martes, 24 de marzo de 2009

CONVOCATORIA PARA LA ANTOLOGIA 2009

El semanario EL ORDEN, decano de la prensa de Santa Cruz, convoca a todos los autores radicados en Puerto Deseado a participar en una colección de:
-Cuentos breves
-Poemas
-Ensayos breves sobre temas de la localidad (historia, geografía, personajes, historias de vida, fauna, flora, etc.)

Fundamentos:Los autores de cuentos, poemas o ensayos breves aspiran a poder publicar sus escritos, lo que resulta particularmente dificultoso porque las editoriales no acceden a editarlos, o, en caso de hacerlo, deben desembolsar altas sumas de dinero que no están a su alcance.
Publicar un escrito dentro de una antología permite, en muchos casos, iniciar una carrera literaria, y para muchos escritores es su primer antecedente comprobable.La antología de autores locales prestigia a Puerto Deseado y resulta de interés para los visitantes y turistas.
La aparición de una antología estimula a nuevos autores, genera interés por la realización de talleres literarios y permite a la comunidad conocer a sus escritores, a veces desconocidos.
La antología incluirá fotos a color de paisajes de Puerto Deseado, por lo que se constituirá también en un atractivo vehículo de promoción turística para nuestra ciudad.

Podrán participar todas aquellas personas mayores de doce años que residan en Puerto Deseado, y se hará extensivo a quienes hayan vivido en alguna época en Puerto Deseado y escriban sobre temas vinculados con nuestra ciudad.
Los trabajos deberán ser originales. En caso de citarse algún fragmento de otro autor, deberá citarse la fuente. Los organizadores verificarán la originalidad de cada escrito y, eventualmente, lo consultarán con el autor cuando exista alguna duda.
EL ORDEN publicará una antología que incluirá cuarenta trabajos, entre cuentos, poemas y ensayos.
Cada uno de los trabajos irá acompañado con los datos de su autor. Cualquier duda será resuelta por un jurado idóneo que se designará para definir la integración final de la antología. En caso de considerarse necesario, podrían incluirse dos o más escritos de un mismo autor.
La antología 2009 será presentada en un acto público del que participarán autoridades locales, y en el que cada autor recibirá como obsequio un ejemplar del libro.

Esta antología incluirá la participación de auspiciantes que colaborarán para la impresión del libro. Estos auspicios permitirán:
-Que cada autor pueda contar con un ejemplar gratuito del libro en el que figura su poema, cuento o ensayo.
-Que el libro tenga un precio de venta accesible a todos los que quieran obtenerlo.-Enviar ejemplares a los establecimientos escolares locales, autoridades provinciales y nacionales, bibliotecas provinciales y regionales.

Los poemas podrán ser de hasta cuarenta versos.
Los cuentos, de hasta 1000 palabras

TEMAS SUGERIDOS PARA ENSAYOS BREVES (hasta 1000 palabras)
-Mi infancia en el campo
-Mi vida en el campo
-De dónde vino mi familia
-Personajes de Puerto Deseado
-Alguien a quien no debemos olvidar
-Viajes en el ferrocarril
-Historias de inmigrantes
-Mis lugares favoritos
-Recuerdos de mi etapa escolar
-El Deseado que yo recuerdo
-Vida de marinero
-Historias de estibadores
etc.

ENVIAR LOS TRABAJOS, CON LOS DATOS PERSONALES, DNI Y EDAD DEL PARTICIPANTE
A deseadorevista@hotmail.com

jueves, 19 de marzo de 2009

IMPORTANTE TAREA EDUCATIVA CUMPLE LA FUNDACION CONOCIENDO NUESTRA CASA


ESTRENARON CANOAS CANADIENSES EN LA RIA DESEADO
237 niños dieron sus primeras remadas en el verano 2009

"Durante el 2008 cumplimos muchos objetivos", señala Dolores Ansín, dirigente de la FCNC que tuvo a su cargo la dirección de los cursos de kayak de verano y participó activamente en el proyecto de huerta orgánica.
Durante enero y febrero, dieron sus primeras remadas en las aguas de la ría doscientos treinta y siete niños y niñas desde los 4 a los 16 años de edad, siendo el grupo comprendido entre los 8 y los 12 años el de mayor incidencia. El número de nautas se incrementó debido a la incorporación de las colonias de vacaciones y la integración de visitantes de Pico Truncado, Caleta Olivia, Río Gallegos y Buenos Aires.
El benjamín fue Donovan Nieto, de cuatro años, quién colaboró, con su hermano mayor, el instructor Jonatan, que junto a Juan Manuel Barría y Maximiliano Barrientos, secundaron a Dolores en el dictado del curso. "Su ayuda fue muy importante", señala con una sonrisa Dolores, "ya que al ver al pequeño acercar salvavidas y remos a los participantes, los niños se animaban a sumarse a la tarea".
A este esfuerzo se sumaron monitores de la FCNC, la Escuela Municipal de Náutica, dirigida por Freddy Giraudy y contó, como siempre, con el apoyo del Club Náutico Cap. Oneto y la invalorable presencia de la Prefectura Naval, que con sus botes semirrígidos le brindó seguridad al emprendimiento.
"Conociendo nuestra casa" viene cumpliendo, desde 1983, una valiosa tarea educativa, de conocimiento profundo de la geografía, las tradiciones, las historias y los grandes personajes de la Patagonia, inculcando el lema "respeto y cariño" en varios centenares de niños y jóvenes que, a la vez, se transforman con los años en instructores de las nuevas generaciones.

IMPORTANTE DONACION
Como culminación de los cursos, la FCNC estrenó dos canoas canadienses inflables, marca Zodiac, donadas por el conocido navegante y aventurero José Pepe Valente, gerente de la firma Naval Motor de Buenos Aires.
En un día magnífico, Carlos Robles, Rául Ramírez, Sandra García, Camelel Flügel y otros colaboradores de la fundación llevaron a pasear por la ría a un grupo entusiasta de niños que aprovecharon la oportunidad para disfrutar de la navegación en embarcaciones diferentes.

