domingo, 11 de marzo de 2012

Personajes de Puerto Deseado: José Fernández Fueyo

SEMBLANZA DE UN EMPRENDEDOR
Recuerdo a José Fernández Fueyo como un severo padre de familia bien constituida, a la que mantuvo unida bajo su techo, casando sus hijas con ejemplares y muy beneméritos españoles del calibre de don Florentino Perez, que por su corte hasta podemos imaginar no el yerno de Fueyo, sino su propio hijo, por sus condiciones de hombre de bien, comunitario y generoso, y ambos bajo esta premisa ayudando a su muy querida España, en  los duros años del hambre en forma organizada y con el apoyo de sus compatriotas.
En la Comuna, participa con los socialistas en su organización inicial y en la concreción del sistema pluvial por alcantarillado en piedra de Puerto Deseado, que se mantiene hasta el presente y cuya eficiencia puede comprobarse  en días de lluvias, observando la boca instalada sobre la vereda, sobre la calle Ameghino, que muy pocos conocemos y asociamos a lo hecho con seriedad e inteligencia.
Sobre Fernández Fueyo, en lo personal, por la época y la inteligencia destaco la elaboración de la "Sidra La Mi Pomarada". Era admirable ver la organización que tenia en el sótano, yo diria construido especialmente para elaborar sidra y sus elementos, algunos de ellos donados por su nieto José Antonio "Lucho" Pérez al Museo Municipal Mario Brozoski.
Otro de los servicios que prestó a Puerto Deseado y sus alrededores, y a los viajeros que llegaban de tierras lejanas, fue el Hotel Fueyo,  atendido personalmente por el matrimonio, con mucho orden y limpieza, y la cara muy sería de don Fueyo, que de niño me impresionaba. Allí existia una cancha de bolos, que reunía al nécleo de asturianos amantes de este deporte típicamente "astur".
Fueyo es la austera figura del inmigrante español, que dejá su impronta para los tiempos.

Pedro Urbano

PERSONAJES DE PUERTO DESEADO: CARLOS ALONSO

Un antiguo poblador de Puerto Deseado

Entrevista por: Mario dos Santos Lopes (1980)

A don Carlos Alonso lo conocí en Deseado en 1980, cuando él tenia ochenta y dos años.
Me ganaba por sesenta. Pero además me ganaba porque conoció los tiempos que nosotros ahora tenemos que investigar en los libros de historia, y porque a su edad, cuando mucha gente dice "ya no", él subió a un micro, recorrió 2.300 kilómetros y volvió a su pueblo natal para asistir a los festejos del 70º aniversario de su escuela, la número 5, aquella que era, según nos recordaba, tan pequeña en su niñez, aquella que lo contó como uno de sus primeros alumnos. Y llegó, además, con una valija cargada de libros. Y ahora uno se siente orgulloso de haber caminado por la avenida San Martín hasta Almirante Zar, y de haber entrado con don Alonso en la Biblioteca "Florentino Ameghino" para dejar esa donación. Y conserva, como se guardan las reliquias, la nota publicada por la revista "Cono Sur''' donde Carlos Alonso nos contaba cosas del pasado que reviviremos junto a los lectores.

             “…Cuando yo era chico, nos cuenta, la vida era buena en Deseado. Buena para nosotros que vivíamos como si no pasara nada. Porque los padres tenían sus problemas, que no nos contaban, junto con la lucha y el trabajo”.

¿Qué puede contarnos de su padre?

 "Llegó aquí en 1896 donde fue comisario y juez de paz, inscribiendo mi nacimiento cuando cumplía esa función. Entonces teníamos casa en las proximidades de una roca, llamada Alonso. Esa roca que entraba al mar fue cortada cuando hicieron el muelle. Pero quedó la baliza que lleva ese nombre”.

Aquella mañana de sol, en la casa de Mario Espíndola, seguimos conversando con Carlos A. Alonso. Así los sigue reflejando el artículo que hoy rescatamos:

"En 1910 llegó aquí Roque Sáenz Peña que acompañado de Ramos Mejía, su Ministro de Obras Públicas, fue recibido por toda la población cuando desembarcó. Claro que antes ya había estado Roca, cunado se instaló la línea del telégrafo. A propósito, le diré que hasta entonces en Deseado se arreglaban con palomas mensajeras. Ellas hacían de correo, pero fueron exterminadas por las águilas”.

