 cybercafés"; sus relatos aparecen en la página web que él mismo va completando: http://www.vagamundos.net/v3 )
"Donde hay un deseo, hay un camino"
Regreso a Patagonia, Regreso al Hogar
El poema de Pablo Neruda que escribo en el siguiente párrafo me ha dado la bienvenida a la Patagonia, un lugar hermoso como pocos en el mundo, y en el que siempre tengo la sensación de llegar a casa, como si me hubiera estado esperando. Hay muy pocos sitios en el mundo, aparte de tu propio hogar, que te transmiten esa emoción, y por eso recupero este diario del primer viaje de vagamundos, que me confirma lo que siempre digo, "donde hay un deseo, hay un camino". Cuando recorrí por primera vez los bosques chilenos de Torres del Paine en verano de 2000, supe que algún día los volvería a pisar en Otoño, para maravillarme de la paleta de colores que sólo la naturaleza puede ofrecer, y ese día ha llegado, primero veré la infinita blancura de la Antártida y luego me empaparé de los ocres y rojos de los árboles patagónicos.
YO AQUÍ ME DESPIDO
Yo aquí me despido, vuelvo
a mi casa, en mis sueños,
vuelvo a la Patagonia en donde
el viento golpea los establos
y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos,
ando errante por el mundo que amo:
en mi patria encarcelan mineros
y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces
de mi pequeño país frío.
Si tuviera que morir mil veces
allí quiero morir:
si tuviera que nacer mil veces,
allì quiero nacer,
cerca de la araucaria salvaje
del vendaval del viento sur,
de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.
Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.
Añoranzas de Patagonia
Estuve viajando a principios del año 2000 por la Patagonia, y la recuerdo como uno de los lugares más fascinantes que he visitado. Cuando le conté a una amiga portuguesa que iba a Tierra de Fuego, me reconoció que pensaba que no existía, que era uno de esos lugares míticos del que todos hemos oído hablar, pero que nadie conoce, como la Atlántida, Xánadu, o El Dorado; en realidad su afirmación no era muy errónea, porque aunque evidentemente la Patagonia existe, cada viajero que transita sus espacios inabarcables crea una Patagonia imaginada, al estilo de lo que Wallace Stegner llama la "geografía de la imaginación". Los paisajes de Patagonia se instalan en tu mente y con el tiempo van adquiriendo tonalidades irreales, como si nuestro paso por esas desoladas tierras hubiera sido un sueño.
Darwin, en su magnífico libro "El viaje del Beagle", decía :"Al evocar imágenes del pasado, frecuentemente cruzan ante mis ojos las planicies de la Patagonia; si embargo, todos las califican de horribles e inútiles. Entonces. ¿por qué esas áridas extensiones se han aferrado a mi memoria con tanta firmeza?. Comparto al 100% las reflexiones de Darwin; habitualmente no suelo regresar a los lugares que me han gustado mucho porque suelen decepcionar en una posterior visita, pero la Patagonia ejerce en mí una "atracción fatal". Pensaba retornar este Otoño para ver sus inmensos bosques moteados por los colores ocres, dorados, rojizos y marrones de sus árboles caducos, y volver a sentir el impacto de su naturaleza salvaje y disfrutar de la hospitalidad de sus especiales habitantes. Como mi viaje ha ido más lento de lo previsto (la elección del caracol como logotipo de vagamundos no fue casual), tengo que postergar mi retorno a la Patagonia, pero la "morriña" me hace escribir estas líneas.
Jorge Luis Borges escribía: "En la Patagonia no se encuentra nada - no hay nada". En esa "nada" en donde radica precisamente la magia de la Patagonia. Hudson, en su libro "Días de ocio en la Patagonia", decía: "En la Patagonia no hay que internarse con preconceptos, no buscar nada, ya que surgirá un sentimiento que nos hará sentir y conmover. Un día, mientras escuchaba el silencio, se me ocurrió preguntarme qué ocurriría si me pusiera a gritar. Mi estado era de suspensión y vigilancia". Esto me evoca una anécdota de mi estancia en las Torres del Paine, un fascinante lugar donde los senderistas pueden recorrer valles, montañas, bosques, lagos, glaciares, alfombras flotantes de hierba, y los escaladores subir las Torres o los Cuernos del Paine, con la sensación de estar en un lugar único en el mundo. Estaba en compañía de un amigo montañero "escuchando el silencio" mientras contemplábamos de cerca la belleza de las Torres después de una ardua subida, cuando empezamos a escuchar música de Pink Floyd; nos miramos extrañados, porque las montañas no suelen tener B.S.O., y enseguida el misterio se resolvió porque aparecieron unos ruidosos israelíes con un estéreo adosado a la mochila; nos retiramos discretamente pensando que hay gente que nunca "oirá el silencio". Hay un sitio muy hermoso en el País Vasco, que se llama Mendigoikoa, y cuyo lema es "donde el silencio se oye", os lo recomiendo.
Regresando a la Patagonia, las viñetas de mi recorrido por sus tierras, forman el album de un viaje iniciático: Puerto Montt, la navegación por los canales en el Puerto Edén; Puerto Natales, Punta Arenas, Usuhaia, Tierra de Fuego, las torres del Paine, el Chaltén, Fitz Roy y el cerro Torre, están en mi "atlas de la imaginación".
Bruce Chatwin, el viajero que todos querríamos ser, ya en sus relatos mezcla perfectamente la ficción y la realidad para crear historias mágicas, escribió 2 libros sobre la Patagonia (él sí retornó), donde menciona que los marineros creían que los pingüinos albergaban las almas de sus compañeros ahogados en sus indómitas aguas, y que Magallanes, al cruzar el estrecho que hoy lleva su nombre, tuvo que reprimir varios motines, ya que los marinos identificaban a la Tierra del Fuego con "la sede del infierno en la Tierra".
La Patagonia también fascina por su mezcla racial, ya que sus pobladores son el resultado de las migraciones de galeses, alemanes, escoceses, irlandeses, vascos, eslavos, y un sinfín más de nacionalidades, gente recia que vino en busca de una tierra de promisión que no regala nada, y a la que hay que arrancarle con sangre, sudor y lágrimas sus frutos, el lugar que Humboldt llamó "la tierra de los hombres libres y fuertes". Ese lugar me espera y algún día volveré.
Aunque la Patagonia sólo se puede entender visitándola, podeis recibir una ráfaga de fresco viento patagónico leyendo El Mundo del Fin del Mundo, de Luis Sepúlveda, El Viejo Expreso de la Patagonia de Paul Theroux, En la Patagonia de Bruce Chatwin, y Final de Novela en Patagonia de Mempo Giardinelli.
Carlos Olmo
(Nota: Carlos Olmo, nativo de La Coruña, España, de ocupación "viajero", viene cumpliendo, desde hace varios años, el sueño juvenil de dar "La vuelta al mundo en 80 cybercafés"; sus relatos aparecen en la página web que él mismo va completando: http://www.vagamundos.net/v3 )
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