El luche, la lechuga de mar

RECETAS PATAGONICAS/ Algas en la cocina
Obtención de Porphyra


En los meses de invierno y principios de verano es posible encontrar en la zona rocosa de Chubut y Santa Cruz hermosas láminas de Porphyra columbina. Para recolectar estas plantas se recogen las láminas tratando de no arrancar la base, que es la parte más dura y puede tener arena. Conviene lavar las láminas directamente en el mar, enjuagándolas muchas veces hasta que estén absolutamente limpias. Si no es posible, el lavado se realiza en casa con agua dulce o con agua salada. Otra alternativa es comprarla seca -como "luche"-.

Preparación de Porphyra molida
La siguiente receta para preparar Porphyra seca a partir de las plantas frescas va pasando oralmente de una a otra persona. Este producto molido puede ser añadido a muchas comidas de la cocina de todos los días.
Hay que separar los talos sobre asaderas y secarlos en el horno con la puerta abierta hasta que estén crocantes, cuidando que no se quemen. Este paso debe ser realizado teniendo la precaución de que las algas no estén encimadas, para que el proceso de secado sea rápido. Cuando el secado está en su punto las láminas apenas tostadas huelen suavemente a marisco y pueden disgregarse con la mano en pequeñas escamas parecidas a las del orégano. A medida que una tanda de algas se seca se van agregando otras. Las algas secas y molidas con la mano se embolsan o se introducen en frascos cerrados para su uso posterior.

Usos de Porphyra molida
Para empanadas de carne o pollo: agregar una taza de Porphyra por docena de empanadas.
En salsas para pastas: agregar media taza de Porphyra molida, luego del tomate.
En guisos: agregar media taza de Porphyra diez minutos antes de retirar del fuego.
Sobre arroz blanco: espolvorear reemplazando al queso rallado.
Sobre todo tipo de canapés: espolvorear para obtener un excelente color castaño (es más barato que el caviar).
En ensaladas de tomate fresco, de pepino, de lechuga blanca, de coliflor y otras similares: utilizarla como aliño mezclada con salsa de soja y vinagre.
El alto contenido de proteínas de Porphyra y su casi nulo contenido en lípidos la convierten en un óptimo sucedáneo de las carnes en dietas que evitan el colesterol.

Preparación del luche
En Chile se consume Porphyra columbina bajo la forma de luche. La siguiente receta fue aportada por el amigo chileno Ricardo Paredes.
Las hojas de Porphyra recogidas en la costa deben lavarse muy bien, primero con agua y sal y luego con agua dulce, repitiendo esta operación varias veces.
A continuación se cocinan muy lentamente al vapor, de manera similar a la cocción de mariscos.
Colocadas en un molde se introducen al horno, a fuego lento.
De esta manera se obtiene un pan de Porphyra. Esta es la forma como se comercializa en los mercados regionales como "luche".

Empanadas de luche y pollo
La receta original de estas empanadas fue aportada por María Luz Piriz, de Puerto Madryn. Ha ido cambiando con el tiempo, pero resulta muy buena en todas sus versiones.

Ingredientes:
Doce tapas de empanada (que no sean de hojaldre)
Dos cebollas grandes.
Un cuarto kilo de luche
Una pechuga de pollo.
Perejil
Laurel
Media taza de aceite
y Tres cucharadas de salsa de soja
o
Una cucharadita de ají molido
Una cucharadita de sal
o
Una cucharada de curry
Preparación:

Hervir el pollo en agua con sal, perejil y laurel. Escurrirlo y picarlo fino.
Cortar el luche en tiritas y picarlo un poco. Picar y freír las cebollas en aceite. Agregar el pollo y después el luche. Condimentar con la salsa de soja, o con sal y ají molido, o con el curry.
Dejar enfriar este relleno.
Luego armar las empanadas y se cocinarlas al horno, sobre una placa ligeramente aceitada.

Papas con luche
Esta receta fue extraída del libro de comidas tradicionales de la Isla de Chiloé "La papa está aquí", escrito por Emiliana Cárdenas.

Ingredientes:
Un cuarto kilo de luche (preparado como se detalla más arriba o comprado en el mercado, si se encuentra)
Una zanahoria grande rallada
Un kilo de papas
Ajos
Una cebolla grande
Ajíes (de cualquier tipo)
Comino
Pimienta
Orégano
Aceite o manteca para freír
Preparación:
Remojar el luche y lavarlo muy bien. Pelar las papas y cocinarlas enteras. Freír el luche junto con los condimentos y la zanahoria rallada. Servirlo con las papas.

RELATOS DEL DOCTOR RAUL CEVASCO

Pequeñas Historias

24 - Estanciera

27 de Mayo de 1934. Se inaugura el hospital de Puerto Deseado. La Comisión de Fomento municipal, presidida por el Dr. Ernesto Iturriaga, procede a habilitar el nuevo edificio hospitalario, aún a medio terminar, y pone al frente del mismo al Dr. Carlos Raúl Fernández. Se trata en realidad de un doble estreno, debido a que el Dr. Fernández había llegado a la localidad ese mismo año, poco tiempo antes de la inauguración del edificio hospitalario, recién recibido y con la intención de radicarse en forma permanente.

A partir de este momento, y durante más de 25 años, el hospital nunca tuvo un vehículo propio para diligencias o asistencia de pacientes. Fue en el año 1960 cuando la superioridad resolvió asignar el primer vehículo, que resultó ser una Estanciera IKA modelo 1959, una de las primeros vehículos automotores fabricados en el país. Para los que no llegaron a conocer este tipo de rodados, les aclaro que se trataba de algo sumamente rudimentario, un vehículo rural con la parte posterior cerrada, y que en este caso que nos ocupa se había equipado con una camilla en esa parte posterior, como único agregado para que se le diera el pomposo título de ambulancia.