¿Recuerda al Padre José María Beauvoir?
“Sí! Cómo no me voy a acordar si él me cristianó y me casó. También recuerdo cuando lo apresaron los indios y logró escaparse. Era muy bueno y trabajador… Naufragó con el vapor Magallanes aquí frente a la costa. Estaba también el gobernador Lista con su esposa que lloraba por un piano que traía. El barco venía con 170 pasajeros y 40 mulas. Muchos se ahogaron al tratar de rescatar las alhajas que estaban dentro. La Piedra del Diablo, que provocó el naufragio, se llamaba desde entonces como aquel barco”.

Con respecto a ese Puerto Deseado tan amado agregó:
“Me encuentro como en otro mundo. Lo he recorrido al pueblo de noche y de día. Todo ha cambiado tanto!. No veo miseria, y que sí hay trabajo. Tiene grandes posibilidades de progresar!
Puedo decir que no todo tiempo pasado fue mejor, si uno se acuerda de aquellos padres que no transmitían sus preocupaciones a los chicos que, como dije, vivíamos como si no pasara nada”.

Testimonios de un tiempo definitivamente pasado. Ojala todos, como don Alonso, podamos decir, cerca del final del camino lo que él nos contaba: “No puedo quejarme, he vivido una vida linda”.

Fuente: Semanario El Orden, 17-02-1983.
Elaboración y colaboración para El Orden: Archivo Histórico Municipal.

Recuerdos: Kapeluz... un apellido ilustre

Antiguas familias de Puerto Deseado


Homenaje a la familia Kapeluz Kostiuk


Emigrantes rusos (Ucrania); mi abuelo, Pablo Kapeluz, vino a la Argentina en el año 1910, porque en Buenos Aires vivía un hermano mayor que emigró en el año 1891, Adolfo Kapelusz, el fundador de la editorial del mismo nombre, pero cuando mi abuelo llegó a Buenos Aires no lo encontró. La embajada lo destinó a la Patagonia y llegó a Caleta Olivia.
En esos años en Ucrania comenzaba la revolución contra los zares y se preparaban para la primera guerra mundial. Muchos extranjeros venían a América en busca de paz y prosperidad, pero se encontraban con una Patagonia despoblada e inhóspita.
La vida fue muy dura para ellos. En esos años venían los hombres primero y luego traían a sus esposas e hijos.
Mis abuelos, en Ucrania, vivían en Zitomir; allí se casaron y tuvieron una hija, Irene. Mi abuela se llamaba Teodora Kostiuk; ella llegó a la Argentina en 1912 con su pequeña hija Irene, de cuatro años. Llegaron a Caleta Olivia, donde sólo había un galpón en la playa. Tuvieron que refugiarse en ese lugar; el abuelo les había dejado comida. Debieron esperar hasta que él pasara a buscarlas en un carro. Ellas no podían hablar con nadie porque solamente hablaban en ruso.
Mi abuelo tenía un pequeño campito, "El Bajo Ruso". Todavía (2011) están los restos del ranchito donde ellos vivían.
Unos años más tarde se trasladaron a Koluel Kaike. El comenzó a trabajar en el ferrocarril; era carpintero ebanista y mi abuela costurera. Ella confeccionaba la ropa para toda la familia.
Allí nacieron sus tres hijos: Gregorio, Paulino y Alejandro.
En 1919 vino de Rusia un hermano mayor que se llamaba Alejandro Kapeluj; tenía veintiséis años. Hacía once meses que estaba en la Patagonia, trabajaba como peón de campo en una estancia y cuando traía un arreo de ovejas, se adhirió a la huelga, lo apresaron, lo castigaron, le hicieron cavar una fosa y luego lo fusilaron. Lo llamaban "el ruso manchado".
Después de tantas penurias y tristezas se trasladaron a Puerto Deseado; vivían en las casas del Ferrocarril. Más tarde compraron un terreno en la calle Brown 1041.
Construyeron la casa de piedra y en el año 1922 nació mi tía Ana; en el año 1924, en septiembre, fallece mi abuela a los treinta y siete años. Todavía no habían terminado la casa.
Así transcurrieron los años de la Patagonia Trágica, como los llamó Osvaldo Bayer en sus libros.
Unos años más tarde su hija Irene se casó con un ruso llamado Nicolás Borchuk, se radicó en Las Heras y se llevó a sus dos hermanos más pequeños; allí los mandaron a la escuela primaria.
Cuando eran mayores se volvieron a Deseado, a casa del padre, ingresaron a trabajar en el Ferrocarril; después hicieron el servicio militar en Comodoro Rivadavia y mi papá Alejandro ingresó a trabajar en Prefectura. Era el año 1942. A los pocos meses falleció mi abuelo a la edad de 61 años.
En el año 1944 mi papá se casó con mi mamá Acracia Pando; tuvieron tres hijas Mirta, Norma e Isabel.
Mi tío Paulino trabajó en el Ferrocarril hasta el cierre y después atendía el bar que pertenece a la Estación. En la Estación puede verse a mi abuelo y a mi tío Paulino en varias fotos. Es muy recordado por los ferroviarios y muy amigo del Dr. Juan Carlos Rostagno.
Gregorio y Paulino fallecieron en Puerto Deseado. Mi papá e Irene fallecieron en Comodoro y mi tía Ana en Mendoza.
Como notarán en mis relatos, el apellido Kapelusz está escrito con diferentes letras en el comienzo y el final. Es que en las actas de nacimiento les cambiaban las letras. Como el abuelo no conocía muy bien el idioma, las personas del juzgado lo ponían como se pronunciaba.

