“El libro tiene que ver con relatos en documentos no muy conocidos, documentos privados del Ferrocarril. Eran partes confidenciales que enviaba el Ferrocarril a Buenos Aires para ir informando los acontecimientos de la huelga, y también un manuscrito de un señor que estaba trabajando en una estancia como esquilador y fue levantado por los huelguistas. Este hombre escribió los días previos, los combates y los días posteriores donde él salvó su vida”, explicó Santos.
Según detalló, “todos estos relatos llegan a mí por un encuentro común con un señor de Pico Truncado llamado Osvaldo Martinetti. Yo estaba haciendo unas fotos de los tanques para agua donde se abastecían las locomotoras en cada estación, y cuando vio la foto de la Estación Tehuelches me dijo: “acá hay un poste que debería ser declarado poste histórico, porque atrás de este poste estaba escondido el soldado Fischer cuando Facón Grande, en la casa de los camineros con un fusil, lo hiere gravemente, y por el fuerte viento que había esa tarde se le vuela la gorra que tenia”. Yo le pregunté cómo sabía todo eso, y el me dijo que su suegro estuvo ahí, y en honor a él escribió esto. El me regaló ese manuscrito, y tiene cosas muy interesantes, y me pareció interesante que no se pierdan”.
Santos destacó: “lo que yo escribo de Facón Grande es un relato que comienza desde el día que él se entera y empieza a participar de las huelgas hasta que termina fusilado en Jaramillo. Estos escritos son del último mes de huelga. No busco investigar la historia de la huelga en sí, porque eso nada mejor que Bayer para contarla y la investigación que él hizo, que fue fabulosa”.
Finalmente, el escritor agregó: “cuando este hombre me pasa este relato yo empiezo a investigar sobre Facón Grande en la Patagonia, entonces el punto de partida de Facón Grande fue trabajando en la salina de Cabo Blanco en 1906. Ahí me atrapó Cabo Blanco e hice el libro de Cabo Blanco, que fue el primer libro, pero seguí buscando información y fui armando estos otros relatos con muchas cosas de estas”.
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