Fue también en esos años cuando se construyó el Puesto Sanitario de la localidad de Jaramillo. Hasta ese momento, cuando era necesario prestar atención médica a alguien, lo hacíamos en su propio domicilio, debido a que no existía un local destinado al efecto. Fue el propio Dr. Fernández quien gestionó e insistió ante los responsables provinciales para que se construyera ese puesto sanitario, lo que en definitiva consiguió y la obra se llevó a cabo a comienzos de la década del 60. La licitación fue adjudicada al ingeniero Baldomero F. Cimadevilla, quien por entonces tenía una empresa constructora, realizando la tarea en muy breve plazo. Lástima que, de acuerdo con los criterios de la época, el nuevo edificio fue levantado a algunas cuadras de distancia de la localidad, en vez de haberlo hecho en el núcleo poblacional, para mayor comodidad de los usuarios.

Fue así como se implementó un servicio de asistencia médica para la localidad de Jaramillo, realizándose la atención en el puesto sanitario, siendo necesario para ello que un profesional de Puerto Deseado viajara dos veces por semana, en forma rotativa, utilizando para ello la incómoda Estanciera. Estos viajes se debían a que por entonces en la localidad de Jaramillo no había médico permanente. Cabe mencionar acá que cuando por razones mecánicas o problemas de intransitabilidad en la ruta no se podía viajar por este medio, se concurría igual utilizando para ello el coche-motor o autovía del ferrocarril local. Avanzando algo más en esta digresión, vale la pena destacar el valioso servicio que prestaba entonces ese ferrocarril, cuando los caminos eran ásperos y pedregosos y frecuentemente quedaban intransitables por lluvia o nieve. En varias oportunidades fue necesario entrar o salir de Puerto Deseado llevando el automóvil arriba de una chata del ferrocarril, hasta Fitz Roy o hasta Pico Truncado, porque resultaba imposible hacerlo transitando el camino.

Regreso al tema principal. Un día cualquiera la Estanciera inició un viaje más de los tantos que había hecho hasta entonces. Al volante se encontraba el administrador-chofer multiuso, adjetivo debido a las diversas funciones que realizaba, Roberto Ignacio ‘Tito’ Fernández. Encaramos la salida por el viejo camino de ripio hacia el campo de aviación, lugar en el cual Tito me cedió la conducción del vehículo, pero el viaje no iba a durar mucho. Al llegar al cañadón de la estancia La Maruja, más conocido como bajada del 30, en el momento de girar a la derecha al comienzo de la pendiente, de acuerdo con el trazado de entonces, la Estanciera cayó hacia delante y se detuvo en pocos metros. Pero no ‘toda’ la Estanciera. La rueda delantera izquierda, que al salirse había provocado la caída hacia delante, continuó bajando sola y cruzando campo, y no solamente llegó hasta el fondo del cañadón, sino que se atrevió a comenzar a subir por el lado opuesto, hasta que la fuerza de gravedad la detuvo.

Gran caminata, afortunadamente bajo el sol, para llegar hasta donde estaba la rebelde, y luego otra gran caminata de regreso para traerla rodando cuesta arriba. Tito se arregló de alguna manera para volver a colocarla en forma precaria, y de esta forma regresamos a Puerto Deseado, casi a paso de hombre, hasta el taller donde se le aplicó la solución de fondo. La Estanciera salió nuevamente al día siguiente, ahora con otros tripulantes, para cumplir el cometido interrumpido el día anterior.

En esa sucesión de viajes ocurrió por lo menos otro episodio curioso, pero en esta ocasión en la etapa de regreso. Actualmente la casi totalidad de los vehículos tienen un solo parabrisas, pero la Estanciera de entonces tenía la abertura anterior dividida al medio, de manera que tenía dos parabrisas, uno para el conductor y otro para el acompañante. Transitando el camino de Jaramillo hacia Deseado, ahora con Tito al volante, aproximadamente a la altura de Antonio de Biedma se oye un estallido y cae encima mío, que iba de acompañante, el parabrisas derecho hecho polvo, ingresando al mismo tiempo en el interior un cascote de canto rodado, sin que nada justificara el episodio, ya que no hubo cruzamiento con ningún otro vehículo. La Estanciera venía equipada con un guardabarros muy angosto, lo que permitió que una piedra se elevara sin ser atajada y el mismo vehículo se la llevó por delante. Tito continuó el viaje con la bronca de haber roto el parabrisas y la frustración de no tener a nadie a quien echarle la culpa.

Raúl Eduardo Cevasco
en "Pequeñas historias-Memorias de un médico de pueblo"

El volcán Hudson... una historia gris

1991 / LA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN HUDSON
...Y los días se hicieron noches