Norma Noemí Capeluc

Nota: mi abuelo, cuando emigró de Ucrania, tuvo que salir del país vestido de mujer.

Manrique, Entraigas y Landriscina/ Así los conoció el maestro Andrés Randisi

El 10 de marzo cumplió setenta años el querido maestro Andrés Randisi, fundador del "Centro de Artes Creativas Don Bosco". Compartimos un texto del libro "Andrés Randisi, sembrador de esperanzas" 



MANRIQUE, ENTRAIGAS Y LANDRISCINA


A comienzos de la década del 70, en la visita del ministro de Bienestar Social de la Nación, Francisco Manrique, me llaman de la municipalidad para reunión con el ministro...las fuerzas vivas Entonces le digo al director y párroco.Aldo Cánepa para que asista, y vuelven a insistir que yo tambien era fuerza viva. Entonces decidí concurrir.
Eramos como 25 personas...directores de bancos, cámara de comercio, presidentes de clubes, puerto, prefectura, policía, hospital...etc...
El ministro dice que no tiene dinero pero quiere saber qué es lo que hace cada uno y que necesita. Cada uno habla... Yo digo que me ocupo de hacer cosas cuando el chico y el joven no está en la escuela...o sea en los tiempos libres...¿qué hace? ¿dónde está?...
Y también explico que en esos dias teníamos programado un curso para formar electricistas porque Deseado no tenía electricistas, y que necesitaba herramientas como para unos 30 alumnos
Manrique escuchó a todos y luego le dice a su secretaria...señalándome a mi..."vaya con ese señor y anote todo lo que él necesita" y continuó diciendo a todos los presentes: "sólo vamos a ayudar lo que hace ese señor porque se ocupa de los tiempos en que la juventud está sin hacer nada..."
Luego comenzaron las cargadas para mí...muy amistosas por cierto: ¿cómo hacés que siempre te ayudan?...ché..¿vos siempre la pegás?...
deseadorevista: jajajajajajajaj
-¿Cuál fue el apoyo concreto recibido?
-El P.Cánepa hizo un presupuesto con la secretária...y luego a la tarde nos llamaron y el ministro nos dice que le parecía mucho lo que habíamos pedido... que pusiéramos lo esencial
-¿Llegaron los elementos?
-A los 15 dias teníamos todas las herramientas para el curso donde estudiaron y practicaron unos 25 muchachos deseadenses
-¿Tuviste apoyo del municipio?
-Siempre, todas las autoridades me ayudaron, hasta de otras poblaciones, también gobernadores
y hasta el intendente Cacciatore de Buenos Aires.
-¿Cómo fue eso? ¿cómo los ayudó Cacciatore?
-Cuando fuimos a cantar a Buenos Aires con los chicos al teatro San Martín y otros,me brindó muchas atenciones para que nada falte...y todos los días quería saber como estábamos...
-¿Eso fue en el 79? fue el primer articulo que me publico EL ORDEN, se titulaba: "Y LA MUSICA SE HIZO"
-También fue buena la relación con el Fondo nacional de las Artes. Fui a pedir instrumentos musicales y la señora Directora, nacida en la provincia de Misiones; cuando comencé a hablar, me dice: "no diga más...yo soy provinciana y sé como se trabaja en las provincias...y conseguí algunos instrumentos".
-Cuántas gestiones... en esa época, en que no habia tantas comunicaciones como ahora
-¿Vos eras radioaficionado?
-Sí, teníamos en cada casa salesiana de la Patagonia una radio y todos los dias a las 8 de la mañana nos comunicábamos para ver las necesidades de cada lugar...eran otros tiempos
