domingo, 12 de febrero de 2017

MEMORIAS DE UN MEDICO DE PUEBLO/ El Aviso Sobral en Puerto Deseado

1982. En esta ocasión la amenaza no finalizó con los aprontes, sino que se concretó. El 2 de abril el país se despertó con la noticia de que el gobierno militar había resuelto ocupar las islas Malvinas. No corresponde a estas crónicas relatar los grandes episodios de ese conflicto, pero sí recordar una mínima participación que le cupo al hospital: el buque aviso Sobral era un pequeño barco de la Armada Argentina que navegaba por la zona de exclusión. Según se comentó en su momento, el Sobral fue sobrevolado por un helicóptero inglés que el buque atacó. Como respuesta las fuerzas enemigas enviaron un avión que bombardeó el barco, que se incendió y fue dejado como hundido. En el continente también lo dimos por perdido.

    Después de un par de días, en una tarde en que ya se había puesto el sol, me llamaron desde la Subprefectura local para informarme que habían recibido una señal, muy débil pero que no dejaba lugar a dudas,  que indicaba que el aviso Sobral permanecía a flote. La Subprefectura aprontó todo lo necesario para el rescate marítimo, debido a que el buque no podía orientarse en razón de haber quedado destruídos sus instrumentos de navegación. En lo que a nosotros se refiere, recibí instrucciones para que estuviéramos con todo lo necesario preparado para la asistencia de los tripulantes que pudieran llegar heridos. Convoqué al hospital a todo el personal necesario y que en ese momento no se encontraba de servicio y se efectuaron todos los preparativos necesarios para la asistencia.

    Por fin la nave llegó al puerto. La imagen de la destrucción era evidente. Aparte de las bajas, traía dos tripulantes con lesiones físicas. Nada podíamos hacer para aliviar las lesiones psíquicas. Las ambulancias estaban esperando en el muelle y los heridos fueron trasladados al hospital. Junto con el Dr. Capllonch los examinamos y comprobamos que uno de ellos tenía una fractura completa de antebrazo y el otro una esquirla incrustada en región glútea. La experiencia de Capllonch en traumatología hizo que él se ocupara de la fractura y a mi me correspondió la extracción de la esquirla, tarea por lo demás bastante sencilla. Se procedió a la internación de ellos hasta que la Armada resolvió sus traslados a Puerto Belgrano. Posteriormente pudimos enterarnos que su evolución fue favorable.

Dr. Raúl E. Cevasco

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