En la madrugada del martes 13 de agosto de 1991, aproximadamente a las seis de la mañana, comenzó en Puerto Deseado y su zona de influencia la lluvia de ceniza proveniente del volcán chileno Hudson, el cual había entrado en erupción los días anteriores. La virulencia del fenómeno, algo poco común en los anales de la vulcanología a nivel mundial, y el hecho de que la inmensa mayoría de la gente careciera de la más elemental información sobre el particular, motivó que en los primeros momentos cundiera el pánico entre quienes, al salir de su casa, se vieron envueltos en una espesa nube cuyos componentes resultaba difícil determinar habida cuenta que aparentaba ser una extraña mezcla de humo, ceniza y tierra que emergía del interior de los edificios y convertía en algo dantesco circular por las calles de la localidad.
Personalmente y haciendo con ello honor a la verdad, debo confesar que sentí una desagradable impresión, no exenta del normal y respetuoso temor que suelen causar los fenómenos desconocidos, cuando al dirigirme a mi lugar de trabajo, casi anulado el sentido de la orientación a causa de la impenetrable oscuridad reinante, me hallé perdido en las calles por las que tantas veces había transitado a lo largo de treinta años; calles que, como es lógico, conozco como la palma de mi mano y por las que en circunstancias normales podría caminar con los ojos cerrados. Los interminables diez minutos que empleé para recorrer en coche las escasas nueve cuadras que separan mi casa de la Cooperativa Ganadera, lugar donde trabajaba, fueron una verdadera pesadilla. La falta de visibilidad impedía saber si el coche rodaba por la calzada, única forma de no llevarme por delante los vehículos estacionados o chocar con alguno de los pocos que circulaban en dirección opuesta y cuyas luces apenas se distinguían en la oscuridad.
Gracias a Dios, Ser Supremo cuya protección solemos invocar en los momentos difíciles, pero del Cual nos olvidamos con demasiada frecuencia poniendo con ello de manifiesto la desconsideración e ingratitud que yace en el alma de cada ser humano, pude arribar a mi lugar de trabajo sin mayores inconvenientes, pero seriamente preocupado por las consecuencias que a posteriori y en todos los órdenes podía acarrear el extraño fenómeno.
Al descender del coche, una vez aparcado en el lugar de costumbre, me encontré con Alicia Jenkins, una compañera de trabajo que había hecho el camino a pié y llegó con las ropas y el cabello completamente blancos además de un susto que no le cabía en el cuerpo cuando me preguntó: Rufino ¿ qué es esto?; una pregunta que yo me había formulado varias veces y para la cual no encontraba una respuesta satisfactoria. Tenía, eso sí, un vago presentimiento sobre el origen de la persistente y molesta lluvia de ceniza que desde hora temprana se abatía sobre Puerto Deseado; presentimiento que pude corroborar cuando ingresé a la Cooperativa y dos compañeros, Lidia Heras y Genaro Fueyo, ambos preocupados por las características del fenómeno y ocupados en limpiar la gran cantidad de ceniza depositada en el salón de ventas, me informaron que había entrado en erupción, en territorio chileno, el volcán Hudson, nombre hasta ese momento desconocido para nosotros, pero del que difícilmente podamos olvidarnos en el futuro toda vez que su atípico comportamiento alteró seriamente el ritmo de vida de quienes habitamos la extensa zona afectada, y sumió prácticamente en la ruina a muchas familias que dependían de lo que históricamente produce el campo en este lejano confín del mundo: el ganado ovino.
Con la urgencia que el caso requería, y atenta a velar por la seguridad de la población, la Junta Local de Defensa Civil encabezada por su titular, el señor intendente municipal, don Luis Ángel Diez, se abocó a recabar información de los organismos competentes y a trasladarla a la ciudadanía mediante comunicados emitidos puntualmente por L.R.I. 200, radio Puerto Deseado, a través de los cuales se daban a conocer una serie de medidas tendientes a preservar la salud y calidad de vida de la población. Cabe al respecto señalar que en algunos casos los comunicados emanaban directamente de Defensa Civil, aconsejada por la lógica y el sentido común, este último agudizado en la ocasión por las excepcionales características que revestía el fenómeno y las adversas condiciones en que, inevitablemente, habría de desarrollarse la vida de la comunidad en el futuro.
En mi modesta opinión, y sin pretender con ello que la misma sea mayoritariamente compartida, considero que la labor desarrollada por Defensa Civil y la emisora local L.R.I 200, fue óptima y estuvo en toda momento presidida por su loable afán de llevar tranquilidad a la población evitando por todos los medios contagiar a la misma con su lógica preocupación y estado de ánimo, y hasta minimizando, en no pocas ocasiones, la gravedad de la situación que se estaba viviendo, al solo efecto de atemperar el desasosiego en que estaba inmerso el vecindario. Tan humanitario comportamiento se fundamente en un cabal sentido de responsabilidad y lleva implícito un gran profesionalismo. En tal inteligencia, y con la libertad que me confiere el hecho de no haber integrado la Junta de Defensa Civil ni tener con L.R.I. 200 otra relación que la dictada por las más elementales reglas de cortesía y las buenas costumbres, considero un deber de justicia expresar a ambas y a cuantas personas brindaron a las mismas su generosa y altruista colaboración, mi sincero agradecimiento por su manifiesta responsabilidad y excelente manejo de la información.
Con muy buen criterio, la Junta Local de Defensa Civil aconsejó el cese total de actividades a fin de que la familia estuviera reunida en circunstancias tan excepcionales. Entre sus recomendaciones figuraba también la de no exponerse innecesariamente a los rigores del clima, y en casos de urgencia hacerlo provistos de los correspondientes barbijos y antiparras.
A fin de controlar el ingreso de ceniza a las viviendas , sus ocupantes se abocaron de inmediato a "sellar" puertas, ventanas y rendijas con cintes, trapos y otros elementos similares. Así y todo había momentos en los cuales, incomprensiblemente, la ceniza flotaba en las dependencias de tal forma que era menester limpiar, de tanto en tanto, los muebles y el suelo de las habitaciones. En consecuencia, el ambiente se tornaba irrespirable.
El día 13, la noche se prolongó por espacio de 90 minutos. La nube de ceniza era tan densa que la claridad del nuevo día fue incapaz de traspasarla hasta bien entrada la mañana. El resto del día, y el siguiente, la ceniza cayó con menos intensidad, pero tampoco el astro rey consiguió perforar las nubes que se cernían alocadamente sobre la ciudad.
El jueves, día 15, entre las 15 y 15,30, aproximadamente, la noche se enseñoreó de la ciudad a tal punto que se encendieron todas las lámparas del alumbrado público. Esos 30 minutos, sin lugar a dudas, fueron los más largos y llenos de incertidumbre en la vida de quienes debimos soportarlos.
El día 16 se mantuvo más o menos claro, pero en las últimas horas del sábado 17 y en la madrugada del domingo 18 el viento corrió a 120 Km. por hora, circunstancia que contribuyó a que la ceniza ingresara en grandes cantidades a todos los ambientes y convirtiera esas horas en un verdadero calvario. Las últimas horas del domingo 18 y las 24 del 19 fueron relativamente calmas; circunstancia que dio un respiro a la gente y contribuyó a cambiar su estado de ánimo a tal punto que no parecía la misma de los días anteriores. El hecho estaba también relacionado con la esperanza de que lo peor ya hubiera pasado.
Mientras tanto comenzaron a llegar noticias suministradas por los radioaficionados y algunos estancieros que arribaban del campo, informando lo que había sido la vida en las zonas más afectadas por el fenómeno y de los estragos que el mismo había causado en la mayor parte de las estancias. Las mismas daban cuenta también de la gran cantidad de vehículos que habían quedado en las rutas de la zona; algunos de ellos fundidos a causa del intenso pulido que la ceniza sometía a las partes vitales del motor y otros impedidos de seguir transitando debido a la escasa visibilidad reinante.
Quien esto escribe conversó largamente con dueños de estancias, encargados y peones que debieron permanecer encerrados sus casas por espacio de una semana, viéndose por lo tanto imposibilitados de realizar las más acuciantes tareas sin correr el riesgo de extraviarse apenas perdían contacto con las paredes de los edificios. Casos hubo en que llegar a un molino o a las caballerizas, distantes 40 metros de la casa, resultaba poco menos que imposible.
Solamente quienes por imperio de las circunstancias vivieron momentos tan desagradables y sufrieron en carne propia las consecuencias del fenómeno, pueden con justicia aquilatar la gravedad de la situación y dar testimonio de la impotencia y desesperación que se siente en casos como el que nos ocupa, cuando las fuerzas incontrolables de la Naturaleza niegan toda posibilidad de atemperar su furia desenfrenada.
Hasta el viernes 6 de septiembre, de 1991 los días se sucedieron alternando momentos de relativa calma y luminosidad con otros en los cuales densas nubes de ceniza revoloteaban alocadamente sobre la ciudad. Al promediar la mañana del día de la fecha la ceniza comenzó a enseñorearse nuevamente del cielo patagónico y a las 11,30 horas se hizo totalmente de noche por espacio de 12 o 15 minutos. Esta segunda experiencia ya no causó tanta preocupación en la gente como la primera. A continuación y por un lapso de aproximadamente tres horas el cielo se despejó totalmente. A las 15 horas, y sin que aparentemente existiera motivo alguno que lo justificara toda vez que no soplaba la más leve brisa, nuevamente la ceniza penetró en todos los ambientes de las viviendas con inusitada violencia.
Hasta el primero de junio de 1992, fecha en la que tomé los últimos apuntes relacionados con el tema que estoy reflejando, podría dejar constancia del número de días y horas de cada uno de ellos en los cuales debimos convivir con la ceniza, pero me abstengo de hacerlo por considerar que resultaría monótono y reiterativo. Consecuentemente, lo resumiré diciendo que fueron muchos los días en que la ceniza se hacía presente; a veces después de haber llovido con intensidad durante horas, y hasta en forma de barro cuando esto sucedía. Si bien con menor intensidad dado que al reparo de las matas solo quedaba la ceniza más gruesa, a partir de esta última fecha su aparición fue más espaciada, pero siguió flotando en el ambiente cada vez que el viento salía de ronda por los pueblos y campos patagónicos; algo que, probablemente, seguirá ocurriendo por mucho tiempo en los momentos en que viaje a bordo de sus invisibles y poderosas alas.