-Sin celular ni internet
-Ahora ya no es necesario
-Y tambien fuiste corresponsal de LU4
-En ese momento era la radio mas potente de la Patagonia Central
-Aquí en Angola hice lo mismo...en plena guerra conseguimos -sin permiso estatal- instalar radios clandestinas en las misiones, y esconderlas cuando había ataques...Ahora ya tenemos parabólicas en cada misión y teléfono e internet
-¿Cómo llegaste al contacto con Carlos Omar, conductor del programa "Mañanas alegres"?
-Cuando el Sr. Emilio Ibañez viajó a Buenos Aires me dejó su lugar en LU4 y le pasaba dos veces por semana un casete grabado en forma intemporal a Carlos Omar. Después cuando fui a Roma me pidió algunos comentarios del viaje
-¿Qué tipo de noticias le pasabas?
-Noticias de la municipalidad, fiestas del pueblo, visitas importantes...nada de chimentos
-Vos siempre valoraste mucho la llegada a los medios, la difusion, la comunicación... 
El Padre Raúl Entraigas me lo enseño...él tenía en vivo todas las madrugadas a las 5 de la mañana por Mitre, "el Evangelio por sobre los tejados" y me dijo un dia: "no te imaginás como esos tres minutos llegan a los trabajadores que se están levantando, tomando mate, a los camioneros, a la gente del campo"...y me mostraba las cartas de agradecimiento...en la década del 50-60. El vivía en el colegio Don Bosco de calle Solís, barrio Congreso
-Cuántas cosas buenas se pueden hacer con los medios...cómo se puede educar
-Vemos lo contrario hoy en muchas partes
-Contame como conociste a Landriscina
-Ahí en Deseado fué mas de una vez...y nuestros chicos hacían de complementos. Una actuación tenía que salir rápido porque a medianoche actuaba en Caleta y me pidió que los chicos actuaran al final. Yo le dije que no porque la gente después de su actuación se iba a ir y los chicos quedarían decepcionados. El me dijo: "yo preparo al público y vas a ver como responden"
-¿Y cómo terminó el show?
-Y así fue...dijo: "ahora después de mí van a actuar vuestros chicos, entonces muchos se van a levantar e ir...nada...quien hace eso no sabe apreciar el trabajo de vuestra propia gente...todos se quedan y aplauden como si estuviera actuando Elvis Presley". Fué así...los chicos recibieron un aplauso emocionante
-¡Qué impresionante! estas son historias que no habían sido contadas
-Después en Buenos Aires, en la escuela agrícola de Ferré, en un retiro espiritual, yo había llevado a los chicos que cantaban folklore, cinco chicos...y me encuentro que estaba Landriscina, su esposa, su suegra y sus dos hijos...que eran adolescentes..así que pasamos unos dias muy lindos...y de noche, en el momento de las Buenas Noches de Don Bosco, el director le pedía a Landriscina que dijera alguna cosa, y él habló de Santa Cruz, de los chicos y los hizo cantar: me dijo: "ché ...que canten aquella cuequita que habla de Santa Cruz..."
-¿Cuál era la cueca?
-Está en aquél disco viejo. Martín Llanca la sabe. Nombra a todas las localidades de Santa Cruz
-¿Te acordás quiénes eran los cinco?
-Martin, Delgado, el chino Peralta, el negro Alvarez y Culeca Díaz.

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