Rufino Sienes de Diego

Historias de la Patagonia

"LA EXPLOTADORA"

Testimonio de Alberto Bourguet






En la década del 50 me encontraba radicado en Río Gallegos y solía concurrir regularmente a la estancia “Verdadera Argentina”, propiedad de mi suegro Juan Emilio Riquez (“don juan”). La misma se ubica al sur del Lago Argentino y es limítrofe con Chile, en la zona del arroyo Zanja Honda.

Ésta fue poblada en 1925, ocupándola por ser lotes fiscales que utilizaba sin autorización ni derechos, la “Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego” (conocida en la zona como “La Explotadora”) a través de su establecimiento “Fuentes del Coyle”. Para llegar hasta la estancia “Verdadera Argentina”, debíamos recorrer los últimos 100 kms. por campos de “La Explotadora”. Recuerdo que atravesábamos hermosos campos, con abundante pasto y en primavera veíamos gran cantidad de corderos, producto de “pariciones” de más del 100%. ¡Claro! disponían de alrededor de 130.000 hectáreas, lo que permitía la rotación de los campos evitando sobrecargas y uso degradante.

Con mi cuñado, Eusebio F. Riquez que se encontraba en el campo, sosteníamos largas conversaciones en las que él me comentaba diversos aspectos de la zona, producto de su larga experiencia. Recorriendo el campo a caballo, caminando para ver riegos o simplemente sentados en la cumbre de algún cerrito, siempre surgía algún comentario o anécdota. “La Explotadora” era un comentario obligado por el origen de “Verdadera Argentina”, ya que este nombre se fundaba en el hecho de ser pobladores argentinos en medio de terrenos de esa sociedad de capitales chilenos y británicos, obtenidos por la concesión Grünbein y por la actuación de “palos blancos”. Un día de charla, se puso a sacar cuentas de la cantidad de animales que tenía “La Explotadora” en Argentina y Chile, tanto en la parte continental como en Tierra del Fuego; así, sumando estancia más estancia, llegó a la cantidad de 2.100.000 animales de esquila!

Ser administrador de una estancia de “La Explotadora” era un sueño para los pequeños propietarios. A más del reconocimiento social que disfrutaba y del reconocimiento del poder de la empresa que representaba, era un individuo que gozaba de una posición de privilegio en razón de la organización del establecimiento y la cantidad de personal que disponía, realmente, era casi un potentado. Lógicamente, había llegado a tal cargo luego de haber realizado una carrera dentro de “La Explotadora”, donde se habia iniciado como cadete.

“Fuentes del Coyle” contaba con servicio de telefonía entre sus secciones y puestos con el casco, manteniendo un enlace permanente entre ellos. también estaba enlazada con establecimientos de la firma, en Chile.

Hubo épocas, en especial hasta mediados de los años 20 del siglo pasado, en que no reconocían los límites nacionales, ya que tenían establecimientos propios a uno y otro lado de la frontera. “Fuentes del Coyle limitaba con “Cerro Castillo” y con “Cerro Guido”. entonces, de acuerdo a los precios de los productos primarios (lana – cuero – carne) se derivaban los mismos hacia uno y otro país. Cabe recordar, que el frigorífico “Puerto Bories” en Natales, fue instalado con este propósito. Otro ejemplo: la ropa para limpiar de la primera de las estancias citadas, se llevaba a lavar a Cº. Castillo. El tránsito entre los establecimientos era permanente, como si no existiera límite. Esto nos habla del poder que tenían. Los abusos cometidos llevaron al dictado de leyes que prohibieron este comercio, estableciéndose aduanas y controles fronterizos.

En los años 60, el presidente Frei expropia los campos de “La Explotadora” en Chile, que entran en inmediata decadencia. En 1971, el gobierno del Gral. Lanusse expropia los establecimientos en Argentina, adjudicando lotes a colonos seleccionados. Así se establecen argentinos en toda la zona fronteriza. Si bien considero que no se alcanzó el principal propósito de la colonización, que era el de conformar un núcleo poblacional en la zona, debido a la falta de control, por carencia de un plan director y por desavenencias entre los adjudicatarios, representó un avance en la tenencia de la tierra pública a manos de los nativos del país. No conozco otro caso de colonización por expropiación, en la provincia de Santa Cruz y tal vez en la patagonia en los últimos 80 años.

fuente: Patagoniadatabase

Aquellos médicos

Apuntes de la vida deseadense
MÉDICOS QUE HICIERON HISTORIA


Dr. Hugo REIMAN: Es el primer médico del que existen registros y se instala en el pueblo de Deseado a partir del año 1909; no constan antecedentes de otros profesionales. Anteriormente ante eventualidades, habiendo buques en puerto, se acudía al facultativo de a bordo.

Dr. Owen Oliver KELLY: Primer médico que asiste a los socios de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, llega a Deseado en el año 1916. A pesar de que sus facturas son elevadas y la Comisión Directiva no está muy de acuerdo, (recién se inician y no tienen fondos suficientes) realizan un contrato con el Dr. cual caduca el 1º de Diciembre del mismo año.-

Dr. Tancredo MAZZUCHELLI: De nacionalidad italiana, hijo de Enrique y de Rosa Martiuralo, estaba casado con una compatriota llamada Eugenia Niccoli. Desde 1903 fue el médico de las “Grandes Salinas de Cabo Blanco”. En el año 1909 continuaba domiciliado en su estancia, en la zona de Cabo Blanco. A partir de febrero de 1910 firma y certifica defunciones como “médico del ferrocarril”; en 1911 junto al italiano Alberto Gandolfi tienen en sociedad “Cerro Moro” establecimiento en la zona del Río Deseado. Desde el año 1913 hasta 1914 continúa haciéndolo acompañando su rúbrica con un sello fechador rectangular del M.O.P. En 1920 forma parte de la Comisión pro-municipalidad, (conformada en su totalidad por residentes extranjeros).Hombre muy culto, médico graduado y que nunca revalidó su título, en diversas oportunidades oficiaba de partero.
Llegamos al mes de agosto del año 1925; Mazzucchelli sumamente ofendido y como Presidente de la “Cooperativa Ltda. de Transportes Deseado”, saca una solicitada en “El Orden” a raíz de una publicación del Director de el periódico “El Sur”, en la que lo trata de cronista parcial y calumnioso. Dn. Tancredo pronuncia un discurso evocando la incomparable figura de Don Bosco, fundador de la Orden de los Salesianos el día 29, con motivo de las Fiestas Patronales (el pueblo amaneció todo embanderado, y a la tarde el comercio cerró sus puertas). El incansable organizador de estas fiestas era el recordado presbítero Dn. Félix Stevenne. Qué tiempos aquellos… con qué fervor y entusiasmo se organizaban los eventos festivos, sea para conmemorar fiestas patrias o aniversarios de las colectividades. Debemos recordar que el pueblo en ese entonces –según el censo del mes de Abril de 1920-, contaba aproximadamente con 1.570 habitantes de los cuales 1.490 eran residentes extranjeros y solamente 80 eran argentinos.
En el mes de octubre de 1925 la gobernación designa nuevos miembros para la Comisión de Fomento de Deseado. Según la nueva reglamentación, las atribuciones que le correspondieron a Dn. Tancredo fueron el cobro de las tasas por remuneración de servicio, cuestiones agrícolas/ganaderas etc. El mismo año integra la Comisión Directiva del Círculo Italiano “La Gioconda” en carácter de Presidente.
En septiembre del año 1926 preside la Comisión de Fomento, en reemplazo del Ing. José Zelada que presentó su renuncia. Hombre activo que mucho tuvo que ver con los inicios de la primera biblioteca pública de Puerto Deseado, quien fue ganando fama por su ética incorruptible, en beneficio de los intereses del pueblo. Lamentablemente se alejó de la localidad debido a una constante persecución que sufriera por el gobierno que culminó su mandato abruptamente en el año 1955, despojándolo de su establecimiento ganadero, denominado “Cerro Moro”. Varias de las obras bibliográficas donadas por don Tancredo a la biblioteca aún hoy se conservan como vestigios del pasado. Es de destacar la labor que desarrolló en todo momento en fomento de esta zona, cumpliendo diversas funciones en atención a la comunidad. A este ciudadano con notables dotes humanitarias, son muy pocas las personas que aún hoy lo recuerdan. Creo sin temor a equivocarme que jamás fue declarado ciudadano ilustre.

Dr. Carlos ESCHOYEZ: El primer farmacéutico del pueblo, se instala en Pto. Deseado en el año 1914; hijo de Carlos y Dña. María Neuvenhaysen (ambos de nacionalidad suiza). Casado con Dña. Juana Martino, al poco tiempo de fijar su residencia en Deseado, nace Marcial Marcos. Mas allá de su desempeño profesional, en el mes de Agosto de 1922 preside la Comisión de Fomento, ocupando este cargo hasta el año 1924. En 1923 informa a la gobernación del homenaje que se rendirá en la localidad al Dr. Estanislao S. Zeballos (fallecido ese año, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores, miembro del Tribunal Permanente de La Haya, Presidente de la Cámara de Diputados período 1912-1916); el homenaje se efectuó frente al edificio de la estación del ferrocarril local.
El domingo 27 de julio de 1924 recibe el premio categoría “A” en el concurso de tiro organizado por la institución, denominado “Blanco Gobernador Vidal” por acertar 170 puntos, y en agosto del mismo año en el concurso efectuado por el Tiro Federal, y en la misma categoría con 190 puntos recibe el 5º premio consistente en una medalla de cobre. En setiembre de 1924 forma parte de la Comisión de festejos para las fiestas del día de la raza, en calidad de vocal.
Dr. Raúl PIETRANERA: hijo de Tancredo y de Carolina Ravira, además de cumplir funciones como médico clínico, fue el presidente del famoso “Círculo Argentino”. Casado con Dña. Rosa María Pietranera, nacen en Deseado sus hijos: Carlota (1916) Raúl (1917), Beatriz (1920) y Rosa María (1921). En 1917 denuncia a Carlos Eschoyez por ejercicio ilegal de la medicina. En el año 1919 fue delegado escolar en Pto. Deseado, permanece con su flía en Deseado hasta el año 1926 Residía en la espléndida casa de piedra situada en la calle Ameghino al 1275 posesión del Sr. Milos (hoy propiedad de la Dra. Bibiana Zubimendi)

Dr. Ernesto ITURRIAGA: Ex interno de los hospitales Español y Duran de Bs. Aires, llega a Deseado en el año 1932 procedente de Colonia Las Heras donde ejerció por espacio de 3 años aproximadamente. El 1º de Mayo de 1933 preside el primer Consejo Municipal de Deseado, siendo sus miembros la mayoría del partido socialista (anteriormente el pueblo era regido por Comisiones de Fomento). Además de ejercer su función como médico fue quien batalló sin descanso cumpliendo una noble y desinteresada labor para que la población de Deseado tuviera un hospital municipal.
Atendía también a los socios de la Sociedad Española de S.M. El 27 de diciembre de 1934 el médico social solicita un permiso por dos meses más; los miembros de la C.D. de la Sociedad dejan en suspenso su decisión hasta tanto no conteste el

Dr. Segundo A. GAUNA. La nota que envía la Sociedad Española dice textualmente: “Dr. Segundo A. Gauna-Localidad.- Muy Sr. nuestro: En contestación a su atta. carta de fecha 21 de diciembre ppdo, comunicamos a Ud; que efectivamente le asiste el derecho a observar el art. 3º del contrato que tiene celebrado con esta Sociedad. El hecho de que se haya nombrado substituto al Dr. Iturriaga, obedeció a que esta C.D. tenía en esos momentos presente los contratos anteriores que admitían la substitución, pero vemos también que Ud; incurrió en el mismo error, desde el momento que tácitamente consintió el nombramiento del substituto, al compartir con otro médico los honorarios durante varios meses a partir del viaje del Dr. Iturriaga, y sin haber hecho reclamación. En vista que dicho contrato vence el 31 de marzo del año en curso, le agradecemos constestarnos si está conforme en compartir la asistencia a nuestros asociados, conjuntamente con el Dr. Raúl Fernández, hasta la expiración del contrato, salvo el caso que antes llegue el Dr. Iturriaga. Saludámosle con nuestra consideración y aprecio”. En 1934 su presencia se hace indispensable en Bs. Aires y pese a que el pueblo lo elige nuevamente concejal y sus ediles Presidente del Honorable Consejo Municipal, viendo que es imposible su regreso renuncia al cargo ese mismo año.

Dr. Leopoldo REINECKE: A los primeros días del mes de enero de 1921, cursa una carta a la Sociedad Española a bordo del transporte nacional “Río Negro” comunicando que como dicho buque no tiene médico, se ve obligado a continuar viaje hasta Santa Cruz; al regreso del mismo, desembarcará en esta para establecerse definitivamente. El 21 de enero envía un telegrama a la Sociedad, informando que embarcó en el mismo vapor con destino a esta localidad. La C.D. de la sociedad nombra una delegación compuesta por los Sres. Santos Estella, José Fernández Fueyo y Pablo Romanos, para la recepción a su llegada a la localidad del Dr. Reinecke. Llega a Deseado a fines de enero de 1921 sin su familia, y se instala en el “Hotel Argentino”. Inmediatamente la C.D. le comunica al Dr. Ambrosio Barni que se hace cargo de la atención de los pacientes el profesional recién llegado, agradeciendo los servicios prestados. Reside en la localidad hasta el año 1926. En el año 1925 integra la comisión de vecinos que se congregó para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Una figura dignamente recordada por gente del lugar, quien a su ciencia médica añadía su espíritu altruista y humanitario hacia sus pacientes. Médico de la Soc. Española de S. Mutuos de Deseado hasta el mes de marzo de 1927, cuando comunica haber resuelto permanecer radicado en la ciudad de La Plata. Descendiente de familia alemana, en el árbol genealógico, y en la crónica familiar cada rama se distingue por un color, la correspondiente a los Reinecke es de color anaranjada. Cada cinco años descendientes de distintas ramas de la familia, alquilan y se reúnen en un hotel en Alemania.

Dr. Segundo Albano GAUNA: El doctor Gauna nació en la localidad de Goya, provincia de Corrientes, alrededor de 1890; cursó sus estudios secundarios en Concepción del Uruguay y a su término ingresó en la Facultad de Medicina de Bs. Aires. Hijo de Dn. Segundo y Dña. Salomé González, llega a Pto. Deseado a mediados del año 1923, y encuentra el ambiente propicio para desarrollar sus actividades profesionales y cívico-culturales, pudiendo promulgar sus ideas progresistas; ex interno de los hospitales Durand y Niños. En el año 1924 nace en Deseado Guillermo Segundo, hijo del Dr. Gauna y de su esposa Margarita Ruiz Rodríguez.
En la velada patriótica del 9 de julio de 1924, el acto más brillante lo constituyó la celebración en horas de la noche, efectuada en el amplio salón teatro de la Sociedad Española, luego de oír las vibrantes notas del himno nacional; inmediatamente el Dr. Segundo A. Gauna, Presidente de la Comisión de Festejos, dio apertura al acto con elocuente discurso inspirado en el más acendrado patriotismo. Fue médico de la Sociedad Española a partir del año 1927; al hacer uso de licencia informa a la S. Española que deja momentáneamente a cargo de la asistencia de los asociados al Dr. Juan E. Vilaseca, su gran amigo. El Dr. Gauna también fue parte de la Comisión popular que organizaría los festejos del día de la raza, esta vez en calidad de vocal.
En el año 1925 atendía a sus pacientes en la casa del Sr. Ribaya. En 1925 integra la comisión de vecinos electa para formar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. En 1926 atendía a sus pacientes en la casa “La Juanita” ubicada en Gob. Gregores 966 casi esquina c/ Alte. Brown. En 1930 en el local de la Comisión de Fomento atendía consultorio médico gratuito. En 1932 fue miembro del Consejo Escolar local de la Escuela Nacional Mixta de Puerto Deseado, Cumplió funciones como médico escolar en la Escuela Nº 5. Fue quien impulsó la creación del Tiro Federal. Independientemente de su labor profesional, este destacado médico de nuestra comunidad fue el creador y Director de la Escuela de Samaritanas de la Cruz Roja Argentina en Puerto Deseado, también fue Director del viejo hospital ferroviario (se encontraba situado donde hoy está el camping municipal). A partir del año 1939 es nombrado Director del Hospital local. En la misiva que me dirige el 1º de junio de 1999, Guillermo -el hijo del Dr. Gauna- se manifiesta muy emocionado al saber y recordar que su padre, en los veinticinco años de médico en la localidad, dejara una huella imborrable para quienes lo recuerdan.
En el año 1998 presentamos ante el Jefe comunal un pedido formal acompañado de una extensa biografía, para que una calle del pueblo llevara el nombre de Dr. Segundo A. Gauna; fue derivada con un pase al Archivo Municipal. Insistimos en varias oportunidades a pedido de familiares y amigos que residen en Buenos Aires y estamos seguros de que, cuando se concrete, será un homenaje muy justo.

Dr. Juan E. VILASECA: médico cirujano del ferrocarril, descendiente de italianos, ex interno del hospital Durand de Bs. Aires y de las clínicas de los Drs. Castex y Palma, especializado en vías urinarias, atendía en el chalet del ferrocarril frente a la estación. En 1923 reemplaza al Dr. Leopoldo Reinecke como médico municipal, toda vez que el Dr. Carlos Eschoyez siendo el Presidente de la Comisión de Fomento deja cesante al Dr. Reinecke. En la celebración del 9 de julio del año 1924, se procedió a la colocación de la piedra fundamental del monumento al Gral. San Martín en la plaza Centenario; la procesión cívica partió desde la Comisión de Fomento hacia la plaza donde hizo uso de la palabra entre otros, el Dr. Juan E. Vilaseca, con brillantes conceptos vertidos en sus patrióticas oraciones. Corría el mes de enero del año 1925 cuando el Dr. Vilaseca, por solicitud del Comisario local, a fin de efectuar informe médico legal, se traslada urgente a Jaramillo. A los pocos meses, en julio (riguroso invierno) en cumplimiento de sus deberes profesionales debe trasladarse nuevamente a Jaramillo. Al regresar desde aquel punto y debido al estado de deslizamiento en que las fuertes heladas habían puesto los caminos, a la altura del km. 112 de la vía férrea, al doblar la curva volcó el automóvil en que viajaba, sufriendo una astilladura del antebrazo izquierdo; su asistente solamente una contusión. Ello no fue impedimento para que regresaran de a pie a Jaramillo, donde fueron ayudados por el oficial de policía y otras personas para levantar el vehículo, con el que llegó sin novedad al amanecer. En el mismo año integra la comisión de vecinos que se organizó para que el pueblo tenga un Cuerpo de Bomberos Voluntarios.
En el año 1927 Vilaseca efectúa una importante donación de libros a la biblioteca local. El 20 de octubre del mismo año el Dr. Juan Vilaseca, médico comunal, presentó el proyecto de “reglamentación para sepelios y cementerio” toda vez que en desde el año 1924 se había acordado la ampliación del mismo. En febrero del año 1926 con motivo de la llegada del Gobernador del Territorio Dr. Germán Vidal y el Ministro, en su carácter de Delegado Escolar en el banquete ofrecido en el Hotel Apolo, se dirigió a las autoridades muy elocuentemente. En el año 1930 se aleja definitivamente de la localidad. En el mes de mayo de 1933 la presidencia da lectura al proyecto del ex médico comunal, Dr. Vilaseca, cuyas bases principales rigen en la Capital Federal, encontrándose muy interesantes y dignos de detenido estudio.

Dr. Carlos Raúl FERNANDEZ: En el año 1934 se radica en Puerto Deseado. Médico clínico, junto al Dr. Iturriaga, Dr. Clío, Dr. Juarez Laborde, y la partera Masón, inauguran el Hospital Municipal. Hijo de Rómulo Fernández (escribano local) y de Amelia Blanvalet, estaba casado con Julia Laura Piñero. Tenía el consultorio en la calle 12 de Octubre. En el año 1939 es designado intendente. El 1º de mayo de 1943 se lo designa nuevamente. Del mismo modo es designado en el año 1955. Fue médico de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. En Deseado nacen sus hijas: Julia Laura, Amelia Rosa y María Elena, el hermano mayor Carlos es el único hijo varón. Como médico, supo brindarse plenamente a sus pacientes, pero también fue un hombre preocupado por el desarrollo y la educación de su pueblo. En las últimas horas del día 28 de diciembre del año 1963 ocurre un lamentable episodio el que tiene como trágico desenlace la desaparición del respetado Dr. Fernández en aguas de la Ría Deseado, al naufragar una pequeña embarcación que lo conducía junto a otras cinco personas, no logrando éste arribar a tierra. Fueron ellos quienes atestiguaron como lograron salvar sus vidas y quienes narraron el momento en que vieron desaparecer de la superficie del agua a la víctima, que no parecía hallarse conciente. El Dr. Fernández tenía 52 años de edad.

por Roberto Luis Rodríguez
fuente: Archivo Histórico Municipal - Archivo Histórico Registro Civil - Archivo Histórico Pcia. de Sta. Cruz
documentación obrante en el archivo privado del autor.

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